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Seis jóvenes ratifican los abusos o el acoso de su entrenador cuando eran menores

Seis jóvenes ratifican los abusos o el acoso de su entrenador cuando eran menores

El procesado niega las acusaciones y solo admite haber mantenido relaciones sexuales con uno de los denunciantes cuando éste tenía 16 años

Miércoles, 9 de enero 2019

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Seis de los 25 jóvenes que conforman el relato de la acusación ya han declarado en el juicio contra J. C. C. F., un histórico del fútbol base malagueño que fue su entrenador en el pasado, cuando eran menores, y que estos días se sienta en el banquillo para enfrentarse a una posible condena que superaría los 100 años de cárcel, como pide la Fiscalía.

Tras la primera sesión, que se celebró el martes y en la que se interrogó al procesado, ayer fue el turno de los denunciantes, que declararon detrás de un biombo para proteger su identidad y evitar una segunda victimización (de hecho, el juicio se desarrolla a puerta cerrada). Y los seis primeros han ratificado en la Sala que, cuando eran menores, con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años, sufrieron abusos –uno de ellos– o situaciones que se encuadrarían en el acoso –el resto– por parte de su entrenador de fútbol base. Sus declaraciones han sido «coherentes» respecto a la denuncia que formularon en instrucción, según la letrada de uno de los jóvenes, Sagrario Nieto Vera.

El abogado Agustín Martínez Becerra, que representa al entrenador y que es conocido por, entre otros asuntos, llevar la defensa de La Manada, ha calificado de «ilustrativa» la declaración de los menores y ha precisado que el contenido de ciertos mensajes –de WhatsApp– que intercambió el acusado con sus jugadores, que entonces eran menores, «hay que valorarlos de manera general y no puntual porque pudieron ser con ánimo divertido y no libidinoso como mantienen las acusaciones», puntualizó.

Durante su declaración del martes, el acusado normalizó las conversaciones de índole sexual con los menores, las cuales admitió pero alegando que eran adolescentes y que era normal ese tipo de conversaciones en un vestuario de fútbol. Sin embargo, según confirmaron a SUR fuentes judiciales, también admitió haber mantenido un encuentro sexual con uno de los denunciantes cuando éste tenía 16 años y de forma completamente consentida.

Precisamente, ese menor fue el origen de la investigación que ahora sienta a J. C. C. F., de 45 años, casado y con hijos, en el banquillo de los acusados. Todo surgió por casualidad. El joven tuvo un incidente y sus padres, como castigo, le retiraron el teléfono móvil. Los progenitores decidieron examinar sus chat de WhatsApp en busca de una explicación a ese mal comportamiento y descubrieron las conversaciones que mantenía con un exentrenador, que las orientaba siempre hacia el tema sexual. Al leer lo que escribía a su hijo, los padres acudieron a la policía para denunciar los hechos.

Vídeo porno

Los abusos a este menor se habrían producido en tres episodios diferentes distanciados en el tiempo. La primera vez, cuando el crío tenía 12 años en un autobús en el que se desplazaban a un evento deportivo, donde además de supuestos tocamientos le habría mostrado un vídeo porno. Después habrían vuelto a producirse abusos hasta en dos ocasiones más, una de ellas durante un viaje del equipo y la otra, años después; este último encuentro es el único que ha admitido el acusado en el juicio.

Respecto a los demás menores, la acusación sostiene que J. C. C. F. les habría mostrado, en unos casos, vídeos pornográficos, o bien requerido o enviado imágenes de carácter íntimo, mientras que, en otros, les habría propuesto contactos sexuales (en algún caso, a cambio de pequeñas cantidades dinero) o incluso les habría ofrecido llevarlos a prostíbulos, botellas de alcohol, dinero o incluso invitarlos a cenar en una hamburguesería a cambio de fotos de ellos desnudos. Para conseguir sus propósitos, habría llegado a prometer a algunos de los menores ayudarles en su carrera deportiva o darles el brazalete de capitán del equipo, siempre según la Fiscalía.

El acusado, que no presenta ninguna alteración, ni perturbación, según el relato acusatorio, les enviaba fotos y vídeos pornográficos, mujeres desnudas e incluso imágenes de su cuerpo desnudo.

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