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La bandera roja por medusas se ha izado en numerosas ocasiones este verano en el litoral malagueño. SUR
Las medusas lastran el verano a los negocios de playa de Málaga y llevan la preocupación al sector turístico

Las medusas lastran el verano a los negocios de playa de Málaga y llevan la preocupación al sector turístico

El Consejo de Turismo de la CEA reclama a las administraciones un plan para prevenir o afrontar en el futuro situaciones como la de esta temporada

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Viernes, 31 de agosto 2018, 00:42

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Las medusas se han convertido este verano en uno de los principales entretenimientos de los niños en las playas malagueñas y, a la vez, en motivo de desesperación para los bañistas debido a su masiva presencia cada vez que sopla el viento de levante. Pero más allá del fastidio para quienes acuden al litoral a darse un chapuzón, los continuos bancos de estos invertebrados atraídos por las corrientes están suponiendo un serio contratiempo para numerosos negocios dedicados a actividades náuticas (parques acuáticos de playas, paddle surf, hidropedales,...), además de poner en alerta al sector turístico por el impacto que los pelágicos podrían suponer en el caso de que el episodio de los últimos meses tenga continuidad en el futuro.

La peor parte se la están llevando, lógicamente, los negocios que viven exclusivamente de la playa, especialmente los parques acuáticos flotantes que hay repartidos en distintos puntos del litoral malagueño. «Lo de este año es una bestialidad. El peor que recordamos. Sólo en el que tenemos en La Malagueta, en lo que va de verano hemos tenido que cerrar 15 días completos y otros diez sólo hemos abierto unas horas porque hay momentos en los que el agua está minada de medusas», relata Laureano García, propietario de Waterfun, que también gestiona otras concesiones en Torre del Mar y San Pedro Alcántara. Teniendo en cuenta que la autorización de estos parques es desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre, el perjuicio es más que considerable: de una media de 150 clientes diarios a ninguno. «Nos pusimos en contacto con la Delegación de Medio Ambiente de la Junta para estudiar la viabilidad de instalar redes alrededor del parque, pero no nos han dado el visto bueno, así que tenemos que depender de las corrientes».

Similar es el panorama para actividades tan de moda como el kayak o el paddle surf. «Nos estamos encontrando con muchas cancelaciones de grupos que tenían prevista una ruta. Muchas personas llaman antes de venir para preguntar, y si hay, se echan atrás», reconoce una empleada de Educare Aventuras, una empresa de turismo activo que ofrece rutas en kayak, paddle surf y de buceo en los acantilados de Maro.

Las medusas también están condicionando el negocio de actividades acuáticas que Rafael Cuevas regenta desde hace 25 años en Los Álamos. «Nos están fastidiando bastante. Hemos tenido que meter a más personal para acercar las motos y los barcos hasta el rebalaje, de forma que los usuarios no tengan que meterse en el agua, pero otras atracciones como la banana la tenemos cancelada la mayor parte del tiempo», comenta el propietario de Watersports Playa Rafa.

Imagen de la Costa del Sol

Si las medusas han venido para quedarse o si se trata del fenómeno que se repite cíclicamente (la última plaga fue en 2012) lo dirá el tiempo, pero los empresarios dedicados al segmento del sol y playa no ocultan su preocupación ante la posibilidad de que la alteración del ecosistema prolongue la estancia de estos incómodos invitados. «Es un asunto que tenemos que tomarnos mucho más en serio que este verano. No sé si a las administraciones les ha pillado desprevenido, pero debemos adoptar medidas porque afecta a la imagen de la Costa del Sol», advierte el presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Miguel Sánchez. En este sentido, el portavoz de esta institución que aglutina a hoteleros, agencias de viajes y touroperadores en la región avanza que van a solicitar reuniones con la Dirección General de Costas, la Consejería de Medio Ambiente y los ayuntamientos para abordar «el problema» de una forma conjunta.

El Aula del Mar advierte de que los ciclos de medusas pueden ser más continuados

Sin pretender generar alarma, pero siendo conscientes de lo que puede ocurrir, en el Aula del Mar advierten de la necesidad de acometer una investigación profunda sobre las medusas para entender la dinámica de estos animales, conocer cómo se comportan en zonas concretas y la frecuencia de los picos que se producen. «En principio, lo que está ocurriendo este verano lo enmarcamos dentro de los ciclos que se registran cada diez o doce años en el Mediterráneo, pero también es verdad que estamos en un escenario de cambio climático y en el que los mares soportan una presión muy grande por la actividad humana. Esta situación está alterando el ecosistema y una de las consecuencias podría ser que ese periodo se acorte o que la producción anual de medusas se incremente. No pensamos que estos picos vayan a ser continuos todos los años, pero sí puede ocurrir que haya un año malo y sólo tres buenos», afirma el biólogo del Aula del Mar, Jesús Bellido, quien además de hacer referencia a la falta de depredadores naturales como la tortuga, también pone el acento en otras especies que se alimentan de las medusas en su fase larvaria, como pueden ser los boquerones, las sardines y los jureles.

A la hora de abordar posibles soluciones, Bellido procura repetir que cualquier medida que se pueda adoptar «se estudie bien, se compare con los resultados en otras zonas del mundo y se analice su posible afección a otras especies».

Cuestionado sobre la instalación de redes para proteger a los bañistas, incide en que la costa malagueña es muy extensa y abierta. «Hay medidas paliativas para que el usuario pueda bañarse, pero si detectamos que se debe al factor humano habría que adoptar medidas de más calado y concebidas a medio y largo plazo, como puede ser la cría de pescados comerciales que seguramente se alimenten de las medusas en su estado larvario», añade.

En su faceta de hotelero (es propietario de la cadena MS Hoteles), Sánchez reconoce que este verano han recibido en sus establecimientos llamadas de clientes asiduos que antes de reservar preguntan si hay medusas. «Hay gente más aprensiva que no se va de vacaciones sabiendo que puede tener un problema», asegura. Ante esta situación, el dirigente de la CEA reclama a las administraciones –«no como una crítica, sino para colaborar», precisa– su implicación para buscar una solución cara a futuro. «Esa preocupación, que está calando, hay que quitarla cuanto antes, porque aunque sea una cuestión de fuerza mayor, hay que actuar de otra manera y con más previsión, aunque luego resulte que no hay medusas», remarca.

En un tono más comedido se expresan desde la patronal hotelera Aehcos. Su gerente, Antonio Aranda, reconoce que la cuestión de las medusas «no es agradable y, por tanto, la preocupación es lógica», pero se muestra convencido de que la plaga de este año es un episodio cíclico. «No hay grandes remedios, se habla de poner redes como en la bocana de La Manga del Mar Menor, pero aquí es distinto porque son aguas abiertas», apunta.

También muestran «cierta preocupación» en los chiringuitos. «Esperemos que lo que está ocurriendo este verano se deba a los ciclos que se producen cada cierto tiempo. A nosotros no nos está afectando demasiado, pero si el problema de este año fuera continuado tendríamos que buscar soluciones», expone el presidente de la Asociación de Empresarios de Playa, Manuel Villafaina.

QUÉ HACER EN CASO DE PICADURA

1. No rascar ni frotar la zona afectada, ni siquiera con una toalla o arena.

2. Lavar la zona afectada con agua marina, nunca con agua dulce.

3. No aplicar amoniaco, vinagre u orines.

4. Quitar los restos o trozos de cnidocitos con una tarjeta de plástico o algo similar. Si se hace con la mano, debe estar protegida.

5. Para aliviar el dolor se recomienda aplicar frío, durante unos 15 minutos, sin frotar. En caso de usar hielo, es aconsejable cubrirlo con una bolsa de plástico o una tela para evitar el contacto directo con la piel..

6. Desinfectar la herida con alcohol yodado dos o tres veces al día durante 48 ó 72 horas. Si hay herida abierta, protegerla con pomadas antihistamínicas hasta que cicatrice para evitar que se infecte.

7. Los niños, personas mayores o aquellas que padezcan algún tipo de alergia pueden necesitar una atención especial.

8. En caso de náuseas, vómitos, mareos, cefaleas, calambres musculares o malestar generalizado, acudir al hospital más próximo e informar, si es posible, del tipo de medusa.

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