Con la satisfacción del deber cumplido (ganar en Sabadell) oteamos de nuevo el horizonte liguero en busca de una respuesta. Se confirma que el Málaga ... está en el buen camino y, de momento, lo deseable es que el próximo domingo, en Ponferrada, el equipo pueda repetir la faena ysea capaz de hacerse con un 'colchón' que le brinde serenidad cuando las cosas no salgan bien. En ese horizonte se ve a lo lejos que Espanyol y Mallorca, con el Leganés al acecho, se están haciendo con casi todas las papeletas para, cogidos de la mano, volver a la Primera que los tres abandonaron hace unos meses. Pero, claro, quedarían otras tres plazas para optar a lo mismo.
Pero el fútbol no para de sorprender y esa sea quizás su grandeza. Me refiero a ese desarrollo imprevisto del encuentro Valencia-Madrid en el que tres penaltis y un gol en propia meta desbarataron en pocos minutos el prometedor arranque de los madridistas con el gol de Benzema. El mismo equipo que ganó la batalla del siglo en Barcelona es vapuleado por un Valencia más cerca del conflicto que de la proeza. Y todo esto viene a destapar que las diferencias galácticas de antaño es pura historia, que se van acabando los futbolistas excelsos, que no se ve un relevo a ese nivel y que la selección que prepara Luís Enrique va a acusarlo sensiblemente. Ojalá no sea así y los partidos que veremos esta semana despierten la ilusión de que hay 'madera'. Y no tengamos que recordar una vez más la generación de los Iniesta, Xavi, Villa y Silv,a entre otros. Al seleccionador le queda ahora la tarea de componer un bloque o los jugadores que en cada momento exhiban un mejor momento de forma. En suma, que en el fútbol vienen otros tiempos además de los que empuja la maldita pandemia que parece dispuesta a cambiar el mundo. Por lo que se refiere al Málaga, mantengamos la ilusión de que un día se irá Al-Thani y el equipo, en otras manos, pueda devolvernos la tranquilidad, el prestigio y el buen nombre del que siempre ha hecho gala. Nada más.
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