Antonio González posa ante uno de los murales de la sede de UGT, en la calle de Alemania, en la capital. Marilú Báez

Antonio González, nuevo secretario general de UGT en Málaga

«Para insertar a los parados de Málaga se necesitan mejores convenios y más formación»

Sucede en el cargo a Soledad Ruiz tras la celebración del último congreso en que tuvo el respaldo del 65% de sus compañeros y que a punto estuvo de romper al sindicato

Miércoles, 29 de octubre 2025, 00:42

Antonio González es el nuevo secretario general de UGT en Málaga. Así resultó elegido en el XVI Congreso del sindicato después de que su predecesora, ... Soledad Ruiz, decidiera no optar a la reelección. Fuentes consultadas indican que parece que ella tomó la decisión a última hora para no partir el sindicato en dos tras maniobras que buscaron restarle apoyos a ella, que sí buscaba repetir. Sea como sea, a González le pillamos aprovechando el viaje entre la sede donde se encuentran las dependencias de servicios públicos y las de la central, en calle Alemania, donde ahora tiene su despacho -el que antes era de Soledad Ruiz-, para hacer parte de la mudanza de sus cosas casi improvisadamente en un carrito de la compra. Ha tenido una mañana ajetreada que ha comenzado con el foro organizado por SUR en el que el consejero de Energía, Industria y Minas, Jorge Paradela, era el protagonista, ha continuado con alguna reunión en el sindicato, después con una concentración en recuerdo del trabajador muerto electrocutado en el polígono industrial de Santa Cruz, sigue con esta entrevista, y después habría más reuniones. Una jornada muy movida en la que se siente cómodo, como nervioso y activo que es.

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-Díganos, quién es Antonio González Delgado, el nuevo secretario general de UGT en Málaga.

-Comencé mi andadura laboral ejerciendo como abogado en el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga en la década de los noventa. Antes de eso, compaginé mis estudios de Derecho con echarle una mano a mi padre en el negocio familiar, un bar-restaurante, y di clases de inglés y de francés para sacarme algún dinero para costear mis estudios. Empecé como abogado. Es cierto que en Málaga el ejercicio profesional de abogado, de procurador, es duro, es difícil. Así que decidí presentarme a las oposiciones de Instituciones Penitenciarias. Desde hace años me dedico en exclusiva al sindicato, pero mi puesto es el de educador en la prisión de Alhaurín. Guardo un grato recuerdo de mi periplo en instituciones penitenciarias. Precisamente allí inicié mi andadura sindical, en la sección sindical de la prisión de Alhaurín. Entonces sólo contábamos con ese centro penitenciario en la provincia. Luego ya se inauguró el Centro de Inserción Social Evaristo Martín Nieto, que es una cárcel de terceros grados y donde se llevan también los medios telemáticos, pulseras y tobilleras, y se tramitan todas las gestiones relativas a la libertad condicional y los trabajos en beneficio de la comunidad. Y recientemente se inauguró también la prisión de Archidona. Luego doy el salto a la Administración General del Estado, es decir, donde se llevan las cuestiones laborales de organismos como el SEPE, la Seguridad Social, Tráfico, Defensa, Subdelegación del Gobierno... Teniendo esas responsabilidades en Málaga, me llegó la llamada de Madrid, de UGT Federal, y durante tres años, de 2016 a 2019, fui el responsable nacional de UGT Prisiones. Y de ahí di el salto a la negociación en Función Pública y participé en la negociación en las mesas delegadas de diferentes ministerios. Esto me ha permitido tener una visión global de la problemática laboral de los funcionarios y el personal laboral de la Administración General del Estado. El último cargo que he tenido aquí en Málaga ha sido de secretario de Política Sindical y Comunicación.

Marilú Báez

-Vayamos al meollo de lo que nos ha traído hoy aquí: ¿Cómo ha sido el proceso de sucesión en la primera línea de UGT en Málaga?, ¿qué ha pasado?

-Ha pasado que la compañera Soledad Ruiz Seguín decidió no presentarse y mis compañeros de las tres federaciones, la de servicios públicos, la de industria y la del sector servicios, decidieron postularme para la secretaría general y yo la verdad es que me sentí muy honrado de suceder a Soledad Ruiz Seguín, que es una persona que para mí siempre ha sido un referente, a la que conozco desde hace muchos años y con quien tengo mucha amistad. Me gustaría continuar su legado y dar un impulso cuantitativo y cualitativo a la acción sindical de UGT en la provincia. Asumo el cargo con muchísima responsabilidad aunque también con mucha ilusión.

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«Me siento respaldado por mis compañeros. Es cierto que me hubiese gustado un respaldo del 90%. Pero, bueno, siempre que hay un cambio de caras en la ejecutiva suele ocurrir esto»

-Un 65% de respaldo. ¿Cómo lo valora?, ¿lo considera suficiente?

-Yo me siento respaldado por mis compañeros. Es cierto que me hubiese gustado un respaldo del 90%. Pero, bueno, siempre que hay un cambio de caras en la ejecutiva suele ocurrir esto. Si dentro de cuatro años decido presentarme a la reelección y saco un porcentaje mayor, veré refrendada la gestión que estoy llevando a cabo en este periodo. También es verdad que el congreso se demoró mucho, con muchas intervenciones y a la hora de votar muchos compañeros se habían ido ya. Además, no tuvimos votos en contra.

-¿Cuál es el diagnóstico que efectúa del mercado laboral malagueño?

-El otro día tuvimos la Encuesta de Población Activa y vemos que el paro está disminuyendo en Málaga. Pero también que el mercado laboral malagueño tiene una gran dependencia del sector servicios, con lo que es necesario diversificar el tejido productivo y apostar por la industria. Es cierto que Málaga se está convirtiendo en un referente de las nuevas tecnologías y es necesario apoyar al parque tecnológico y que vengan cada vez más empresas y se instalen aquí, porque eso va a generar un empleo de calidad con profesionales muy bien cualificados para quienes exigimos desde UGT que las retribuciones sean acordes a su responsabilidad. Pero además de potenciar el sector de la industria, no hay que olvidar que en Málaga cada vez pierde más peso el sector primario en comparación con lo que sucede en otros territorios. La agricultura y la ganadería siempre han sido tradicionalmente una fuente de empleo, pero parece que ahora en Málaga todo está pensado para el turismo de sol y playa. Cuanto más diversifiquemos el tejido productivo, más posibilidades habrá de que la gente pueda conseguir un empleo digno, un empleo estable. Tenemos que intentar conseguir el pleno empleo.

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Marilú Báez

-El paro en Málaga supera el 12% y también la media española. El mercado laboral absorbe trabajadores de fuera de la provincia y de fuera de España, pero el paro parece enquistado en la población local.

-Bueno, es que aquí tenemos la figura del nómada digital. Hay muchos trabajadores que se ubican en Málaga por la bondad del clima o por las buenas comunicaciones en cuanto a medios de transporte. Todo eso favorece que se instalen aquí muchas personas para teletrabajar. Pero tenemos que apostar por políticas activas de empleo que favorezcan la contratación de la gente de Málaga, que ha estudiado en Málaga y que quiere desarrollar un proyecto de vida en Málaga. Tenemos muchos jóvenes que están muy cualificados y que se han visto abocados a buscar trabajo fuera de la Costa del Sol.

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-Pero también está el problema de la gente que no tiene formación. Las patronales se quejan de que no encuentran profesionales formados.

-Es necesario que se genere empleo y que ese empleo sea de calidad. Sobre todo para personas que no tienen estudios universitarios, que no han cursado un ciclo formativo de grado superior, pero que también tienen derecho a un trabajo digno que les permita satisfacer sus necesidades más básicas, no sólo pagar la vivienda -aquí en Málaga el problema es acuciante-, sino también permitirse ir a un restaurante algún día, ir al cine...

«El objetivo número uno es negociar convenios colectivos con garantías para los trabajadores»

-¿Cómo insertar a las personas menos formadas en el mercado laboral?

-Para eso es necesario siempre respetar las condiciones laborales. Y por eso nosotros somos muy beligerantes a la hora de la negociación de los convenios colectivos, porque son la fórmula que concreta la normativa marco, el Estatuto de los Trabajadores, en cada sector de actividad, porque siempre los convenios colectivos van a suponer una mejora. Este punto es el número uno: negociar convenios colectivos con garantías para los trabajadores. Y luego apostar por la formación: yo he dado clases de legislación, de técnicas para hablar en público, de liderazgo, estoy muy involucrado en las acciones formativas; y también siempre he recibido formación cuando he tenido oportunidad. Porque el mercado laboral no es una foto fija, es una realidad cambiante y puede que con el tiempo tus funciones se queden obsoletas y te tienes que ir adaptando a las nuevas realidades.

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-Dice que para insertar a las personas menos formadas al mercado laboral hay que tener buenos convenios. ¿Eso significa que hay a gente a la que no le compensa trabajar?

-Pues se da el caso, porque hay trabajadores que tienen unas condiciones muy precarias porque no tienen el paraguas de un convenio colectivo en el que ampararse a la hora de trabajar. Quizás hay gente que se puede permitir el lujo de rechazar un trabajo, pero hay gente que se ve abocada a trabajar aunque las condiciones laborales sean muy precarias, muy duras, porque no tiene ninguna fuente de ingresos. Si el trabajador tiene una retribución adecuada, un ambiente laboral adecuado y una jornada que te permite conciliar, seguramente no pensará en cambiar de trabajo. Pero quien esté descontento al final buscará otro puesto.

«Quizás hay gente que se puede permitir el lujo de rechazar un trabajo, pero hay gente que se ve abocada a trabajar aunque las condiciones laborales sean muy precarias»

-¿Fluye la relación de UGT con Comisiones Obreras y con la patronal? ¿Cómo son estas conversaciones tripartitas?

-Como vengo de servicios públicos, nuestra patronal era la Administración, la Junta de Andalucía, el Gobierno central, los distintos ayuntamientos, diputaciones... Ahora, al desembarcar en esta nueva responsabilidad, es cierto que el «contrincante» es la patronal, es decir, nos vamos a tener que ver las caras con la patronal. Aún no me he reunido con ellos. Yo siempre soy partidario de la negociación colectiva, porque gracias a ella se puede avanzar en el reconocimiento de derechos. Si la patronal está dispuesta a llegar a acuerdos, la UGT siempre vamos a estar ahí siempre que se intenten mejorar las condiciones laborales de la clase trabajadora. Si no, el ordenamiento jurídico nos da una serie de resortes, de herramientas, de instrumentos para reivindicar, para exigir el cumplimiento de esas mejoras. Y con respecto a Comisiones Obreras, la relación es buena, va a haber unidad de acción y los objetivos, en definitiva, van a ser los mismos. Aunque cuando haya elecciones sindicales cada uno intentará sacar el mejor resultado -ríe-.

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«No se puede vivir de éxitos pasados, hay que mirar al futuro y el futuro es tener trabajadores cualificados, formados y si hay un segmento de población importante que no tiene ese perfil, darles oportunidades»

-Otra de las cosas que dice la patronal es que Málaga no se puede dormir en los laureles, que necesita un nuevo impulso, que no puede vivir de éxitos del pasado.

-Pues ahí la patronal tiene razón. Pero yo matizo. No se puede vivir de éxitos pasados, hay que mirar al futuro y el futuro es tener trabajadores cualificados, formados y si hay un segmento de población importante que no tiene ese perfil, darles las oportunidades para que puedan formarse y acceder al mercado laboral con garantías y siempre mejorando las condiciones de trabajo. Hoy nos hemos concentrado porque se ha producido la muerte de un compañero trabajador electrocutado en el Parque Empresarial de Santa Cruz. Es una noticia terrible. Llevamos ya veinte casos en la provincia de Málaga en lo que vamos de 2025 de muertes en accidente laboral. Hago un llamamiento a las empresas. Yo sé que para ellas lo más importante es el beneficio y la productividad, pero también hay que mirar por la seguridad y la salud laboral de sus trabajadores, porque así van a ser más eficientes y van a producir más.

-¿Cuáles son sus prioridades en el sindicato?

-Hay objetivos que ya nos vienen marcados desde Madrid. Uno es la reducción de la jornada laboral desde las 40 hasta las 37 horas y media para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar. Y la otra sería apostar por una mesa de diálogo social que acometa una reforma del despido: la regulación del despido en España no cumple con la Carta Social Europea, es excesivamente barato, así que es el momento de llevar a cabo una reforma del despido en nuestro país. El objetivo fundamental de mi mandato es avanzar en los derechos sociales y laborales. Porque vamos a apostar por unas retribuciones dignas, eso es fundamental, y también vamos a mejorar las condiciones laborales por medio de la negociación colectiva, que se tenga derecho a un empleo estable y de calidad y reivindicaremos que se resuelva el problema de la vivienda que no permite emanciparse a los jóvenes y emprender un proyecto de vida. También hay que avanzar en igualdad y luchar contra la violencia de género. Porque el sindicalismo tiene que ser el puente entre el mundo del trabajo y el de la justicia social, la cohesión social. Por eso somos muy reivindicativos a la hora de defender la sanidad pública, porque ahí atienden a cualquiera de la misma manera, independientemente de lo que cada uno tenga en la cuenta corriente.

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-Uno de sus compromisos es que quiere hacer crecer el sindicato. Sabemos cómo crece una empresa, con inversión, buscando nuevos mercados, pero, ¿cómo crece un sindicato?

-Se crece con tesón, con constancia, y atendiendo siempre a los afiliados. Porque cada uno viene con una casuística, con un problema, que para nosotros es una consulta más, pero para esa persona es algo realmente importante. Como delegado sindical, hay que saber escuchar los problemas que tienen los trabajadores, hay que intentar arbitrar soluciones, hay que saber ser interlocutor de los trabajadores ante la dirección de la empresa o ante la administración. Y, realmente, adoptar medidas beligerantes, reivindicativas, cuando las negociaciones fallan. Hay que pensar que los trabajadores nos tienen que tener como referente en la defensa de sus derechos laborales. Un sindicato tiene que servir para amparar a los trabajadores. Cuando haya algún problema, UGT, el sindicato útil, siempre va a estar ahí, para redactar un escrito, para mantener una reunión con el jefe para intentar solucionar un problema de régimen horario, de conciliación... ¿Por qué tiene que crecer un sindicato? Porque seremos más fuertes a la hora de defender los derechos del colectivo de trabajadores. Pero también tenemos que tener credibilidad.

-¿Ha formado ya su equipo?, ¿es paritario?

-Sí. Tenemos tres hombres y tres mujeres. Tenemos al secretario general, al secretario de organización y al de políticas sociales, que somos hombres; y hay tres mujeres, que son la secretaria de administración y asesoría jurídica, la de formación, empleo y juventud y la de salud laboral y prevención de riesgos laborales.

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-Teniendo en cuenta su experiencia en el sector público, ¿cómo valora el proceso de estabilización de los interinos?

-Yo estuve negociando en Función Pública los criterios de estabilización del personal interino en la Administración General del Estado. Nosotros tenemos una normativa que es muy garantista, el Estatuto Básico del Empleado Público. Hay distintas modalidades de interinidades por vacantes, por exceso de acumulación de tareas, con distintos plazos. Pero un interino no puede estar en estas condiciones durante más de tres años. Aquí las diferentes administraciones, sobre todo las corporaciones locales, incumplían la normativa de interinidades, porque había interinos que llevaban décadas en situación de interinidad. Bruselas dio un tirón de orejas al Estado español por ello y por eso se llevó a cabo un proceso de estabilización que está concluyendo y ha permitido regularizar la situación de muchos interinos. Ellos no tenían la culpa de que las administraciones incumplieran la normativa de Función Pública. Fue la administración la que cayó en este fraude de ley y quienes han pagado el pato han sido los trabajadores. En España el acceso a la Función Pública se efectúa mediante los sistemas de oposición o concurso-oposición, siempre respetando los principios de igualdad, mérito, capacidad y libre concurrencia. Ahora estamos satisfechos con el proceso, tiene que haber interinos, pero no se puede abusar de esta figura.

Antonio González, en un momento de la entrevista. SUR

-Los funcionarios tienen mala prensa...

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-Los funcionarios cohesionan el país y sirven para que España no entre en una situación de colapso. Durante la pandemia, muchos trabajadores perdieron su trabajo y tenían que solicitar las prestaciones del SEPE. Los trabajadores del SEPE estuvieron trabajando desde sus casas diez horas diarias para que que los ciudadanos pudieran cobrar sus prestaciones. Eran millones de españoles y españolas. Este país no colapsó gracias a los funcionarios. El ingreso mínimo vital es una nueva prestación de la Seguridad Social. Cuando se puso en marcha, fueron interinos los que lo gestionaban. Ahora se han celebrado oposiciones y han tomado posesión esos compañeros. Si esas plazas no se incorporan a la oferta de empleo público, no se puede hacer frente a la tramitación del IMV y hay muchas familias que están esperando esa prestación como agua de mayo.

-Aprovechemos su experiencia en las cárceles. Díganos, ¿cómo funcionan las cárceles en España?

-Las cárceles en España tienen un déficit estructural de recursos humanos, es decir, hace falta plantilla. Es necesario también incrementar las medidas de seguridad, porque los funcionarios sufren agresiones. Pero también quiero destacar la enorme profesionalidad del personal penitenciario, tanto en las áreas de oficina como de servicio interior, así como en el área tratamental, que es al que yo pertenezco, porque se lleva a cabo una labor muy importante de resocialización, de inserción de personas que están privadas de libertad. Las prisiones en España tienen un sistema muy garantista, pero también apuestan por esa recuperación de esas personas para la sociedad.

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-¿Y lo logra?, ¿recupera a las personas?

-En muchos casos. Es cierto que hay algunos internos que cuando salen van a volver a delinquir, van a ser reincidentes. Pero otras personas que en un momento dado tienen la mala cabeza de cometer un delito, incurren en este tipo de comportamientos delictivos, pero luego se dan cuenta de sus errores y reconducen su vida una vez que ya han pasado por la prisión. Es más, en la prisión también tienen la posibilidad de formarse, de adquirir una serie de destrezas, de habilidades, con cursos de fontanería, de electricidad, de panadería... y también pueden cursar estudios a distancia. Y yo que he sido educador, el área tratamental juega un papel fundamental: hablamos de psicólogos, de juristas, trabajadores sociales, monitores ocupacionales... Tenemos el cliché, el prejuicio, de que en la cárcel van a aprender más técnicas delictivas porque van a estar en contacto con gente que pertenece a bandas organizadas. Pero la legislación penitenciaria apuesta por la separación interior: los hombres están separados de las mujeres, los jóvenes de los mayores, los internos con perfil de reincidencia de los reclusos primarios, precisamente para evitar ese efecto contagio y que no entren en esa espiral de delinquir, delinquir y delinquir. Te puedes encontrar una casuística muy variada en las prisiones, pero siempre apostamos por eso, por la reinserción: porque una persona haya cometido un delito y haya cumplido una pena de prisión no puede estar condenada de por vida con ese sello de que ha sido un recluso; esa persona tiene derecho a rehacer su vida.

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