El temporal deja en evidencia las obras pendientes para las playas más vulnerables

Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales más allá del susto de la treintena de personas que tuvieron que ser auxiliadas en la capital tras quedar sus vehículos atrapados por la lluvia en la zona de la Misericordia, pero sí materiales, sobre todo en los chiringuitos, donde ayer evaluaban daños a la vez que trataban de recuperar la normalidad para aprovechar lo poco que quedaba del puente. Además, en Málaga también resultaron afectados varias decenas de coches que estaban estacionados en el paseo marítimo Antonio Banderas.

A falta de una valoración completa de los daños (los de los bienes privados quedan pendientes de los seguros), lo que sí que vuelve a poner en evidencia este tempranero temporal es la necesidad de que el Ministerio de Medio Ambiente acometa las actuaciones que desde años siguen pendientes para reforzar las playas y proteger al litoral de los azotes del mar. Los Baños del Carmen y Guadalmar en la capital; Santa Ana y Malapesquera en Benalmádena; Ferrara en Torrox; y Fontanilla, La Bajadilla y San Pedro en el término municipal de Marbella son los principales puntos débiles de la provincia cada vez que las olas sacuden con fuerza.

Guadalmar y Baños del Carmen

En el caso de Málaga, a raíz de lo sucedido Ayuntamiento y Demarcación de Costas coincidían ayer en sentarse a trabajar para encontrar de una vez por todas una solución definitiva en Guadalmar, donde se barajan dos opciones: fortalecer la zona con escolleras o retranquear el paseo marítimo para ampliar la playa, lo que obligaría a comerle terreno a los jardines exteriores de la urbanización. Donde sí hay un proyecto redactado es en los Baños del Carmen, que pasa por crear una nueva playa que estaría defendida por tres espigones que además de evitar las continuas pérdidas de arena protegerían este emblemático enclave que otra vez ha quedado expuesto. Según informaron desde la Demarcación de Costas, esta actuación está pendiente del estudio de impacto ambiental para salir a concurso con un presupuesto estimado de 3,4 millones que serán sufragados íntegramente por el órgano dependiente del Miniterio de Medio Ambiente.

En Benalmádena, la pérdida de arena se ha convertido en una costumbre en dos de las calas más populares, las de Santa Ana y Malapesquera (entre el puerto deportivo y el castillo del Bil-Bil). La solución no es precisamente nueva. Se llaman espigones semisumergidos y fueron anunciados por Costas hace ocho años. En Marbella también se siguen retrasando dos proyectos para acabar con los habituales aportes de arena para que no desaparezcan las playas. De un lado, sigue sin salir a concurso la estabilización de los tres kilómetros de litoral comprendidos desde la playa del Faro hasta Punta El Ancón. En los Presupuestos Generales del Estado de este año figuraban cinco millones para la colocación de dos diques y un espigón. No se ha hecho nada, así que vuelven a aparecer en los de 2016. Paralelamente, también está en trámite ambiental la colocación de escolleras para proteger el borde litoral entre los ríos Guadalmina y Guadaiza, en San Pedro Alcántara.

Del litoral occidental al oriental. Concretamente a la playa torroxeña de Ferrara, donde no hay año en el que no haya sido necesario actuar para recuperar la arena que se lleva el mar en cada temporal. De todas las actuaciones pendientes, la ejecución de un espigón semisumergido frente al Faro es la que tiene más visos de hacerse realidad a corto plazo, ya que las obras valoradas en 585.000 euros están a punto de ser adjudicadas.

Aportes de arena

Al margen de actuaciones futuras, en la Dirección General de Costas ya están haciendo una primera evaluación de los daños para determinar si es necesaria una partida extra para mejorar las playas. «En términos generales, el litoral ha aguantado bien pese a que estas olas no se daban desde hace veinte años, aunque es cierto que hay puntos concretos donde probablemente haya que realizar algún refuerzo», afirmaba el responsable de este organismo en Málaga, Ángel González. Una posibilidad que ayer daba por hecha el presidente de la Diputación y del PP en la provincia, Elías Bendodo, al avanzar un acuerdo con la Subdelegación del Gobierno para tratar de incluir los destrozos de este temporal en el decreto de ayudas del Ejecutivo central que está abierto en la provincia por las fuertes lluvias de hace dos semanas. Igualmente, aseguró que Subdelegación también está trabajando n habilitar un crédito extraordinario para paliar los problemas en las playas, siendo los ayuntamientos los encargados de recopilar la información de los desperfectos ocasionados. Este periódico intentó ayer sin éxito contactar con los representantes del Ejecutivo en la provincia para concretar estas medidas.

Por su parte, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, destacó que en la ciudad «no hay daños importantes» y confió en que la normalidad se recuperará «con facilidad». Eso sí, aprovechó para poner el acento en la necesidad de las obras de recuperación marítima de la zona de los Baños del Carmen.Desde la Asociación de Empresarios de Playa lamentaban los daños producidos en numerosos negocios, aunque «afortunadamente no han sido tan graves pese al fuerte oleaje que se ha sufrido todo el litoral.

En su conjunto, el temporal se ha saldado en la provincia con 65 incidencias por viento y agua, según el balance facilitado por el Sistema de Emergencias 112 Andalucía. La mayoría se registraron en la zona occidental, especialmente en los municipios de Estepona, Manilva, Casares, Marbella y Ronda por anegaciones de bajos de viviendas y garajes, acumulaciones de agua en calles y carreteras secundarias y caídas de ramas, árboles, mobiliario urbano y vallas publicitarias. En la capital, los bomberos tuvieron que ayudar a 30 personas a salir de sus vehículos, además de intervenir en cinco viviendas anegadas y atender numerosos avisos por desprendimientos de toldos, sombrillas y ventanas. Además, en la urbanización Sacaba Beach las olas derribaron unos 30 metros del muro perimetral, provocando la anegación y la acumulación de arena en el interior del recinto, aunque no llegó a entrar en las viviendas.