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Álvaro Jenaro López y Andrea Moral, junto a sus hijos, en un fotograma del vídeo producido por la Delegación de Pastoral Vocacional. SUR

Un día para todas las vocaciones: familias, sacerdotes y religiosos

La Diócesis de Málaga celebra la Jornada Mundial de Oración y la Jornada de Vocaciones Nativas bajo el lema «Para el Señor, en los hermanos»

ENCARNI LLAMAS

Málaga.

Domingo, 18 de mayo 2025, 02:00

El lema es la respuesta a la pregunta que guió el Congreso de Vocaciones que se celebró el pasado mes de febrero en Madrid: «¿Para quién soy?». Desde la Pastoral Vocacional de la Diócesis de Málaga se ha lanzado una campaña con la que visibilizar las distintas vocaciones cristianas y los motivos por los que viven con esperanza.

Con la Jornada de Oración por las Vocaciones y las Vocaciones Nativas «queremos celebrar que la vocación es un don, un regalo de Dios, y así la vivimos: como llamada y con entrega», explica el responsable de la Pastoral Vocacional de la diócesis, el sacerdote Fernando Luque. Cuando se lanzó el lema del Congreso de Vocaciones: «¿Para quién soy?», muchos lectores se quedaron esperando la respuesta, que ha llegado con esta jornada: «Para el Señor, en los hermanos».

El papa Francisco, en el mensaje que dejó publicado para esta jornada, invitaba a «afrontar nuestra vocación, la que cada uno tenemos, sea más fácil o más difícil el momento en el que nos encontremos: estamos llamados a ser esperanza en medio de un mundo a veces dividido y a veces enfrentado. El Señor nos llama a ser puentes, a ser esperanza y a ser signo de Dios en este mundo y en el futuro», destaca Luque.

Y es que «cada vocación es un signo de esperanza en nuestro mundo porque es un sueño. Es una llamada del Señor, un proyecto que se realiza por él. Como nos dicen a los sacerdotes en nuestra ordenación que Dios lleve a cabo la obra buena que empezó en ti». En este sentido, «toda vocación es un sueño de Dios, un sueño a ser esperanza, luz y sal en este mundo», añade. Desde Pastoral Vocacional han lanzado varias propuestas para celebrar esta jornada. Por un lado, «invitamos a todas las parroquias a que recuerden que todos tenemos una vocación y estamos llamados por el Señor. Que la vocación no es algo de unos cuantos».

También han lanzado una campaña en redes sociales. Se trata de un vídeo «que hemos preparado con mucho cariño, exponiendo en él, con sencillez y sinceridad, las distintas vocaciones en la Iglesia».

Los protagonistas de dicho vídeo son el matrimonio Álvaro Jenaro López y Andrea Moral, que tienen dos hijos de 1 y 3 años, y un bebé recién nacido; el sacerdote diocesano Jesús David Hurtado, párroco de San Fernando, en Málaga; y la religiosa de María Inmaculada, Rocío Rojas, que trabaja sobre todo con jóvenes con dificultades.

En el vídeo de campaña, que tuvo una gran aceptación en los grupos y chats, Andrea afirmaba que recibió la vocación al matrimonio «el día en que conocí a mi marido y vi que era un regalo que me estaba dando Dios para que compartiera y afrontara con él todo lo que la vida nos deparara».

Por su parte, Jenaro tiene claro que «el matrimonio también tiene que ser visto como una escuela de esperanza, porque te enseña que, pase lo que pase, venga lo que venga, siempre hay que resolverlo, y hacerlo con entrega y con amor. Si conseguimos proyectar eso en la sociedad, tendremos un mundo mucho mejor».

El sacerdote Jesús David recordaba que descubrió su vocación «siendo joven, en Torremolinos, en una parroquia a la que me invitaron para que entrara en un grupo de preparación para recibir la confirmación. Gracias a la labor de mi catequista Ana, tuve mi primer encuentro con el Señor y, después, llegó la llamada vocacional al sacerdocio, gracias a un sacerdote que para mí fue un modelo a seguir. Veía que era una persona alegre, que disfrutaba mucho con lo que hacía en la parroquia, con los niños, con los jóvenes, en el verano, en la celebración de la Eucaristía. Era feliz y yo quería también esa felicidad para mí».

La hermana Rocío también descubrió su vocación al conocer el testimonio de otras monjas, las Religiosas de María Inmaculada, que comenzaron atendiendo a las jóvenes que llegaban de los pueblos en busca de trabajo, lo que les hizo ganarse el apelativo de las hermanas del «servicio doméstico»: «Mi vocación surge en contacto con estas religiosas. Con ellas descubro otra manera de vivir, de entender la vida, en contacto con las jóvenes. Pero es en el silencio, en el encuentro, en la oración, donde descubro y experimento lo que Dios quiere de mí. Ser signo de esperanza hoy en nuestro mundo es vivir con coherencia y con sentido mi consagración. Con ilusión y con pasión puedo ser como ese granito que dé esperanza en medio de nuestro mundo».

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