Álvaro Soria posa junto a una plataforma que se utilizan para aterrizar sobre la superficie lunar. SUR

Talento malagueño para la nueva conquista de la Luna

La Agencia Espacial Europea ha preseleccionado al joven científico Álvaro Soria, de El Palo, para participar en el desarrollo de futuras misiones lunares

Sábado, 28 de noviembre 2020, 00:25

Han pasado casi 50 años desde que el ser humano puso por última vez un pie en la Luna. En el imaginario colectivo flota aún ... la imagen de Neil Armstrong, el astronauta americano al frente de la misión Apollo 11. Pero fue en 1972, con Apollo 17, cuando se dijo adiós al afán de seguir explorando la Luna. La razón principal: estrecheces presupuestarias. No fue la única. Con la llegada de la Guerra Fría, las prioridades entre las superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, las involucrados en la exploración espacial, empezaron a virar.

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Año 2020. Algo ha cambiado. Primero fue Donald Trump, al que le quedan apenas dos meses como presidente de EEUU, quien volvió a abrir la veda. No es el único. La Agencia Espacial Europea (ESA) también quiere que uno de sus astronautas pisen la Luna. En esos planes emerge también un malagueño, del barrio de El Palo: Álvaro Soria, de 27 años. A pesar de su juventud, puede llamarse doctor en Ingeniería Espacial y cuenta con un currículum apabullante. En 2018, ya participó en un vuelo parabólico para experimentar la ingravidez.

En estos momentos, Soria vive en la ciudad alemana de Múnich, donde trabaja desde hace un año para Airbus Defence & Space, la rama de la compañía que engloba todo lo relacionado con la industria espacial. Soria participó en el concurso de ideas que lanzó la ESA para perfilar una potencial misión a bordo de un 'lander'. Es la denominación que reciben las plataformas que aterrizan sobre la superficie lunar y se pueden imaginar como una especie de mochila gigante con capacidad para llevar tanto combustible para una misión tripulada como instrumentos para la investigación científica.

«Junto a mi compañero el Dr. Jon Ochoa, propongo utilizar el sustrato que hay en la superficie de la luna para alimentar una serie microorganismos terrestres que, combinados y cultivados adecuadamente, sean capaces de producir recursos críticos para la futura exploración humana de la Luna. Entre ellos, oxígeno para respirar o metano para la generación de combustible de motores cohete», explica Soria a SUR.

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El prototipo que quieren desarrollar a partir de ahora ya ha sido bautizado con el nombre de MoonLiFe.

MoonLiFe pretende servir de test para conseguir de forma eficiente y controlada la fermentación en la superficie de la luna, algo que aún no se ha conseguido. «La idea es conseguir energía aprovechable sin un consumo excesivo de potencia» comenta Soria, recientemente incluido en el equipo de expertos de la ESA en el campo de la utilización de recursos in-situ (In-Situ Resource Utilisation, ISRU). «Hemos iniciado conversaciones con varias universidades y empresas europeas para la creación de un consorcio con el que podamos materializar nuestro proyecto en el corto plazo, contribuyendo a la exploración espacial sostenible.»

Maquetas de los proyectos en los que participa Álvaro Soria. SUR

¿Qué quiere conseguir la ESA con la exploración lunar? Soria defiende que la Luna es algo parecido a un museo gigante para entender mejor la historia del sistema solar y para obtener conocimientos que se puedan aplicar luego a otras industrias. «La luna representa una oportunidad sin precedentes para la investigación científica y tecnológica en materia de astronomía, geología, radiación cósmica o medicina. Y estas tecnologías son transferibles a la sociedad, encontrando soluciones a problemas que sólo en condiciones especiales se pueden encontrar», señala.

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La ESA busca sobre todo reservas de agua en la Luna. Con el descubrimiento de agua, se incrementan las posibilidades de una estancia más larga de seres humanos. La pregunta del millón es saber ahora cuándo se podrán materializar misiones a la Luna. «La presente década estará marcada por múltiples misiones a la superficie lunar, tanto privadas como comerciales. También hay que incluir aquí la potencial misión tripulada de EEUU en 2024», explica Soria.

El principal obstáculo son los elevados costes. Por ello, Soria habla de avanzar en la «exploración sostenible» o «exploración autosuficiente de la Luna». «Es necesario no solo para satisfacer las limitaciones de la tecnología actual de transporte espacial, sino también para paliar los desorbitados costes económicos adicionales que conlleva viajar con todo lo que uno necesita en la mochila. Imagina ir de acampada durante un año y tener que llevar lo necesario a cuestas. La exploración sostenible es un punto crítico a superar para avanzar hacia una futura misión tripulada al planeta rojo», sentencia.

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