Una archidonesa, camino a los altares
Abren la fase diocesana de la Causa de Beatificación de María del Socorro Astorga, monja mínima que vivió en Archidona entre 1769 y 1814
Ana Medina
Domingo, 2 de julio 2023, 02:00
El Obispo de Málaga, Jesús Catalá, presidió el acto de apertura del proceso diocesano de María del Socorro Astorga Liceras. Tuvo lugar en la iglesia ... del Monasterio de Jesús María del Socorro, en Archidona, doscientos años después de su muerte. Esta posible futura santa, más archidonesa que la plaza Ochavada (de la que fue alarife su padre, Francisco de Astorga Frías), llevó a la práctica cotidiana los valores del Evangelio y sus escritos relatan su experiencia de un Dios infinitamente misericordioso.
Nacida con el nombre de María Claudia en 1769, quedó huérfana de madre siendo niña, y su padre contrajo segundas nupcias. Según recoge su biografía, ya desde muy pequeña experimentó la cercanía de Dios en momentos de dificultad, como cuando se curó sin explicación de una grave herida en la mano tras ser encomendada a la Virgen María. Pronto supo que era llamada a la vida religiosa e ingresó en el convento de las Mínimas de Archidona en agosto de 1799, donde fue animada a escribir sus vivencias espirituales, que eran muchas y de gran profundidad. Allí llevo una vida de oración y entrega. Falleció en marzo de 1814, convirtiéndose en modelo de caridad cristiana y en un referente para toda la comarca.
La fama de santidad de esta monja se fue difundiendo, incluso en vida, entre sus hermanas y también en todo el pueblo, que comparte hoy día el deseo de verla proclamada santa. «Para nosotras es una alegría muy grande», cuenta sor Lourdes Sánchez-Lafuente, correctora del monasterio de Las Mínimas de Archidona «y en el pueblo va a ser como una bomba, pues ya está habiendo 'revuelillo'. Aquí es un ejemplo de vida y siempre se conoció su entrega, especialmente a los pobres, a quienes daba su propio pan. Su testimonio nos llama también a nosotras, sus hermanas, a proclamar esa misericordia de Dios, que ella trata de dar a conocer en sus escritos».
El vicepostulador de la causa en su fase diocesana, el sacerdote Antonio Jesús Jiménez, la define como «una auténtica escritora mística y maestra en las virtudes teologales». Sor Lourdes añade que era «un alma muy sencilla, pero a la vez con una altura espiritual equiparada por algunos a san Juan de la Cruz o a santa Teresa. Su sencillez hace su mensaje muy asequible e invita a imitarla». Cuenta esta heredera de Madre del Socorro que ella no quería escribir, pero su director espiritual la instaba a ello, algo que para esta religiosa suponía un mandato directo del Señor. «Era Él quien se lo pedía, y lo relata con el ejemplo de un bordado: «Quiero que, con tus escritos, bordes un vestido que manifieste al mundo mi gran misericordia y bondad. Todo lo que quites a este bordado, se lo quitas a la hermosura que yo quiero que tenga», sentí que le decía Dios. Es el suyo un mensaje que nosotras tenemos que tomar y enlazar, como antorcha, al deseo de ser luz en la Iglesia con la penitencia».
Fue «una auténtica escritora mística y maestra en las virtudes teologales», dice el vicepostulador de la causa en su fase diocesana, Antonio Jesús Jiménez
Antonio Eloy Madueño, director del Departamento de la Causa de los Santos de Málaga y Promotor de Justicia en la causa de esta monja, dice que «al llamar Dios a María del Socorro a la santidad por el amor, la hace también contemporánea nuestra, para que invite al hombre y mujer de hoy a la conversión, al amor de Dios, a una relación directa y personal con Él. El cristiano del siglo XXI carece de ese cielo protector o paraguas sociocultural que le sostenga en el seguimiento de Cristo, y necesita, como María Magdalena en la mañana de la Resurrección o Madre Socorro en el torno del convento, de ese encuentro personal con Cristo Resucitado, que, además de devolverle la alegría de su presencia, le capacite para gritar que Cristo, que el Amor de Dios, está vivo y resucitado entre nosotros, especialmente cuando tantos gritan, a veces con su silencio, que está muerto. Porque, no hay prioridad más necesaria para el hombre de hoy que abrirle el acceso a la cercanía de Dios en Cristo».
Los restos de Madre María del Socorro permanecen hoy en día en el monasterio, donde pueden ser visitados en la cripta de la iglesia, en la que las Monjas Mínimas de Archidona han vivido este sábado con profunda alegría este primer paso hacia el reconocimiento de su santidad. La comunidad agradece a la Diócesis de Málaga, así como a los miembros del tribunal diocesano y a la comisión histórica y teológica, «el empeño y la pasión con que han trabajado para llevar adelante los trámites necesarios para el desarrollo de la causa».
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