José Emilio Cabra: «Un cristiano no se improvisa en quince días, hacen falta procesos formativos»
El sacerdote se pone al frente de un centro por el que han pasado ya más de 1.700 alumnos y cuyo periodo de matriculación arranca mañana
ANTONIO MORENO
Domingo, 11 de septiembre 2022, 00:05
El sacerdote José Emilio Cabra (Málaga, 1969) es el nuevo director de la Escuela Teológica San Manuel González, en la que se han formado ya ... más de 1.700 malagueños y cuyo periodo de matriculación se abre mañana.
–¿Cómo le explica usted a la gente qué es la Escuela Teológica?
–Es un cauce de formación que ofrece la Diócesis de Málaga a cualquiera que quiera profundizar en su fe. Tiene la característica de que, aunque se llama escuela, no da una formación solamente intelectual, no vamos solamente a aprender una materia, a conocer cosas con nuestra mente, sino a tratar de formarnos integralmente. Y para mí, la formación cristiana significa parecernos más a Jesús. Esa es la gran tarea del Espíritu Santo desde nuestro bautismo, eso de «tener los mismos sentimientos que Jesús» que decía san Pablo.
–¿Cómo se logra esta interacción de lo estudiado con la vida personal?
–Hay una serie de temas muy bien organizados y estructurados, pero luego hay un material, unas preguntas que sirven para contrastarlo con nuestra vida y para ponerlo en común con otros compañeros. Esa es la gran originalidad, que lo que estudiamos se filtra también por nuestra vida y por nuestro día a día.
–Los seglares reclaman mayor protagonismo en la Iglesia, pero sin una apuesta decidida de estos por la formación va a ser difícil que lo consigan...
–A todos nos resulta muy fácil ir a una charlita, asistir a un ciclo de conferencias, cuatro sesiones de formación, y ya parece que están cubiertas nuestras necesidades formativas. Pero lo que de verdad transforma son los procesos y un proceso lleva tiempo. Hacer un cristiano no se improvisa en quince días. Hace falta un tiempo prolongado, como el catecumenado de la Iglesia primitiva que era largo. A muchos les da pereza al principio, pero cuando lo prueban, se enganchan porque se dan cuenta de que eso es lo que de verdad les va cambiando.
«La Escuela Teológica es una oportunidad única»
Javier Castillero es uno de los alumnos que han completado el ciclo de formación en la Escuela Teológica San Manuel González. Trabajador de Cáritas Diocesana de Málaga y miembro de Cáritas Parroquial de San Pedro, comunidad donde vive su fe, es el nuevo Hermano Mayor de Salutación.
«Tenía 18 años y llevaba un grupo de catequesis de postcomunión cuando me animaron a formarme más ampliamente. No tenía muy claro estar los viernes por la tarde durante tres años recibiendo clases y trabajando en grupo, pero finalmente di el paso y menos mal que lo hice», cuenta. «La formación que he recibido me ha servido mucho para ahondar en mi sentido de pertenencia a una comunidad de fe en la Iglesia Diocesana. Me ayudó a definir la vocación dentro de la misión pastoral, que siempre ha sido en el ejercicio de la caridad. Ahora incluso es útil para poder servir los próximos cuatro años en mi hermandad de la Salutación como hermano mayor. Al margen de la obligatoriedad para ciertas tareas pastorales, la Escuela es una oportunidad única de conocimiento y profundización personal con Dios y contigo mismo».
–¿Cuál es la experiencia de los alumnos que terminan su formación en esta escuela?
–Cuando invito a alguien a que se matricule, siempre digo: «Pregúntale a Fulanito, que lo ha hecho». Es siempre la mejor publicidad, porque te encuentras con gente entusiasmada.
–La escuela cuenta con sedes en toda la provincia: Málaga, Antequera, Marbella, Mijas-Costa, Axarquía y Ronda. Incluso ofrece una modalidad semipresencial. ¿Es una apuesta decidida por llegar a todos?
–Es que los cristianos de hoy tenemos que dar razones de nuestra fe, porque el ambiente tiene sus dificultades, porque hay que saber en dónde apoyamos lo que creemos. Para servir bien a la Iglesia es bueno estar bien preparado. Además, la riqueza de la escuela es abrirte más allá de tu parroquia, tener una experiencia más amplia de diócesis, pues compartes tu vida con cristianos de otras parroquias de tu zona.
–La Escuela está abierta a todos, pero el perfil mayoritario de los alumnos es el de personas con una responsabilidad concreta en su parroquia, en su movimiento o su cofradía, ¿verdad?
–Nuestro obispo insiste mucho en que cualquiera que esté dispuesto a realizar una tarea diocesana es bueno que reciba esta formación. Por eso, cualquiera que desempeñe una tarea en catequesis, en liturgia, en una hermandad, etc. está invitado especialmente. Verdaderamente es una oportunidad excelente porque abre mucho el campo de visión, da mucha luz.
–¿Es necesaria alguna formación previa para acceder al centro?
–No es necesaria. Todos los requisitos y el resto de información para formalizar la matrícula, cuyo periodo de tramitación en la sede de Málaga va del 12 al 16 de septiembre, se pueden encontrar en la página web ceset.edu.es.
Comentario del evangelio: Alegraos conmigo
El capítulo 15 constituye para muchos exégetas el corazón del tercer evangelio. El relato nos ofrece una triple pérdida: una oveja a un hombre, una moneda a una mujer (Lucas siempre con su empeño de establecer paridad) y lo peor, un hijo a un padre, aunque no podemos poner las tres pérdidas al mismo nivel ni por la cualidad de lo perdido, ni por la consciencia o inconsciencia en el descarrío.
Asimismo, es una invitación a desarrollar tres actitudes: gratuidad, gratitud y cuidado. En primer lugar, nos anima a reconocer y saborear el amor gratuito e incondicional de Dios Padre-Madre que abraza nuestra vulnerabilidad; en segundo lugar, a agradecer esa experiencia de amor entrañable acogiéndola como un inmerecido regalo; y en tercer lugar, a «dar gratis lo que hemos recibido gratis», a no quedarnos de brazos cruzados e impasibles ante los «perdidos» de nuestro mundo, a crear redes de cuidado, a dejar que se muevan nuestras entrañas de misericordia al ver a todos aquellos que están sin horizonte, sin futuro, sin esperanza, sin acompañamiento en el camino.
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a dejarte afectar por los sufrimientos y debilidades de nuestros hermanos y hermanas y a dar valientemente un paso adelante para acompañar sus vulnerabilidades y curar sus heridas? Gratuidad, gratitud y cuidado son la mayor dicha que podemos experimentar. Entonces podremos gritar entusiasmados: ¡Alegraos conmigo!
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión