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Este jueves un jabalí de gran tamaño causaba gran revuelo y motivaba un fuerte dispositivo policial y de técnicos del Zoosanitario. A plena luz del día y compartiendo espacio con los transeúntes. El día anterior hubo que actuar en un parque de Las Flores. Y ... en el Colegio de El Monte. También pasean por el barrio de la Victoria por calles puramente urbanas. Y por Hacienda Paredes, Cerrado de Calderón, Churriana... ¿Por qué han perdido el miedo a dejarse ver incluso ya en el corazón de las ciudades y a plena luz del día?
La sola cuestión de la comida fácil no era la única teoría que se manejaba para explicar la presencia de los híbridos entre cerdo y jabalí en los cascos urbanos. La sequía y la falta de agua en su medio de origen podían explicar, para muchos, esta hiperfrecuentación. Pero no, tras las dos danas de finales de octubre y de mediados de noviembre respectivamente, apenas se ha notado diferencia. No hay nada que frene a estos animales, que si no son ya fauna urbana, al menos sí periurbana. En este contexto, el presidente del colegio de Veterinarios de Málaga, Juan Antonio de Luque, reflexiona sobre la necesidad de aplicar medidas integrales y en todos los municipios.
La tesis es sencilla: de nada sirve aplicar unas medidas en un término municipal si en el de al lado no se toman o son otras. «Evidentemente, estos animales no entienden de términos municipales», resalta De Luque, que recuerda el paquete con ocho medidas ofrecido por el órgano colegial.
En todo caso, la conclusión está clara: no están siendo efectivas las medidas tomadas por parte de los diferentes ayuntamientos y la Junta de Andalucía, ya en su medio natural.
«Son animales de hábitos y se han habituado a encontrar alimentos muy fáciles. Incluso, la gente les da de comer, algo que nunca debería hacerse, es muy importante incidir en la educación ciudadana. Se presuponía que con las danas se iban a quedar más en el monte y, aun teniendo ya bastante agua, vemos que siguen bajando. Han perdido el miedo al humano», detalla.
Es más, cada vez es más fácil verlos a plena de luz del día, cuando lo más común es que se movieran de noche. Y asientan su zona de descanso en los numerosos arroyos y cauces que conectan los montes con las ciudades.
En este punto, resalta el fuerte componente de costumbres que tienen estos animales y recalca la importancia de concienciar a la población sobre los peligros de que se encuentren en las ciudades: enfermedades, accidentes de tráfico, destrozos, ataques... En este sentido, lanza una recomendación clara: evitarlos. Si se pasea con mascota, incluso más.
«No podemos acostumbrarnos a que estén en los parques infantiles, en casco urbano... Ya se han acostumbrado. Es un gran problema. La autoridad se tiene que tomar en serio los jabalíes o cada vez será más difícil que vuelvan al monte», sentencia. «Un jabalí defeca en un parque infantil y puede, por ejemplo, contaminar la arena con hepatitis C», ejemplifica.
«Las medidas que hemos propuesto se trabajaran deberían de dar resultado, pero ningún municipio las está aplicando en su conjunto», subraya.
De Luque menciona la primera. Y es que se caza poco. Hay que aumentar la presión cinegética.
En segundo lugar, se trata de ponerles lo más díficil posible el alimento fácil. Y en este sentido los veterinarios plantean papeleras antivuelco; cambios en la vegetación de las rotondas en las carreteras sustituyendo el césped por arbustos... Esto último baja la necesidad de agua y cabe recordar que el líquido es un gran atractivo para los jabalíes. Es frecuente ver zonas que dejan literalmente como patatales en torno a bocas de riego. El entorno de la Fuente de Berrocal, en Pinos del Limonar, es un ejemplo reciente.
En tercer lugar, para De Luque tiene que estar claro el peligro potencial de transmisión de enfermedades, a otros animales y al ser humano. «Estos animales son transmisores potenciales de enfermedades zoonóticas (salmonelosis, brucelosis biovar 2, hepatitis E); transmisores de enfermedades comunes a la cabaña ganadera doméstica (pleuroneumonía porcina, circovirus porcino tipo 2 (PCV2), Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (PRRS), Neumonía Enzoótica, linfadenitis); a perros de caza (enfermedad de Aujeszky), y a la fauna silvestre (tuberculosis por complejo Mycobacterium avium, triquinelosis, etc).
El presidente colegial subraya su desacuerdo con el método del arco o ballesta. Se basa en el sufrimiento que conlleva. Y, en quinto lugar, a modo de alternativa, aboga por capturaderos o jaulas trampa en zona urbana. Aquí intervendrían procesos de aturdimiento y eutanasia con técnicos especializados y veterinarios.
El sexto punto es muy cuestionado por los veterinarios: la colocación de abrevaderos en zonas de monte. Son un foco de enfermedades entre los propios cerdos asilvestrados y jabalíes.
En séptimo lugar, algo que puede, a priori resultar chocante: la alimentación de las colonias felinas, de los gatos ferales. Los propios jabalíes, oportunistas, se aprovechan de ellas. Y, de nuevo, concurre el riesgo de infección.
La esterilización es algo en lo que no se ha trabajado a fondo y se debería, a juicio de los veterinarios, a través de proyectos.
La realidad de sobrepoblación es clara, cuando, además, carecen de depredadores naturales. En Andalucía hace muchos años que se encendieron las alarmas, sobre todo en las provincias de Cádiz y Málaga. Se calcula, por una regla a partir de las capturas, que son unos 22.000 los ejemplares en la provincia. La gran mayoría de los que se avistan en las ciudades y entornos urbanos son híbridos con cerdo doméstico, con lo que, además, se consideran una especie exótica que habría que exterminar según las autoridades ambientales.
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