Investigan la aparición de diez delfines muertos en playas de Málaga en enero
El Aula del Mar y la Junta están analizando los cadáveres para tratar de determinar las causas de tantas defunciones en el mismo mes
La aparición de diez delfines muertos en las playas de la Costa del Sol en lo que va del mes de enero ha hecho saltar ... las alarmas. El Aula del Mar y la Consejería de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente han recogido muestras, en los casos en los que era posible, y están haciendo las necropsias para determinar las causas de este repunte de casos.
José Luis Mons, director del Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (CREMA) del Aula del Mar, enumera que se han producido diez varamientos de esta especie, de los que seis eran susceptibles de recoger muestras (ya que los cuerpos aún estaban en buen estado); a lo que se suma la ballena que apareció la semana pasada en Estepona, y una tortuga boba.
«A veces coinciden picos como este, hace unos años se juntaron seis calderones (una especie de ballena) entre diciembre y enero, ante situaciones como esta hay que dar la voz de alarma». Respecto a lo que está ocurriendo ahora, a su juicio en buena parte se debe al temporal fuerte, que ha arrastrado varios cadáveres hasta la costa malagueña; y que se juntan a los que ya habían aparecido en días anteriores. «Hay rachas en las que hay dos semanas de locura, y otras que no aparece ninguno, pero se han recogido las muestras y se están haciendo las necropsias en la Consejería por si hubiera alguna causa común».
Los varamientos han sido muy repartidos a lo largo de la Costa del Sol: dos en Estepona; tres en la capital; dos en Torrox y uno en Marbella, Benalmádena y Nerja. «En Estepona se ha producido la coincidencia de la ballena y poco después un delfín, que ha causado alarma». Mons aboga por esperar a los resultados de los análisis para ver si hay causas epidemiológicas comunes. Sobre la presencia de plásticos en el mar, el biólogo marino aclara que estos materiales afectan con frecuencia sobre todo a tortugas y ballenas, aunque no tanto a los delfines, que son más selectivos en su alimentación. «La tortuga, lo que pille con hambre se lo come».
El caso que ha generado mayor expectación, y que ha puesto el foco sobre los problemas de los cetáceos en el mar de Alborán, es la aparición el pasado jueves del cadáver de una ballena en Estepona. El cetáceo, un ejemplar de rorcual común de grandes dimensiones (más de catorce metros de largo) llegó a la orilla de la céntrica playa de La Rada a primera hora, cuando ha sido vista por un vecino que paseaba por la zona. Sus fotos y vídeos no han tardado en viralizarse, especialmente entre los habitantes del municipio, donde se generó un gran revuelo. El cuerpo ha quedado varado de forma intencionada junto al puerto de la localidad, a la espera de que el temporal amaine y se puede transportar mar adentro y lastrarlo a gran profundidad.
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