Eduardo Bandera: «La televisión crea muchas expectativas, no hay sitio para tanta gente»

–¿Qué proyectos tiene a la vista?

–Quiero poder ver que todo esto está terminando y empezar de verdad. Ha sido un paso para adelante y cuatro pasos para atrás. Esa inseguridad te mata, a nivel televisivo y a nivel presentador de eventos. Salen fechas pero se van quitando. Agota psicológicamente y físicamente, tenemos que tener la seguridad de poder hacer un proyecto, que hay muchos en marcha. Ahora también hago vídeos de humor en 'Tik Tok'. Me está sirviendo mucho.

–Hace falta retomar la actividad...

Sí, hace mucha falta. Me da mucha pena que mi 'Whatsapp' se haya llenado de mensajes de artistas, de actores y de cantantes que me pedían una entrevista para promocionarse, pero yo no tenía nada que ofrecerles. Ahí te sientes con mucha impotencia. Soy muy amigo de algunos de ellos, y cuando no tengo esa plataforma, siento una impotencia tremenda.

–Lo han pasado mal…

–Sí, efectivamente. Han sido muy pocos los que han podido seguir un ritmo de trabajo. Hay gente que ha pasado hambre, literalmente. Algunas historias dan miedo. Hemos hecho incluso grupos de 'Whatsapp' para reunir comida para muchas criaturas que se dedican al mundo de la música y son compañeros nuestros. Espero que pronto quede en un mal recuerdo.

–Le agredieron por bajarse la mascarilla en un autobús. ¿La pandemia nos ha hecho peores?

–Estuve tres meses escayolado, me cogí una depresión enorme, en ese momento no entiendes nada. Si antes estábamos divididos, hoy en día hay una grieta enorme, que afecta al planeta entero. Pienso que el que era malo antes lo ha hecho peor, y el que era comprensivo lo es más ahora. Es la conclusión a la que he llegado.

–En todos sus años de experiencia como presentador, ¿qué es lo más surrealista que le ha pasado?

–En los escenarios llevo unos 40 años. Imagina la de cosas que me han podido pasar. Soy un amante de la televisión, me enamoré de la televisión que enseñaba, de la que aprendías de los grandes artistas y presentadores. A día de hoy me siento a cenar y a comer con muchos de ellos y son amigos míos. Lo más surrealista que me ha pasado en mi vida es poder convivir con la gente que he soñado conocer alguna vez, como María Teresa Campos, Irma Soriano, Millán Salcedo, Bárbara Rey... Personas que he admirado de pequeño y me parecían inalcanzables.

–¿A quién le gustaría entrevistar?

–Una persona a la que admiraba profundamente y me hubiera encantado entrevistar es Lola Flores. También me encantaría poder charlar con Meryl Streep.

—¿Qué opina de la televisión de hoy en día?

– Algo que me parece muy triste de la televisión actual es que no puedes verla para pasarlo mal constantemente. Hoy en día no existen los programas de corazón, existen los programas de destripe. El que trabaja en la televisión y más famoso se hace, yo diría en casi todas las cadenas, es el que más mala leche tiene. La empatía, el buen rollo, la moral y la ética han pasado a un segundo plano. No soy Santo Tomás de Aquino, pero a mi me gusta la televisión de la que aprendí, que transmitas buen rollo, le hagas pasar un buen rato. Me parece una televisión en la que se permite todo, y a lo mejor me estoy echando tierra encima.

–¿Qué le ha enseñado la televisión?

–Me ha enseñado a amar la música, a conocer todo tipo de artistas. Me ha enseñado a amar el cine, películas de cine mudo, de cine clásico, algo que ahora es muy difícil encontrar. Me molesta que no hay programas musicales, solo hay talents shows, que son una fábrica de juguetes rotos. La televisión crea muchas expectativas, no hay sitio para tanta gente.

– ¿Nunca ha querido entrar en ese mundo?

–Si quisiera trabajar ahí estaría, me llaman mucho para hablar de amigos míos.

- Pero no es su lugar...

–No. Incluso me han llegado a emparejar con Bárbara Rey. Fui a Marbella a hacerle una entrevista, y luego salí en un programa como su nuevo amor de verano. Yo acababa de ser padre de mi segunda hija. Había conocido a Bárbara en Canal Sur y estando allí en Marbella la llamé para hacerle una entrevista y luego me quedé a comer. Ahí empezó nuestra relación de amistad y un año después sacaron las fotos. Imagina, me llamaban de todos los programas y me ofrecían una pasta, pero no me metí en eso. Un amigo mío, abogado, le puso una demanda al programa y les gané 18.000 euros. Me fui a Disneyland París con mis niños.

–Le salió bien la jugada...

–Sí (risas). Hoy en día cualquiera tiene acceso a la tele, pero trabajar en la tele es otra cosa. Hay que saber comunicar, traspasar la pantalla. Yo he hecho de todo, soy un todo terreno, y todavía me quedan muchas cosas por aprender y por hacer.

–Conoce muy bien Andalucía. ¿Qué rincones más desconocidos recomienda?

Mi pueblo, Casarabonela, por supuesto. Como rincón desconocido, La Alpujarra me parece mágica. Soy un amante de Andalucía, pero La Alpujarra me enamoró, pienso que hay mucho por conocer.