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Jueves, 27 de septiembre 2018
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Ocurrió tal día como hoy. Era un 27 de septiembre y el calendario marcaba el año 1957. Aquella fecha, hace ahora 61 años, el contabilizador del aeropuerto batió su propio record. Nada menos que 313 litros por metro cuadrado en solo 11 horas. El mayor registro desde que se tienen datos oficiales, como recuerda el experto en Meteorología José Luis Escudero. «Y varias personas resultaron heridas por los rayos», añade.
El propio Escudero echa la vista atrás para recordar la efeméride en su blog: «En aquel año yo aún no había nacido, pero mi amigo Juan ( aficionado también a la meteo) me ha relatado muchas veces lo ocurrido. Juan tenía 18 años y vivía en el Tiro Pichón. Siempre destaca asombrado que el día antes había terral y que los cielos estaban totalmente azules y sin ninguna nube. De hecho, consultando datos de ese día en SUR es cierto que Málaga registró casi 36 grados». Nada pues hacía presagiar la terrible jornada que se avecinaba. En esta ocasión, el refrán iba a la inversa: antes de la tormenta reinaba la calma.
Aquel 27 de septiembre pilló desprevenidos a los malagueños. Y desde bien temprano. El crujido de los truenos comenzó a resonar a lo lejos al amanecer: «Por la zona del mar los relámpagos eran los protagonistas. A los pocos minutos la lluvia empezó a caer torrencialmente. Estuvo lloviendo muy fuerte hasta el mediodía, a partir de esa hora se creía que la tormenta abandonaba la Bahía de Málaga. Pero no fue así. Sobre la una de la tarde nuevamente la tormenta tomó protagonismo», rememora Escudero.
En ese instante, según cuentan los que vivieron aquel episodio, el cielo se cerró y se hizo de noche de repente. La lluvia fue torrencial y cayeron rayos cerca de muchas casas. La hemeroteca de SUR recoge que hubo dos heridos en el Tiro Pichón: el niño de 13 años con heridas muy graves y una mujer de pronóstico reservado. En el antiguo cine Plus Ultra resultó herido otro hombre de carácter reservado por otro rayo y en la Calle Tomás de Cózar parece que cayó otro.
La intensidad de la lluvia fue tal que muchas carreteras parecían ríos. «Me comenta Juan que antiguamente había un arroyo por la zona del Corte Inglés Bahía Málaga y aquel día se quedó sorprendido al ver la cantidad de agua que llevaba. La antigua Carretera de Cártama ( Avda Ortega y Gasset) era también un río. Toda esa agua se dirigía a la Cruz del Humilladero. Sobre las cinco de la tarde dejó de llover. Fueron once horas de fuertes precipitaciones» recoge Escudero en su blog.
¿El motivo de este fenómeno? «Una vaguada retrogradamente desde el Mediterráneo que se fue desplazando hacia el Estrecho formando una dana». Una confluencia de factores que hizo que aquel 27 de septiembre de 1957 haya quedado grabado a fuego en los anales de la ciudad.
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