Fotografía tomada ayer por la tarde de un olivar ubicado en el entorno de la Peña de los Enamorados, en Antequera. Antonio j. Guerrero

El sector olivarero de Málaga estima una caída de la cosecha del 25% por la falta de agua

La ausencia de lluvias y las dificultades para el riego han frenado el desarrollo normal de la aceituna, que no ha alcanzado el tamaño que debería tener a estas alturas del año

Sábado, 20 de agosto 2022, 00:19

El embalse de La Viñuela es el depósito de agua más importante de la provincia de Málaga. Pero después de meses sin precipitaciones y tras ... varias olas de calor, este pantano, que en condiciones normales alcanza una longitud de seis kilómetros y una profundidad de cien metros, está al once por ciento de su capacidad. La presa, que también solía ser un destino turístico apreciado, se ha reducido a una charca, que, a su vez, está rodeada de un desierto de barro. La Viñuela no es más que una imagen representativa de una situación que se está convirtiendo en dramática y que amenaza con tener consecuencias catastróficas para la agricultura. Si el sector del aguacate acusa la falta de lluvias, ahora también lo hace el del olivar. Los olivos que hay plantados en la provincia de Málaga y que sirven para llenar de aceitunas y de aceite de oliva a los supermercados de toda Europa tienen sed. Si la aceituna no recibe el agua que requiere no alcanza el tamaño y se empieza a arrugar. El porcentaje de carne con respecto al hueso es menor y baja el rendimiento que ésta ofrece. Y eso es lo que está pasando en la provincia de Málaga, donde el sector ya estima que la cosecha de la campaña 2022-2023 sufrirá una caída del 25% respecto a la del año pasado.

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Coinciden en esta cifra tanto las asociaciones agrarias como responsables de Dcoop, una de las cooperativas más importantes del sector. Baldomero Bellido es el presidente de Asaja. Explica a este periódico cómo está la situación en la provincia y cómo se encuentra en comparación con el resto de Andalucía. Aunque no sirva de gran consuelo, Málaga, encima, puede llorar con un ojo. Las lluvias abundantes en primavera, que no se produjeron en otras provincias, han servido para amortiguar la caída. Bellido apunta a Jaén, que es la gran productora del sector. Ahí se baraja ya una caída de la cosecha del 50 por ciento.

«Llevamos dos años con cosechas cortas en Málaga. La situación, en vez de mejorar, empeora. Gracias a la primavera tan buena que vino no se han secado los olivos. Pero tan solo eso. Sobre todo en los olivos adultos está la cosa bastante regular. El tamaño se va achicando por días y la aceituna se está arrugando. En Andalucía va a haber una caída importante de la cosecha. La provincia que más cae es Jaén, con un 50 por ciento. Aquí, en Málaga, calculamos entre un 20 y un 25 por ciento», señala.

La sequía también impide que los agricultores corrijan sobre la marcha. Si los pozos estuvieran llenos, se podría poner en marcha el riego por goteo para que la aceituna alcance el tamaño deseado. Pero sin agua lo único que queda en el campo son pozos drenados. Entonces, como pasa tantas veces, las esperanzas y las plegarias se dirigen ahora al cielo. Unas lluvias copiosas en septiembre podrían salvar la campaña. Incluso, la de verdeo, que comienza en pocas semanas. Pero los meteorólogos de la Aemet no esperan el final de este periodo de sequía hasta, mínimo, el mes de octubre.

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«Nos hemos encontrado con un año seco y bastante caluroso. El olivo viene con un estrés hídrico muy importante. A nivel nacional, se está hablado de una caída del 30 por ciento. En Málaga, podemos hablar de un 20 o un 25 por ciento. Será algo menor. Ahora bien, va a depender de si habrá lluvias en otoño y la aceituna se pueda formar. Por otro lado, la preocupación está en la campaña de verdeo, que es la aceituna de mesa. Aquí, si la aceituna no tiene el tamaño o el estado del fruto no es el adecuado, no se puede recoger», señala Esteban Carneros, director de Relaciones Corporativas de Dcoop.

El año pasado, en la provincia de Málaga, se recolectaron, según datos oficiales del Ministerio de Agricultura, un total de 57.413 toneladas. A nivel nacional, se rozaron las 1,5 millones de toneladas. Aunque llueva, estas cifras no se volverán a alcanzar. Por lo que también se espera un incremento en los precios.

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Habla el campo

La falta de lluvia está llevando a la desesperación a los agricultores de la provincia de Málaga. Esa desesperación también ha llegado hasta la Hacienda de Colchado, una finca de olivos de unas 400 hectáreas, que se encuentra en Cartaojal. La pedanía, a 15 kilómetros de Antequera, forma parte de ese cinturón de fachadas blancas que caracteriza a las zonas interiores de Andalucía. El olivo es por esta zona el principal motor de empleo. Sin él, no saldrían esos jornales que sustentan a las economías de una población rural. Perfecto Matas está al frente de la Hacienda Colchado y se levanta por las mañanas mirando al cielo.

Su testimonio refleja lo afirmado en la información superior: las esperanzas del sector está puesta en que empiece a llover. «Si no llueve en septiembre u octubre, estamos jodidos», afirma Matas con rotundidad. «Ese agua, siempre que llueva sin destrozos, hará que la aceituna se recupere y podamos tener una cosecha más o menos en condiciones».

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Alozaina es un municipio que se encuentra a media hora de la capital. De aquí sale la aceituna de mesa aloreña, que es la única con denominación de origen de la provincia de Málaga. José Santaolalla es un joven del pueblo que tiene una finca. Explica a SUR que la preocupación, si cabe, es mayor aquí porque la aceituna es para el «verdeo». Con verdeo se refiere a esa aceituna que se empieza a recolectar en los primeras meses de septiembre y acaban como aceituna de mesa. Este año, asegura, se percibe a «simple vista» que los olivos están menos cargados.

«Si en la provincia hablan de un 20 o un 25 por ciento, aquí en Alozaina esperamos una caída de la cosecha del 50 por ciento. Aunque empiece a llover en septiembre, no llegamos a tiempo. Quizá, se formaría algo más la aceituna, perdería algunas arrugas. Pero poco más», explica y también vaticina un «aumento en el precio».

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