Federico Beltrán: «No se está legislando para las personas que cobran mil y pico euros»
El presidente de Famadesa señala que el celo legislador de la Unión Europea por el medioambiente está disparando los precios de la carne
Algo está pasando en la sociedad cuando comer pollo se ha convertido en un lujo. El mensaje, que puede parecer simple, describe a la perfección ... el momento por el que pasan muchas economías domésticas. Inflación, encarecimiento de los productos de alimentación o subida de las hipotecas. El poder adquisitivo de muchas familias ha disminuido de manera galopante en el último año. La guerra de Ucrania influye, pero no es el único factor. En muchos casos, ni tan siquiera es el determinante. Federico Beltrán, el presidente de Famadesa, una de las empresas cárnicas más importantes en España, descargó gran parte de la culpa del encarecimiento de la vida en la clase política y en un afán legislador, que va en contra de los intereses de la clase trabajadora. En en el sector agroalimentario, una excesiva legislación medioambiental estaría detrás del aumento en el precio de la carne. «No se está legislando para las personas que cobran mil y pico euros», sostuvo. Lo hizo en 'La Alameda', el programa que producen 101TV y SUR, y que modera el director de este periódico, Manolo Castillo.
Beltrán, que recordó que tuvo su primera granja de pollos con 18 años, conoce a la perfección el sector y como ha evolucionado en los últimos años. En estos momentos, lo que estaría marcando el compás para todos los productores son las leyes medioambientales que emanan de la Unión Europea.
Según el presidente de Famadesa, constituyen a estas alturas una telaraña burocrática y legislativa cada vez más restrictivas y exigente, que hace que las empresas pierdan competitividad a nivel internacional por un lado. Y por otro, que se frene la producción y la menor oferta se traduzca en una subida de precios. «¿Qué está pasando? La Unión Europea hace unas normas y nosotros estamos obligados a cumplirlas. Donde antes podías tener, por ejemplo, seis gallinas, ahora solo puedes tener cuatro. La pregunta no es si se puede hacer. Se puede hacer, pero con qué consecuencias», reflexionó.
En esa carrera hacia una protección medioambiental, Beltrán advirtió del riesgo de dejar a muchas personas atrás. Algo que ya estaría pasando con muchos ganaderos. «Han conseguido expulsar a muchos pequeños y medianos productores, que no están dispuestos a poner el dinero que requiere las obras para cumplir con las nuevas exigencias o se han arruinado en el intento».
Beltrán, que se mostró en contra de intervenir el mercado para controlar los precios, aseguró que una menor burocracia y una mayor flexibilidad para construir nuevas granjas ayudarían a hacer los productos otra vez más asequibles. «Nosotros pedimos una licencia para una nueva granja hace cuatro años y todavía no nos han contestado», aseguró y no dudó, en este punto, en lanzar una crítica directa a la Junta de Andalucía.
El presidente de Famadesa apuntó a la Consejería de Medioambiente, a la que calificó de «auténtico tapón». «Es mucho más fácil hacer una granja en Cataluña que en Andalucía, por ejemplo», añadió. En este sentido, también señaló que la clase política debe hacer un esfuerzo por «rebajar el gasto público».
Una reclamación que ligó a la inutilidad demostrada de la rebaja del IVA en productos básicos como la leche y el pan. «No sirve de nada rebajar el IVA si el producto se ha encarecido mucho más. El primero que está ganando más es el Gobierno», dijo. Tampoco dudó en señalar que es verdad que las grandes superficies están aprovechando el actual contexto para aumentar sus beneficios. «Si lo hace el Gobierno, muchos han decidido que ellos también», señaló. «A río revuelto, ganancia de pescadores», tiró de refranero popular.
Preguntado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, dejó claro que sus argumentos sobre el sector cárnico no le merecen consideración. «Este hombre, cada vez que habla, mete la pata. No tiene sentido nada de lo que dice», aseguró y volvió a pedir que se ponga el bienestar de las personas por encima de una legislación medioambiental excesiva.
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