Los pediatras aconsejan no llevar bebés a conciertos para adultos: alertan de lesiones auditivas irreversibles
El oído de los niños pequeños es especialmente vulnerable porque sus estructuras están en desarrollo y carecen de mecanismos de protección frente al sonido intenso
Málaga capital y los municipios de la provincia se han convertido en escenarios ideales para conciertos de toda naturaleza y los festivales han arraigado con ... fuerza en un suelo cultural fértil, sobre todo en época estival. A las salas, teatros y auditorios que, durante todo el año, ofrecen música en vivo, se suman en estos meses de verano los grandes espectáculos y saraos que congregan a miles de personas, pero esta efervescencia musical también tiene una cara B: la Asociación Española de Pediatría (AEP) desaconseja, a través de su Comité Medioambiental, a padres y madres llevar a sus bebés y niños de corta edad a estos espectáculos debido «al grave riesgo que suponen para su salud auditiva».
Esta recomendación no la hacen solo los pediatras españoles, sino que varios cantantes han expresado su incomodidad por ver a padres y madres con niños pequeños en sus shows. El último en expresarlo públicamente fue Maluma hace tan solo unos días, el artista colombiano a quien se considera rey del reguetón. Lo dijo, según precisó en uno de sus conciertos en México, con «todo cariño y respeto», pero pidió a la madre del bebé, que no tenía ni un año, que la próxima vez le protegiera los oídos. «¿Usted cree que es una buena idea traer a un bebé de un año a un concierto donde el sonido está durísimo?», preguntó. Pidió a la madre que la próxima vez no lo trajera. Y Maluma, según los expertos, no va nada desencaminado.
Según explica el Comité de Salud Medioambiental de la AEP, las mediciones habituales muestran que el sonido alcanza entre 110 y picos de 130 decibelios cerca de los altavoces, «niveles suficientes para provocar daño auditivo irreversible en cuestión de segundos».
En niños pequeños, el oído es especialmente vulnerable porque sus estructuras auditivas aún están en desarrollo y carecen de mecanismos de protección frente a la intensidad del sonido. En este sentido, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los pediatras recomiendan que la población infantil no se exponga a más de 85 decibelios durante más de una hora y advierten de que, a partir de 70 dB, la exposición prolongada ya puede acumular riesgo de daño.
Piense que una conversación normal alcanza unos 70 dB, el sonido del tráfico denso se sitúa en 85 dB, mientras que en un concierto de música moderna los niveles pueden superar los 120, lo que genera un riesgo de daño auditivo irreversible en segundos, especialmente en bebés y niños de corta edad, siempre según los pediatras españoles.
Detección de afecciones auditivas
Para detectar afecciones auditivas en bebés, dado que estos no pueden expresar dolor, molestias o pitidos en los oídos tras un concierto como sí ocurre con los menores de más edad, los profesionales recomiendan vigilar si hay llanto inconsolable o irritabilidad repentina, sobresaltos exagerados o persistentes ante sonidos, parpadeos frecuentes o gestos evidentes de incomodidad, apatía o somnolencia anormal, falta de reacción ante sonidos habituales, movimientos repetidos de frotarse los oídos o tocarse la cabeza.
Las consecuencias de un trauma acústico agudo van desde la pérdida auditiva temporal o permanente a acúfenos (pitidos que en lactantes sólo se deducen de su comportamiento) y daño neurosensorial irreversible.
Existen recomendaciones específicas para cada edad: los lactantes y preescolares, es decir, menores de seis años, no deben ir a conciertos o festivales de adultos, incluso con protección auditiva, ya que el riesgo de daño es elevado; en el caso de escolares (de seis a doce años), la asistencia sólo debería considerarse si el evento está adaptado (volumen controlado, zonas seguras) y cumpliendo estrictamente todas las medidas de protección; para adolescentes (mayores de 12 años), sigue siendo imprescindible usar la protección adecuada, respetar los tiempos de exposición y evitar situarse cerca de los altavoces, limitando además la frecuencia de estas exposiciones.
Un decálogo de prevención auditiva infantil
El decálogo de prevención auditiva infantil, según la Asociación Española de Pediatría, es el siguiente: evitar la exposición (según la edad ya mencionada), usar orejeras específicas para la edad del menor (nunca tapones pequeños por riesgo de atragantamiento), mantener al menos 30 metros de distancia de los altavoces y situarse en zonas laterales, limitar la permanencia en entornos con niveles sonoros superiores a 85 dB a un máximo de 30 o 60 minutos, alternar la estancia con zonas tranquilas para que el oído descanse, medir el sonido con aplicaciones fiables para conocer la exposición real, evitar recintos cerrados o con mucha reverberación donde el sonido se amplifica, observar al niño durante y después del evento, vigilando signos de incomodidad o cambios en su respuesta a los sonidos, consultar al pediatra si se detectan cambios en la audición o en la conducta relacionados con el sonido e informar a familiares y cuidadores sobre los riesgos del ruido elevado y las medidas de prevención.
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