Una persona sin hogar camina por la zona de la estación de trenes. Salvador Salas

El 'Quédate en casa' no sirve para todos los sintecho

En la provincia aún hay más de cien personas sin hogar que siguen deambulando por las calles al rechazar los espacios ofrecidos por los ayuntamientos para confinarles por el coronavirus

Sábado, 28 de marzo 2020, 02:30

Juan ha perdido ya la cuenta del tiempo que lleva viviendo en la calle. Sobre su pasado sólo comenta que un día la vida se ... le truncó «para mal» y que desde entonces duerme al raso y sobrevive como buenamente puede. En Málaga lleva siete años, y su 'hogar' es un soportal de la avenida de Andalucía. «No te digo el sitio exacto, no por ti, sino porque no se lo digo a nadie», apunta receloso. No es lo único de lo que desconfía durante la conversación mantenida a comienzos de la cuarentena a las puertas del albergue municipal de Málaga, donde cada mañana acude en busca de un café y algo de comida. «¿Es cierto que hay un virus?», pregunta con tono irónico. «Claro, y es muy peligroso», le contesta este periodista. «Entonces ¿por qué no vas protegido con mascarilla?», vuelve a cuestionar. «Pues porque están agotadas en todas las farmacias que he preguntado». «¿Y los policías tampoco? (ahora sí hay para todos los efectivos). No me lo creo», sentencia Juan antes de despedirse y continuar su camino al margen del sistema público de atención a las personas sin hogar. «Yo soy demasiado listo», remarca.

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Como él, hay más de un centenar de personas en la provincia que se resisten a aceptar las ayudas que ofrecen los municipios (hay otro medio millar que sí lo hacen), quedando al margen del confinamiento decretado para frenar la propagación del Covid-19 y constatando que el mensaje del 'Quédate en casa' no sirve para ellos. Un riesgo para ellos y también para el resto, porque se trata de uno de los grupos más vulnerables ante una posible infección ya que suelen tener una mayor prevalencia de enfermedades graves o crónicas, no tienen acceso a la información sobre la pandemia y, por cuestiones obvias, tampoco siguen las medidas higiénicas recomendadas. Ni antes ni especialmente ahora que las fuentes públicas están precintadas. Su situación ha sido advertida por la Policía Local de Málaga en un informe remitido a los Servicios Sociales en el que urge una solución al tratarse de una población de riesgo.

Agentes de la Policía Nacional, junto a dos personas sin hogar en el aeropuerto. Ñito Salas

En la acera de enfrente, Pedro sí que tiene algo más de información sobre el coronavirus. «Me lo contaron anoche, cuando me echaron de la estación de tren, donde dormía», comenta mientras se toma el bocadillo que le acaban de entregar en el centro de acogida, donde se mantienen los servicios de comedor y duchas para los que duermen allí, pero no para el resto. La comida en sala para los no residentes ha sido sustituida por la entrega de un 'picnic' y la posibilidad de ducharse ya no se contempla en un intento de reducir el contacto físico y evitar la propagación del virus. Los residentes están confinados y se tienen que ajustar a esta directriz: el que sale no vuelve a entrar.

Los centros municipales y de organizaciones sociales han puesto normas a los alojados: el que salga no puede volver a entrar

Lo mismo ocurre en el albergue juvenil de Torremolinos, reconvertido en centro de atención a personas sin hogar de la ciudad de Málaga. Estas instalaciones, ofrecidas por la Junta de Andalucía y que disponen de 150 plazas, reabrieron sus puertas el pasado domingo en colaboración con Cruz Roja y Cáritas y ya cuentan con 70 alojados. No es el único caso. En la capital también se está incorporado la residencia de estudiantes El Convento (de la empresa SRM) para acoger a 71 y Fuengirola ha habilitado un pabellón deportivo para atender a este colectivo.

Comedor del albergue juvenil de Torremolinos que está gestionando el Ayuntamiento de Málaga para alojar a los sintecho de la ciudad. Sur

En este sentido, desde el Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga explican que la aceptación de la ayuda municipal es voluntaria y no se les puede obligar a encerrarse. El pasado martes, los agentes dispersaron una concentración de 14 personas sin hogar asentadas en la calle Mauricio Moro y les informaron sobre los recursos para alojarse. Una escena que también se repite en el aeropuerto, donde también son habituales varios sintecho.

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El propio Ministerio de Servicios Sociales establece en sus protocolos que estas personas «serán invitadas a no deambular y a acudir a los centros establecidos al efecto» y recomienda que a quienes rechacen este traslado se les deberá hacer un seguimiento para comprobar su estado de salud, insistirle en la conveniencia de entrar en algún centro y entregarle un 'kit' de higiene/prevención, alimentación y bebida.

«Es muy importante que estas personas sean atendidas, porque son muy vulnerables y tienen un sistema inmunológico deprimido que favorece la transmisión del virus. En cualquier caso, no se trata sólo de que no estén en la calle, sino que estén en condiciones idóneas y no haya hacinamiento», apunta el responsable provincial de Cruz Roja, Samuel Linares, quien añade que en los centros que la organización gestiona en la capital y Marbella se han suspendido la estancia para evitar el riesgo de contagio. «Aseguramos la entrega de comida y de elementos de higiene para que puedan ducharse, pero la estancia la hemos reducido al mínimo. Es duro pensarlo, pero que en nuestros centros haya mucha gente no es seguro. Es la decisión menos mala», precisa.

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