El tramo de los 13,5 millones el kilómetro

La apertura de este tramo significará dejar atrás definitivamente la sinuosa N-340, por la que se han jugado el tipo los miles de camiones que unen estas costas cargados con productos hortofrutícolas. Tener la A-7 completa ayudará a la costa a olvidarse de los conos y de los atascos que la hacían ser vergüenza nacional cada verano.

Desde la adjudicación del tramo La Herradura-Taramay (2001), hasta la inauguración de este último (septiembre de 2015), habrán pasado 14 años esperando la autovía. En palabras de los expertos, el tramo que se abrirá el mes que viene, Carchuna-Castell, es el «más complicado» por la dureza del terreno. Así lo confirma el subdelegado del Gobierno de Granada, Santiago Pérez: «Se ha trabajado sobre roca a golpe de voladuras que se han tenido que hacer, muchas, por la noche. Por eso, quiero agradecer la paciencia de los vecinos que han estado cerca de las obras». Cuenta Pérez que cuando llegaron al Gobierno (principios de 2012) se encontraron el Carchuna-Castell totalmente empantanado. Estaba a un 15%, que no era mucho más que los caminos de acceso a la obra, en lo alto de la montaña. Se habían ido hasta las máquinas. Era el tramo escondido.

El Gobierno socialista lo adjudicó en diciembre de 2005 por 67,36 millones de euros. Ha terminado costando 135 millones de euros: 13,5 millones el kilómetro. «Fue una de tantas adjudicaciones a la baja que obligaban a realizar modificados y que han estado retrasando las obras», expone el subdelegado granadino, que indica que retomaron el Carchuna-Castell a finales de 2012 y que con «tres turnos de trabajadores diarios» y sin toparse con ningún problema lo han conseguido terminar en tres años y nueve meses.

El anterior Ejecutivo (PSOE), según anota Santiago Pérez, inició las obras de estos 10 kilómetros, que sortearán Calahonda, en febrero de 2006. Después se quedaron paradas por un expediente de Medio Ambiente, ya que las obras chocaban con alguna planta autóctona y por «falta de dinero», apunta el subdelegado que subraya que el Gobierno de Rajoy se ha encargado de «reprogramar los tramos y dotarlos de presupuesto».

El Carchuna-Castell se abrirá en unas semanas porque prácticamente lo que queda es «chapa y pintura y la señalización». Ya se ha construido la conexión con los tramos y están listos los viaductos.

Para el subdelegado del Gobierno, será un día señalado porque siente «orgullo» de ver la A-7 terminada y de saber que ha sido este Ejecutivo del PP el que ha puesto seis tramos en marcha. «Nos encontramos la autovía paralizada y sin dinero y la reactivamos», apunta Pérez que quiere resaltar especialmente el trabajo de la ministra de Fomento, Ana Pastor, que «se ha fajado y ha impulsado como nadie la autovía con seriedad y también con mucho cariño. Los objetivos del Gobierno eran la A-8 y la Autovía del Mediterráneo y se han cumplido», apunta Pérez contento de poder ver la A-7, al fin, terminada.