
Un pedazo de La Rosaleda en Ponferrada
Tercer partido fuera de casa del Málaga donde la afición se vuelca con un desplazamiento masivo con la ilusión de encarar la permanencia
Una nueva caravana malaguista recorre el país para apoyar al equipo blanquiazul en otra de sus eliminatorias por la permanencia en Segunda División. Esta vez toca jugar contra la Ponferradina, y en la comarca leonesa de El Bierzo habrá alrededor de medio millar de aficionados malaguistas con la ilusión de que todavía se puede conseguir la salvación a pesar de la nefasta temporada. Estos seguidores repetirán lo visto ya en los choques contra el Villarreal B y ante el Lugo. El de Ponferrada es el tercer partido fuera de casa del Málaga donde su afición se vuelca con un desplazamiento masivo y reproduce un pedazo de La Rosaleda allá por donde pisa.
Está siendo un final de campaña intenso y agónico, pero también esperanzador por la repentina aparición de victorias. Ni siquiera el último empate contra el Huesca fue capaz de apagar la ola de optimismo despertada con los tres partidos ganados de forma consecutiva las semanas anteriores. Aunque el reto sigue siendo quimérico, la prueba de que aún hay muchos que creen y tienen fe en que aún es posible está en los seguidores movilizados. La mayoría de ellos desplazados por carretera, lo que supone aguantar el viaje de casi nueve horas que separa el estadio malaguista de La Rosaleda con El Toralín de la Ponferradina.
Mucho público joven
Desde los aledaños del recinto de Martiricos partieron anoche, sobre las 22.30 horas, casi 400 seguidores blanquiazules a través de la flota de siete autobuses sufragada por el Málaga y que diferentes peñas se encargaron de llenar en tiempo récord durante la semana. Las entradas rondaron los 15 euros para socios y 20 para los que no lo son, así que para mucho público joven se trata de un plan emocionante y asequible. En la salida proliferaban los grupos de amigos jóvenes preparados con su avituallamiento y un cargamento de cojines y mantas para acomodarse en los asientos y pasar la noche de la mejor manera posible. Todo esto refuerza el punto de locura juvenil del periplo.
Gran parte de los aficionados desplazados a Ponferrada también estuvieron en el viaje a Lugo y repiten porque les gustó la experiencia
El entrenador rival pide apoyo a los seguidores locales para neutralizar el efecto de los hinchas malaguistas en El Toralín
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Volvieron a encargarse de la organización la Grada de Animación y las peñas Súper Basti, Benamiel y Universitaria, como ocurrió con el viaje a Lugo hace dos sábados. De hecho, gran parte de los desplazados son los mismos que ya viajaron a Lugo y quieren repetir la experiencia. En la salida de los autobuses desde la avenida de La Palmillla, las sensaciones eran de estar ante una ocasión especial, con la motivación de vivir una jornada memorable en su álbum particular. El plan es llegar a Ponferrada con algo más de tiempo antes del comienzo del partido, al contrario de lo que ocurrió en el desplazamiento a Lugo, donde llegaron prácticamente para entrar al estadio.
Aunque habrá nervios a flor de piel en la previa porque todos los aficionados estarán muy pendientes del partido del Villarreal B contra el Sporting, que se disputa justo antes que el partido del Málaga. Aun así sus cuentas pasan todavía por que gane el equipo blanquiazul, lo que sería la tercera victoria seguida fuera de casa. Un premio más que merecido para el cerca de medio millar de seguidores que se han cuadrado para viajar. Además de los que van en autobús hay que sumar casi otros cien aficionados que van por su cuenta, ya sea en avión, tren y coche.
En definitiva, se espera otro gran ambiente de malaguismo lejos de La Rosaleda, como ya ocurrió en Lugo y en Villarreal. Sobre todo en tierras lucenses se consiguieron imágenes míticas que despertaron el asombro del fútbol español. Hasta los propios lucenses reconocieron haberse sentido visitantes por momentos aún jugando en casa. Y precisamente esto es lo que quiere evitar a toda costa el entrenador de la Ponferradina, Juanfran.
«Me voy a permitir el lujo de decirle a la afición que la necesitamos más que nunca. Queremos sentir a nuestra gente lo que dure el partido, no se puede oír a la afición del Málaga. Al final del partido ya está la libertad de cada uno para decir lo que quiera, pero no podemos consentir que jugando en casa se oiga más a la afición rival que a la nuestra», comentó el técnico rival, que teme el mismo desenlace que sufrió el Lugo, el cual certificó su descenso tras caer contra el Málaga.
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