«Hay que hacer las presas que están previstas: la desalación no es la panacea»
Reflexiona, cuando se cumple un año de la dana que afectó también a Málaga, sobre la importancia de la seguridad y el mantenimiento de infraestructuras y es partidario de retomar el antiguo Plan Hidrológico
Ha estado al frente de importantes organismos como la Dirección General de Costas o el Cedex, desempeñado cargos en la Comunidad de Madrid o ha ... trabajado para empresas referentes como Dragados. José Trigueros (Madrid, 1950) es presidente del Instituto de la Ingeniería de España y de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil, entidades que han organizado unas jornadas para abordar el minuto y resultado de los lugares a los que afectaron las danas del 29 de octubre del año pasado. En Valencia, la tromba hizo los estragos sabidos. Pero lugares como Málaga se vieron muy afectados; en este caso, por fortuna, sobre todo en lo material. Un año después, ¿estamos preparados? Este experimentado profesional reflexiona sobre la importancia no sólo de construir, sino también de mantener las infraestructuras hidráulicas o los cauces.
- Han hecho ustedes un manifiesto reclamando la revisión de las presas en nuestro país y sus sistemas de seguridad.
- Hemos hecho unas jornadas y un manifiesto de la seguridad de nuestras presas. Es un tema muy importante que nos preocupa mucho. Deja mucho que desear la seguridad en muchas de estas infraestructuras. A ver si nos hacen caso esta vez y se dan recursos económicos y humanos.
- En Málaga, una de las presas, que es del año 2000 y es para laminar avenidas, ha estado también varios meses con el desagüe de fondo atorado; tiene un tercio del vaso lleno con sedimentación, y hay problemas continuos de acarreos y preocupación con su vida útil...
- Nosotros hemos hecho el estudio de las presas de competencia del Gobierno central. Málaga no es el caso. Es importante subrayar que, en términos generales, los planes de emergencia de las presas están realizados casi en su totalidad en todas las estatales, pero implantados en un 20 ó 25%. La gente no lo sabe, no lo conoce. La comisión de implantación tiene que estar formada, lógicamente, por las autoridades de todos los niveles de la Administración y que la población sea consciente de lo que puede pasar. Si se rompe una presa, incluso si hay algún incidente, ¿qué es lo que tiene que hacer la gente?
- ¿Qué se puede hacer contra un problema de aterramiento y de acarreos que hace amenazar la vida útil de una presa, sobre todo una presa tan joven como la que digo?
- En primer lugar, sacar fuera los sedimentos, como se está haciendo. Si no, efectivamente, el embalse llegará a colapsarse. Es importante mantener en condiciones los desagües de fondo. No dejar que los sedimentos estén muy consolidados. Es otro problema que tenemos en las presas españolas: los desagües de fondo no funcionan porque no se ha hecho un mantenimiento preventivo de su funcionamiento. Desde luego, cuando los embalses cuando se aterran es retirar los sedimentos que los han colapsado.
- Aquí, por ejemplo, se han puesto válvulas complementarias, pero esto a corto plazo. Se trabaja con batimetrías nuevas, con buzos, excavadoras bivalvas. Pero, ¿a largo plazo, qué se puede hacer?
- Es un problema habitual: los embalses van disminuyendo y no tienen los hectómetros cúbicos que se pensaba que podían almacenar. Antes se hacían batimetrías continuas, pero ese servicio ya se dejó de realizar. Son más esporádicas. Lo que hay que hacer es actuar en cabecera de los arroyos, en cabecera de los ríos, con las restauraciones hidrológico-forestales, que sirven para fijar los terrenos y luchar contra la erosión.
- Se cumple un año el 29 de octubre de las primeras danas que causaron estragos, especialmente en Valencia, pero también en Málaga. ¿Estamos preparados?
- Hombre, yo creo que Málaga estuvo preparada y gracias a Dios, no hubo pérdidas humanas. Creo que la Junta de Andalucía actuó con eficacia. Creo que lo hizo bien y se activaron todos los mecanismos de emergencia. Posteriormente, se han reparado caminos y daños en infraestructuras. Por ejemplo, se han invertido 855.000 euros en caminos y ya está casi todo terminado. Y creo que se acierta con las medidas que hay sobre la mesa. Una de ellas es terminar las actuaciones de protección contra las inundaciones en el río Guadalhorce, que está previsto que esto dure dos años. Y creo que esta es una obra muy importante. También está el encauzamiento del río Campanillas, donde están redactando el proyecto. Pero también es clave trabajar en drenajes y saneamientos como hace Málaga capital.
«Las presas hay que construirlas. Si no las tuviéramos en nuestro país y, por supuesto en Málaga, no podríamos vivir»
- Las Cuencas Mediterráneas, a las que pertenece Málaga, trabajan con el sistema SAIH, articulado por la red Hidrosur. ¿Se puede mejorar algo la monitorización para reforzar la seguridad ante danas, crecidas, etc.?
- Efectivamente, es el sistema de alerta, de información hidrográfica, que tienen las confederaciones. Deben actualizarse y permitir, con los datos meteorológicos, hacer avances y modelizaciones con una anticipación de 72 horas para avisar de incidencias que pueden sobrevenir. Y hacer mucha pedagogía. Cuando llegue una alerta roja o naranja, que todo el mundo sepa lo que implica: población y autoridades.
- En los últimos tiempos, en Málaga, se han vuelto a poner sobre la mesa proyectos de presas nuevas. Hay dos, una que es Gibralmedina, para regular el río Guadiaro y dar agua a la Costa del Sol, y otra que es la presa de Cerro Blanco, en el río Grande, otro de los afluentes del Guadalhorce. Durante muchos años estuvieron demonizando los embalses. Por simplificar, las desaladoras parecían socialistas y las presas, de derechas.
- Las presas hay que construirlas. Si no las tuviéramos en nuestro país y, por supuesto en Málaga, no podríamos vivir. No se las puede demonizar. Se ha visto la necesidad que existe, bien por laminación de avenidas, bien por almacenar recursos. Incluso, para la lucha contra los incendios, que puedan cargar allí los medios aéreos. Cuando unos técnicos, los ingenieros de planificación deciden que se haga una presa no es que se hayan levantado por la mañana y se les ocurra. Hay muchos años de estudio, muchos años de planificación hidráulica y es imprescindible que nos sentemos tranquilamente y pensemos en los beneficios de estas infraestructuras. Y, desde luego, mucho menos, acabar con ellas o revertir construcciones eficaces. ¿Qué hubiera pasado en Valencia si se hubiera llevado a cabo esa idea de deshacer el desvío del Turia? Lo que quiero decir es que es totalmente compatible con el medio ambiente construir los embalses. Hay que analizar, por supuesto, caso por caso, pero creo que además generan una riqueza importante allí donde se construyen.
- Pero es verdad que tienen impacto, por ejemplo, en la regresión de las costas, un fenómeno preocupante en Málaga, en zonas, por ejemplo, cercanas a la desembocadura del Guadalhorce como Guadalmar.
- Hace muchos años estuve al frente de la Dirección General de Costas. Busque imágenes de hace un siglo en Málaga y vea hasta dónde llegaba el mar con los temporales. Llega ahora igual, lo que pasa es que hemos invadido ese espacio. Es cierto que los embalses retienen los sedimentos y pueden afectar a este proceso. También se ha demonizado mucho la regeneración de nuestras playas. Creo que ha habido excesivo celo por parte de grupos ecologistas. Regenerar playas es una labor de mantenimiento que cuesta dinero. Pero si tenemos buena parte de la economía ligada al turismo y queremos disfrutar de nuestras playas, que cada tres años haya que hacer estas aportaciones me parece una inversión. Igual que mantenemos carreteras o ferrocarriles.
«Busque imágenes de hace un siglo en Málaga y vea hasta dónde llegaba el mar con los temporales. Llega ahora igual, lo que pasa es que hemos invadido ese espacio»
- En Málaga, hemos tenido un ciclo muy seco de casi seis años. Nos hemos llegado a plantear traer agua en barco y, de hecho, se pusieron en marcha los primeros mecanismos administrativos. ¿Qué sensación tiene cuando ve que, tras danas y trenes de borrascas, varios embalses en la provincia han tenido que aliviar o abrir sus compuertas por seguridad?
- No es sólo que se me caiga el alma a los pies, es que he hecho declaraciones. Uno de los problemas importantes que hubo, por ejemplo, en Valencia fue precisamente la demonización de las obras hidráulicas. Estamos reivindicando que el agua, la gestión del agua, desaparezca del Ministerio de Medio Ambiente y se vaya a un ministerio inversor como Transportes. Si hacemos un canal, se trata como una herida en el territorio. Si hacemos una carretera, no. No se entiende. Se ha visto que la desalación no es la panacea. Y, añado otra clave, la producción eléctrica en el contexto energético en el que estamos.
- Al hilo de la desalación, están en la agenda la segunda desaladora de la Costa y la de la Axarquía...
- Yo soy partidario de ejecutar las presas que están previstas. Estaba el Plan Hidrológico Nacional, que en Málaga tenía una parte muy potente. Yo creo que estaba muy bien estudiado, muy bien hecho, y yo creo que eso es lo que tenía que retomarse, si no al 100%, sí repensarlo. Porque ahora estamos hablando de inundaciones, pero hace nada lo hacíamos de sequías. En la Asociación de Ingenieros de Caminos, hicimos una jornadas y se demostró ampliamente que en España sobra agua, sobra agua en la sequía, lo único que hay que hacer es interconectar las cuencas. Podemos hacer hasta 17 interconexiones que garantizarían el agua para todos incluso en tiempos de carestía. Es una idea que no sería nueva, que ya se estudió en tiempos de Borrell.
- Hay fenómenos como el calentamiento brusco del agua del mar que amenaza con hacer más frecuentes y virulentas las danas en todo el Mediterráneo. ¿Le preocupa como ingeniero?
- Claro, mucho. Por ejemplo, hay que repensar todo el tema de la permeabilidad transversal de los puentes por los que pasa el agua.
- Justo lo que se va a hacer en el Guadalhorce, aumentar la luz de los vanos entre otras cosas...
- Eso es, hay que ampliar los existentes o pensar en otros nuevos, según el caso. Esto hay que tenerlo en perfecto estado de revisión, al igual que la limpieza de cauces. El arrastre de sólidos, vegetación y cañas es fatal durante las avenidas. Eso produce desbordamientos y los ojos de los puentes deben estar despejados. Y hay que enseñar a la población a no cruzar, a aparcar a una distancia prudencial, etc. Hemos de tener en la cabeza tragedias como la de Valencia. Pero también ser conscientes de la importancia que va a tener la influencia del cambio climático en nuestras vidas.
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