Otro contratiempo para Hicham: pequeña rotura muscular en el cuádriceps

Como apuntaba la semana pasada este periódico, el último domingo (día 19) se cumplió un año desde que Hicham sufrió una lesión muscular en la visita al Castellón. No era la primera de esta larga serie que ahora vuelve a prolongarse, porque el extremo ya pasó por esta situación la temporada anterior (justo antes del confinamiento), pero sí de una enorme relevancia puesto que los técnicos, el cuerpo médico y el propio futbolista confiaban en una temporada sin excesivos contratiempos.

Nada más producirse la lesión en Castellón, el entonces entrenador, Sergio Pellicer, se pronunció desde el banquillo con un «no puede ser» cuando Hicham arrancó en la banda izquierda en su primera jugada en Castalia (ya en los últimos minutos) y se quedó clavado. El ex lateral derecho malaguista se había quejado justo antes del confinamiento -en la víspera del último partido disputado, frente al Zaragoza- de falta de sinceridad del futbolista sobre sus problemas físicos. «Tiene que haber transparencia absolutamente en todo», apuntó en marzo. Seis meses después, el técnico volvió a mostrarse disconforme con la actitud del extremo, dado que durante toda la semana tanto él como sus colaboradores más cercanos y miembros del cuerpo médico se interesaron continuamente por su estado físico y él respondió siempre que no tenía molestias.

La realidad es que desde aquel encuentro en Castellón, hace ya más de un año, Hicham sólo ha disputado 44 minutos en partido oficial, nueve en la Liga (fue en la visita a Almería el 13 de diciembre) y 35 tres días más tarde en el compromiso de Copa en Coruxo, donde tuvo que ser sustituido antes del descanso. El caso del extremo trae de cabeza al cuerpo médico, porque hasta esta nueva lesión había sufrido cuatro roturas distintas y únicamente se había repetido una de ellas.

Conviene recordar que en la recta final de la pasada temporada el club dio permiso al jugador para que se desplazara a Francia con la intención de conocer la opinión de un especialista que le habían recomendado (en concreto, un osteópata). Entonces, el diagnóstico coincidió con el realizado por el cuerpo médico del Málaga: no existían razones que justificaran tantos y tan diferentes problemas físicos.

La sucesión de lesiones musculares hizo que a comienzos de año internamente se hablara de «problema de mentalidad» del futbolista, expresión que incluía aspectos de su vida personal (hábitos y alimentación), así como la propia presión que se marca Hicham y que había llevado a este a no ser totalmente transparente con los técnicos y el cuerpo médico. Durante las últimas semanas se había realizado un trabajo específico con el futbolista por parte del readaptador, Toni Tapia, para extremar la cautela y controlar al máximo cualquier avance en su recuperación. Asimismo, se había incidido en cambiar algún aspecto de su juego, como tratar de explotar su velocidad en mayor distancia y evitar así que el extremo, empeñado en sacar ventaja al rival en el comienzo de la jugada, optara por una arrancada brusca.

Asimismo, Hicham también pasó la Covid en verano y, como posteriormente se le detectó un edema en una resonancia, incluso se decidió que viajara a Madrid para conocer si ese nuevo problema muscular era consecuencia del coronavirus (dado que existen algunas teorías sobre esta cuestión, aún no demostradas). Sin embargo, quedó totalmente descartado.

En las dos últimas semanas las expectativas eran las mejores desde hacía mucho tiempo porque Hicham había avanzado y poco a poco entraba en la dinámica de grupo sin sufrir contratiempo alguno. No obstante, ayer jueves de nuevo volvió a lesionarse y las pruebas podrían confirmar que sufre una pequeña rotura muscular (de grado 1) en el cuádriceps derecho. De nuevo, vuelta a empezar para el marroquí por enésima vez. En principio no podrá reaparecer hasta dentro de dos o tres semanas, aunque dados los antecedentes es complicado hacer pronósticos.