Celebración de la misa por el trabajo decente en la iglesia de Stella Maris. PACO GUZMÁN

«El trabajo decente es una reclamación esencial, no un privilegio»

La Plataforma Iglesia por el Trabajo Decente reivindica una respuesta ante la degradación de los derechos laborales.

ENCARNI LLAMAS

málaga.

Domingo, 12 de octubre 2025, 02:00

El 7 de octubre se celebró en la Iglesia Católica la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que este año ha tenido como lema 'Yo ... me pringo por el Trabajo Decente'. Desde la Plataforma por la Iglesia Decente, en la que participan Cáritas, la Confederación de Religiosos y la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Málaga, organizaron varios actos con los que recordar y reivindicar que el trabajo decente «es una reclamación esencial, no un privilegio».

Publicidad

La parroquia de Stella Maris acogió el pasado miércoles una Eucaristía con este motivo, a la que siguió la concentración silenciosa mensual en favor de las personas migrantes conocida como 'Círculo de Silencio', en la plaza de la Constitución.

En este 2025, en el que la Iglesia está celebrando el Jubileo de la Esperanza, la Plataforma ha puesto la mirada, de forma especial, en las personas migradas pues «aun sabiendo que contribuyen al crecimiento económico de nuestro país y que ocupan puestos de trabajo que no queremos realizar los oriundos, su reconocimiento social no es el justo. Sufren marginación, exclusión social y se les censura mediante rumores infundados, convirtiendo sus empleos en espacios no protegidos, precarios y mal pagados. En definitiva, en trabajos no decentes», manifestaban en el Círculo de Silencio celebrado en la céntrica plaza malacitana.

En 1999, la Organización Internacional de Trabajadores introdujo el término trabajo decente para intentar «paliar las diversas amenazas que sufrían los trabajadores por motivo de la globalización», explica el presidente de HOAC Málaga, José Luis Fernández Orta. La Iglesia se sumó a esta iniciativa de la Organización Internacional de Trabajadores, el Movimiento Sindical Mundial y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, y el papa Francisco, en el año 2018, quiso que «como Iglesia, estemos presentes para fundamentar un trabajo que promueva un salario justo, seguridad, salud, protección contra la siniestralidad laboral; horarios y descansos compatibles con el desarrollo personal, familiar y espiritual; y que tengamos igualdad, libertad, sindicación, desarrollo integral y sostenibilidad», afirma Fernández Orta.

«Como cristianos, es un deber», recalca, «pues, desde el Evangelio y desde la doctrina social de la Iglesia emanan una serie de principios básicos y fundamentales como son la lucha por la dignidad humana y por el bien común, y la lucha para que se establezca una economía al servicio de la persona».

Publicidad

Es por ello que, cada año desde 2018, «la Iglesia presenta el 7 de octubre un encuentro con la sociedad para reclamar que las personas tengamos derecho a ese trabajo decente para poder tener una vida en dignidad», concluye el presidente de HOAC Málaga.

«La importancia y lo que persigue este día», en palabras de Rosa Pinto, una las militantes de la HOAC, es que «enfoquemos la mirada desde una cuestión central que afecta a toda la sociedad y es nuclear para la vida de millones de personas: ver que conseguir tener un trabajo no sólo puede garantizar una fuente de ingresos, sino que, en función de las condiciones que se desarrollan, puede favorecer o no una vida digna, contribuir a la configuración de la propia identidad personal y colectiva, y al bienestar físico y mental de quienes lo realizan».

Publicidad

Y es que, el trabajo que se genera hoy día «no siempre abre camino a la inclusión en nuestras propias familias, en el barrio y a nivel global», añade Pinto, pues «vemos cómo los jóvenes, las mujeres, las familias con menores a cargo y las personas migrantes se enfrentan cada día, incluso teniendo empleo, al riesgo de pobreza y exclusión social, destacando la dificultad para encontrar una vivienda digna, entre otras».

A Rosa le duele profundamente que «en 2025, además de seguir reclamando lo esencial, haya que velar para que no se pierdan derechos en torno a salarios justos, seguros saludables y respeto de los horarios y los descansos, así como a igualdad de trato, discriminación de género, orientación sexual, origen o situación administrativa».

Publicidad

En este Año Jubilar de la Esperanza que aún estamos transitando, es muy oportuno, para Rosa Pinto, que la Iglesia por el Trabajo Decente «ponga el foco en una de las situaciones más graves, la de las personas trabajadoras migrantes, ante el clima de polarización y deshumanización actual. Como indica el lema, que me parece urgente, justo y necesario, el pringarnos por el trabajo decente y así ser signos de esperanza y fraternidad, además de seguir reclamando políticas justas que creen oportunidades de trabajo decente para todas, todas, todas las personas».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad