Desquicie general

El equipo no tiene ya ni 'cara de Segunda', y eso es lo peor, porque no se puede jugar tan mal como el Málaga lo hizo ante un Oviedo que no creo esperara un adversario tan vulgar y tan malo (ojo, que no empleo equivocadamente la palabra, está buscada a propósito) que le regaló los tres puntos, porque el Málaga, el equipo local, no creó ni una (¡ni una, señores, ni una!) ocasión de peligro ante la meta asturiana, pero es que además apenas si trenzó una jugada digna del aplauso, y encima, tras encajar el gol, uno de sus jugadores, por su cuenta y riesgo, desquiciado como todos, pero en este caso más, decidió dejar al club que le paga, cuando estaba en situación agónica, en inferioridad numérica autoexpulsándose, que eso fue lo que se buscó Burgos que, además, contó con la inestimable colaboración del peor árbitro no de Segunda, sino posiblemente de todas las categorías del arbitraje patrio, el ínclito De la Fuente Ramos. Pero aún así, con un árbitro tan malo, el Málaga no puede buscar ninguna excusa.

Repito, no se puede hacer peor, no se puede estar más a merced de un rival que jugó a medio gas y que dispuso al menos de cinco claras ocasiones en las que el meta malaguista dio muestras de su gran categoría. Somos carne de Regional, porque el enfermo cada vez tiene peor cara. Nos hemos buscado la ruina, y hay que decirlo claramente. Buscamos un remedio y hemos creado un club sin alma, y eso se ha trasladado al equipo, también sin alma. Sólo nos queda la épica del milagro. Málaga no se merece este Málaga CF.