«El horario de invierno agrava las consecuencias de posibles restricciones o confinamientos»
Romero advierte de los peligros de un nuevo encierro: «Con menos horas de luz, sería más perjudicial para la salud que el anterior»
En el verano una hora más. En el invierno una hora menos. Así es el ritual que se repite de seis en seis meses. Cada ... persona afronta el cambio de horario de una manera diferente. A algunos les invade la tristeza en invierno y sienten luego una especie de euforia cuando llega el verano y los días son más largos. Independientemente de sensaciones, hay un compás que le marca el camino a nuestro reloj interior: la luz.
Así lo afirma el jefe de servicio de Neurología del Hospital Quirón en Málaga, Jesús Romero Imbroda. Además de explicar cómo afectan los cambios de horario a nuestra salud, también advierte de que este año es muy distinto a todos los demás. Hay una pandemia de por medio que, sorpresa, también puede agravar nuestra salud en relación al inminente horario de invierno.
Como médico, ¿usted está a favor del cambio horario o no?
En principio, no es una cuestión de tomar una decisión asamblearia de si es algo positivo o negativo. Es un artefacto de las normas políticas. Si el motivo que se nos comenta es el de un ahorro energético, y es beneficioso para la economía de los países, yo no tengo nada que objetar. El problema de este año está relacionado con la pandemia. Debido al confinamiento, la población ha disfrutado de muchas menos horas de sol. Con el cambio de horario, se producirá un acortamiento del día. Al tener menos exposición de sol, y eso lo hemos visto durante la pandemia, habrá problemas a largo plazo. Por ejemplo, deficiencias en vitamina D.
¿Por qué hablamos de horario de invierno y horario de verano? ¿Hay alguna razón científica o se trata de una mera nomenclatura?
No hay una razón científica concreta. Entiendo que es así porque se produce antes del comienzo del invierno y del verano. Sin más.
¿Los seres humanos nos guiamos por la luz del día?
Absolutamente. Nuestros cambios biológicos están vinculados al ritmo circadiano. El ritmo circadiano es el número de horas que dormimos y el número de horas que estamos despiertos. La luz es esencial en todo esto. La luz encendida estimula una serie de mecanismos y la oscuridad provoca otros cambios que facilitan el sueño, y que están en relación con la recuperación de todos los sistemas que intervienen en el cuerpo humano.
¿El cambio horario trastorna a nuestro reloj interior?
El cambio horario lo trastorna, sí. Pero también la propia llegada del invierno. Está claramente estudiado en aquellos países del norte de Europa que tienen poca exposición a la luz. Ahí la incidencia de la depresión u otras patologías psiquiátricas es mayor. En los países latinos, donde hay más exposición a la luz y uno puede hacer más actividades en la calle, el índice de depresión es menor. Hay una clara característica estacional de las patologías psiquiátricas.
Ese reloj interior, ¿es igual y funciona para todas las personas de la misma manera?
En situación de salud, sí. El cronómetro lo lleva la glándula pineal, que es una glándula que está en el cerebro, que segrega la hormona de la melatonina. La secreción de la melatonina se estimula en ausencia de luz, cuando vamos a dormir. Cuando inducimos el sueño, se segrega la melotonina y nos ayuda a dormir.
¿Cómo afecta entonces el cambio horario a nuestro descanso?
Afecta más el cambio a horario de verano que el cambio a horario de invierno. Cuando entramos en horario de verano, dormimos una hora menos. El dormir menos puede desencadenar más irritabilidad y ansiedad. Ahora dormiremos una hora más, por lo que la adaptación se supone más fácil. Aunque también hay que recordar que es anómalo que perdamos horas de luz.
¿Qué trastornos puede provocar este cambio de horario a nivel neurológico?
En situación de salud, está muy demostrado que el cambio horario nos provoca más irritabilidad. En algunos casos puede producir algo de ansiedad. Esto pasa, sobre todo, en los primeros días.
¿El cambio de horario afecta de la misma manera a adultos y a niños o hay diferencias?
Hay algunas diferencias. Los niños se adaptan mejor. Incluso no perciben para nada esta modificación. Eso hace que amortigüen mejor estos cambios horarios. Los adultos, con horas de sueño muy acotadas y organizadas, lo notan más.
A muchas personas, el cambio al horario de invierno les provoca tristeza. ¿La ausencia de luz es la única razón?
Diría que en gran parte, sí. El ser humano, aunque nos creamos muy capaces, estamos muy vinculados al clima, al tiempo, a la presión atmosférica y al cambio estacional. Lo vemos en las enfermedades. Los epilépticos, por ejemplo, convulsionan más cuando hay luna llena. Y aún no sabemos el porqué. Cuando hay cambios atmosféricos, los pacientes con migraña sufren mucho más. Si se trastorna el sueño y tienes patologías como una depresión, te vas a sentir más triste. Entonces, esa tristeza es por el cambio del patrón de sueño y por tener menos horas de luz. Hay enfermedades que tienen un patrón estacional. Las depresiones se descontrolan mucho en invierno. La luz da alegría al cerebro, es el elemento que lo que lo enciende.
Seguimos en una situación de pandemia. ¿Posibles restricciones o, incluso, un nuevo confinamiento agravarían sus consecuencias en un horario de invierno?
Sí. La situación sería más complicada. En un nuevo confinamiento, por ejemplo, esas escenas alegres de todas las personas en los balcones aplaudiendo, eso ya no va a suceder. Habrá oscuridad, ausencia de luz, frío y lluvia. Esas horas que pasamos a la luz, en aquellas casas que lo permitían, eran muy saludables. El horario de invierno agrava las consecuencias de posibles restricciones o confinamientos. Como neurólogo, me preocupa, sobre todo, que las personas mayores empeoren por la no estimulación cognitiva.
Es decir, hablaríamos de un confinamiento con menos horas de luz.
Ahora mismo, estamos viendo las consecuencias de confinar a una población. Yo soy de los que opina que el confinar también es peligroso. Sobre todo, para aquellas enfermedades que no son covid. Vemos que no hay una asistencia sanitaria adecuada y que se producen demoras. En cuanto al estilo de vida, que es lo que nos interesa a la población en general, un confinamiento con menos horas de luz se intuye más perjudicial para la salud que el anterior.
¿Puede dar algunos consejos o recomendar prácticas para que mitigar los efectos del cambio de horario?
No anticipar ni adelantar ese cambio de hora para aclimatar el cuerpo y tampoco una resistencia. Que se haga lo de siempre, como si no hubiera cambiado el horario. En dos o tres días se adapta el cuerpo. Es decir, ni anticipar ni demorar la adaptación.
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