¿Por qué cada vez más gente toma el ibuprofeno en cápsulas de gelatina?
Aunque el resultado de tomar ibuprofeno en cualquier forma debería ser el mismo, parece evidente que sí tiene otros beneficios como la facilidad para la ingesta o la ausencia de sabor y olor
El ibuprofeno es uno de los medicamentos más consumidos en España desde hace años, pero en los últimos tiempos han aparecido nuevas formas farmaceúticas de ... presentarlo. «Están de moda ahora las cápsulas de gelatina», admite cualquier farmacéutico que se le pregunte. Pero, ¿por qué cada vez se vende más este formato? ¿Es mejor que las pastillas tradicionales?
Aunque el resultado de tomar ibuprofeno en cualquier forma debería ser el mismo, parece evidente que sí tiene otros beneficios. Según varios expertos consultados, uno de los aspectos positivos de las cápsulas blandas o de gelatina es que resulta más sencillo de consumir. No tienen olor ni sabor, y por tanto resultan óptimas para aquellos que tengan dificultades con jarabes u otras formas más intrusivas'.
Esto mismo podría extrapolarse a las pastillas tradicionales, pero es que las cápsulas blandas además son más sencillas de asimilar por el organismo, provocando a su vez que los efectos de la misma se produzcan antes, incluso a partir de la siguiente media hora tras ser consumida; una característica muy útil si el dolor es muy intenso. Además de esta absorción rápida, este tipo de cápsulas suelen ser más suaves para el estómago gracias a su cobertura exterior, un hecho que hace más complicado el contenido de otras sustancias extrañas o de la pérdida de propiedades.
Por otro lado, esta forma farmacéutica parece estar triunfando porque su tamaño, forma y consistencia hace que sean más fáciles de tragar y más difíciles de imitar, haciendo casi imposible que se pueda adulterar. Según explica Leandro Martínez, presidente de Cofarán, esta forma no es nueva, aunque es ahora cuando está «aumentando» su consumo en comparación con otras. El precio es algo más elevado (aunque no en exceso), y su compra hace más complicado el autoconsumo no responsable, porque al contrario que las pastillas, estas no se pueden partir por la mitad para consumir, por ejemplo, 600 gramos en vez de 400 en la misma ingesta.
Medicamentos con receta
Precisamente, SUR publicó a finales del año pasado que Medicamentos que antes se dispensaban en las farmacias sin receta -pese a que la norma establecía que debían ser prescritos por un médico- ahora no se venden si la persona que lo pide no presenta la receta. Por ello, la inspección farmacéutica de la Consejería de Salud ha endurecido el control de la venta de fármacos. En esa situación están, entre otros, el citado ibuprofeno de 600 miligramos (antiinflamatorio y analgésico); además de otros también muy 'populares' como el paracetamol de un gramo (analgésico y antipirético), la simvastatina (fármaco de la familia de las estatinas utilizado para disminuir los niveles de colesterol en sangre) y el metamizol (nolotil), que es un analgésico y antipirético.
Aunque para la dispensación de estos medicamentos siempre ha hecho falta el aval de un médico, las farmacias los solían vender de forma libre, pero ya no ocurre así. Ahora es necesaria la presentación de la receta médica. Fuentes farmacéuticas consultadas entonces por este periódico explicaron que en el caso del paracetamol de un gramo y del ibuprofeno de 600 miligramos había personas que se los tomaban alegremente cuando eso tiene efectos secundarios. Entre los efectos adversos del ibuprofeno en dosis altas están que puede crear problemas cardiovasculares y afectar al riñón; una cuestión que afecta ya se tome con pastillas tradicionales, sobres, jarabes o las cápsulas blandas.
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