La delegada de Educación y Deporte en Málaga, en una imagen tomada en el edificio de servicios administrativos. SUR

Mercedes García Paine: «Decían que íbamos a durar abiertos unas semanas, y hemos terminado el trimestre con normalidad»

La delegada de Educación y Deporte en Málaga asegura que es «una obligación» de la Administración facilitar el derecho a que las familias lleven a sus hijos al centro que desean

Jueves, 7 de enero 2021, 00:55

La delegada de Educación y Deporte en Málaga realiza un balance satisfactorio del trimestre recién terminado, que ha transcurrido mejor de lo que muchos preveían. ... Respecto a la política de escolarización del Gobierno andaluz, afirma que «si una familia quiere para su hijo un centro concertado, no podemos privarle de ese derecho».

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–Delegada, comienza un nuevo trimestre del curso, y antes de nada habría que hacer balance del que acaba de terminar...

–Sin duda, el trimestre ha estado marcado por la normalidad dentro de la excepcionalidad que nos ha tocado vivir. Yo calificaría con un sobresaliente y matrícula a la comunidad educativa por el trabajo realizado y por los resultados obtenidos, que son consecuencia del enorme esfuerzo de toda la comunidad educativa y de las administraciones bajo el liderazgo de los equipos y de sus claustros. Desde el primer momento luchamos para que los centros permanecieran abiertos, y se ha conseguido.

–El comienzo de curso también estuvo marcado por una cierta improvisación, con la opción de docencia semipresencial que llegó a última hora...

–En este aspecto, me gustaría aclara que la presencialidad era nuestra primera opción, en lo que trabajamos durante todo el verano. Pero entendimos que había que atender la demanda de parte de sectores educativos, y por esto se dio la opción de hacerla semipresencial a partir de cuarto de la ESO. Yo diría que más que improvisar, lo que hemos tenido que hacer es ajustarnos a los tiempos del Covid, no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, muchos pensaban que íbamos a durar una semana abiertos y si embargo hemos podido acabar el trimestre con mucha normalidad, porque hemos sido capaces de ir adaptándonos a las circunstancias sobrevenidas. En definitiva, lo que hemos hecho es adaptarnos a lo que Salud nos indica y escuchar a la comunidad educativa.

–Sin embargo, este modelo semipresencial solo se da en los centros públicos. La mayoría de concertados y todos los privados mantienen a todos sus alumnos en clase. ¿Teme que esto cree diferencias entre alumnos de uno y otro sistema?

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–La semipresencialidad no debería crear diferencias. Es cierto que se han recibido algunas quejas, pero inspección se ha asegurado de que el alumnado reciba la misma calidad educativa que el resto de estudiantes que están todo en presencial. No creo que por ser semipresencial vaya a estar peor preparado que presencial, siempre y cuando la planificación del centro sea la adecuada. Hay que aclarar que semipresencial no significa que dejen la mitad del temario sin explicar: una parte se da en el aula y la otra mitad la estudia el alumno en casa con las herramientas que cuenta.

–Los meses de confinamiento obligaron a la formación a distancia, pero al mismo tiempo han servido para evidenciar que la brecha digital no es solo carecer de ordenador y que la educación presencial es algo insustituible. ¿cuál es su análisis?

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–Efectivamente, el confinamiento puso de manifiesto que hay una brecha digital, pero también social, y este es un trabajo que la administración había afrontado, pero no de la manera más correcta. Me sorprende que cuando se habla de la brecha digital se piense que la solución es repartir tabletas y portátiles, cuando sus carencias van más allá del mero recurso material. Me preocupa que nos centremos en las cifras y olvidemos que cada número es un niño, niña o adolescente con nombre y apellido al que debemos garantizar un futuro mejor, y ese futuro no es solo darle un dispositivo, sino darle seguimiento y formación y generar recursos para que pueda avanzar en sus estudios.

–El curso comenzó también con problemas en los comedores. 49 han estado durante meses sin servicio de comidas. ¿Tiene ya una respuesta a las preocupaciones de los padres del Josefina Aldecoa de Rincón, el único que no se ha normalizado?

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–La fecha prevista es el 1 de febrero, pero como muy tarde. Estamos trabajando con la empresa concesionaria para que pueda dar el servicio cuanto antes, mediante un contrato menor.

–El decreto de escolarización de febrero, y la reciente renovación de los conciertos se interpretan desde la oposición como un trato de favor hacia la enseñanza privada concertada...

–De ninguna manera. Lo que hacemos es respetar la elección de las familias del centro educativo para sus hijos. Si una familia quiere para sus hijos un centro concertado, no podemos privarle de esa libertad.

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–Pero ustedes acaban de renovar los conciertos, aseguran las unidades de la concertada hasta 2025, y se cierran unidades en la pública (25 en Infantil y 32 en Primaria) ...

–Se han cerrado unidades en Infantil y Primaria consecuencia del descenso de la natalidad. Pero las que se han cerrado son la mitad de las que hemos incrementado en Secundaria, donde hay más unidades que nunca. Y las unidades de la concertada se mantendrán siempre y cuando haya demanda de las familias.

–Al acabar el año usted ha perdido parte de sus competencias, las de Igualdad y Políticas Sociales, ¿un castigo o un alivio?

–Desde el primer momento vi que Educación, Deporte, Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación generan un volumen de trabajo excesivo, arrollador. Y la pandemia lo ha agravado, fíjese todo lo que supone de trabajo los centros educativos, más las residencias, centros de mayores, centros de día o el ingreso mínimo que también gestionamos. Me encanta mi trabajo, pero no dejamos de ser personas y en estos últimos meses no recuerdo lo que es dormir una noche de un tirón.

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–¿Ha aprendido a desahogarse en la intimidad (como le pidió el consejero Imbroda tras la publicación de un vídeo en redes sociales)?

–Fue un error de principiante. Y de los errores también se aprende. Ahora lloro con los amigos delante de un café; he aprendido a gestionar mejor mis emociones. Yo he sido muy de usar las redes sociales, donde tenía un entorno telemático casi familiar. Y me arrepiento por el daño que pude hacer a la consejería y al Gobierno andaluz. Llorar no nos hace mejores ni peores personas, pero no eran las formas ni el lugar.

–¿Cuál es su deseo para este nuevo año?

–Sin duda, que mejore la pandemia y que la vacuna llegue al mayor número de personas posible. En cuanto a educación, que el curso vaya al menos igual que este primer trimestre. Los centros han estado libres de contagios, los que se han producido, nos dicen los epidemiólogos, han llegado de fuera. Y que dispongamos de los recursos necesarios para seguir mejorando. Trabamos con personas muy vulnerables que tienen depositadas sus esperanzas en nosotros y tenemos el deber y la obligación de responder a sus expectativas.

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