Málaga tiene fiebre: ha subido 1,4 grados desde 1988 y la previsión es que siga subiendo
Las mediciones no engañan. La capital de la Costa del Sol es más calurosa que hace 30 años. Los datos de la Aemet reflejan un incremento de 1,3 grados
Matías stuber
Domingo, 14 de julio 2019, 13:59
El cambio climático no es un repentino peligro que cae sobre nosotros de un día para otro. Es un fenómeno latente, no un suceso o ... acontecimiento singular y concreto. Más bien una concatenación de procesos dinámicos. No significa solo incendios, inundaciones, malas cosechas y migración climática. Esos escenarios de película de terror que se llevan cada cierto tiempo a la gran pantalla y de los que se lee en los medios. Puede ser mucho más sencillo que todo eso. El cambio climático también es el buen tiempo ante nuestra ventana. El día de playa apetecible en el mes de febrero o un almendro floreciendo en enero. Lo bonito se muestra de inmediato y de forma individual. Lo falso está en el sistema. Esta paradoja de nuestros tiempos se ve reflejada en el último estudio elaborado por el Observatorio para la Sostenibilidad, que ha analizado la evolución de la temperatura media en las capitales españolas a raíz de los registros históricos de los que dispone la Agencia Estatal de Meteorología, constatando un incremento de la temperatura media en Málaga de 1,3 grados desde 1988.
Una subida que puede parecer insignificante para el ciudadano, pero que es una barbaridad para los expertos. Y la tendencia marca una línea ascendente. Porque los científicos del Observatorio para la Sostenibilidad hacen una proyección para el año 2050 y predican una nueva subida total de 2,4 grados. Para entonces, la temperatura media habría pasado de 18,1 grados en 1943 a 20,5 grados un siglo después. Después de Granada, Málaga es la segunda capital de provincia andaluza en la que más incremento se ha registrado. El cambio climático se deja notar. En las urbes, más.
«En verano siempre ha hecho calor». Una frase recurrente estos días, que se ha pronunciado y se seguirá pronunciando en un futuro. En el imaginario de la calle, Málaga es percibida como una isla refrescante dentro del cálido mapa climático andaluz. Un aumento de temperatura de 1,3 grados equivale a poco en lo sensorial. Apenas es una fluctuación que se pueda percibir si se produce de un día para otro. ¿Cuántos días con el mercurio al rojo vivo son necesarios para una ola de calor? ¿Cuántas olas de calor dan para poder hablar con fundamento de los efectos del cambio climático en la capital de la Costa del Sol? El director de la Aemet, José María Sánchez-Laulhé, es taxativo al respecto y se muestra preocupado sobre el aumento de la temperatura media: «1,3 grados es una subida muy grande en tan poco tiempo. Excesiva».
El meteorólogo señala que se trata de un aumento que supera al estimado a nivel global por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC por su referencia en inglés). El IPCC, adscrito a Naciones Unidas, es el órgano de referencia para estudiar y analizar uno de los grandes fenómenos de nuestros tiempos.
En términos parecidos se expresa el doctor en Ciencias Ambientales de la UMA, Javier Ruiz. Además de impartir clases de física aplicada, es experto en meteorología y climatología. ¿Una aumento de la temperatura media en 1,3 grados? «Es muchísimo y puede tener consecuencias de todo tipo. Desde el punto de vista científico, nadie niega que exista el cambio climático». El problema está en la percepción. Si no existe la sensación de un peligro real, la movilización y concienciación entre la población se complica.
Pero las consecuencias del aumento de la temperatura media en Málaga están ahí. Ruiz enumera el aumento del nivel del mar y cosechas que ya no se producen en su momento del año. Si en todo esto hay un grado de participación que trasciende las fronteras de Málaga, Ruiz no tiene dudas. Un vertido tóxico en Pekín o una fábrica de textil contaminante en Tánger influyen en Málaga y el experto pide un pensamiento sin estrechez de miras para la cuestiones climáticas: «Vivimos en un sistema global. Estamos acostumbrados a que si hay un problema en la economía de un país concreto, puede tener perfectamente efectos en todas las economías».
El caso de Málaga es llamativo a nivel andaluz, pero se ilustra dentro de una tónica generalizada. El Observatorio de la Sostenibilidad ha analizado un total de 51 capitales y ciudades españolas. En todas, se registra un aumento de la temperatura media. Barcelona, otra capital del Mediterráneo, muestra una subida de 1,9 grados. La temperatura media en Ávila, ejemplo claro de ciudad del interior, ha subido en 1,8 grados.
La guerra del cambio climático guarda similitudes con los conflictos regionales y se libraba como la Guerra Fría: de forma asimétrica. Los agresores, en este caso, son los gases de efecto invernadero no naturales que emite a la atmósfera la actividad humana. «Lo único que ha hecho el hombre es aumentarlos», explica Ruiz, al mismo tiempo que manifiesta serias dudas sobre si se está a tiempo de revertir este proceso: «Por lo menos, no vayamos a agravarlo. La prudencia nos anima a no seguir modificando los patrones climáticos». La proyección para 2050 invita, no obstante, a caer en el pesimismo. Los cálculos ya mencionados del Observatorio de la Sosteniblidad prevén un aumento de la temperatura media de 2,4 grados.
Soluciones
Más verde. Ese sería el remedio para mitigar y rebajar la temperatura en Málaga. Enrique Salvo, profesor de Biología Vegetal en la UMA, insiste en «reforestar el entorno de las ciudades». Esto permitiría rebajar el efecto de «isla de calor» en Málaga. Un efecto que se produce en lugares en los que se concentra una densa población. «Somos ya 110.000 millones de habitantes en la cuenca del Mediterráneo», señala y puntualiza que no es tiempo para objetores climáticos: «Necesitamos tomar conciencia, que ya vamos muy tarde y esto no hay quien lo pare».
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