Alumnos en un aula con las ventanas abiertas. SUR

Cuidado con la ventilación: «evidencias» científicas de la transmisión aérea del coronavirus

Científicos recomiendan la continua renovación de aire en lugares cerrados

Martes, 6 de octubre 2020, 00:46

¿Y si el coronavirus no se transmitiera como creemos? Es la teoría que barajan más de doscientos científicos que consideran que hay evidencias suficientes ... para determinar que los aerosoles suponen la principal vía de contagio, por encima de las gotículas y el contacto con superficies. José Luis Jiménez, profesor de Química en la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, define los aerosoles como «fragmentos de fluido» que exhalamos cuando respiramos o hablamos. Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud defiende, basándose en los estudios publicados, que la transmisión se produce por pequeñas gotas que emiten las personas infectadas al toser y estornudar. Existen varias diferencias entre estas gotículas y los aerosoles. La más notable es su tamaño: las gotas son algo más grandes y enseguida caen al suelo o sobre las superficies. Por eso se recomienda mantener una distancia social de al menos un metro y medio. Pero esta medida no sería tan efectiva si la vía de contagio, en lugar de caer, se quedara en el aire. Y eso ocurre con los aerosoles, más pequeños que las gotículas: se acumulan en el aire, donde pueden permanecer durante horas manteniendo su infectividad.

Publicidad

Los aerosoles se inhalan con facilidad y, al transportarse con el viento, tienen más peligro en espacios cerrados que en lugares abiertos. La capacidad de estas micropartículas de quedar suspendidas explicaría el hallazgo de coronavirus infectivo a cinco metros de un enfermo. En caso de que sea la vía dominante de contagio, como insisten estos científicos, que han publicado sus estudios en revistas como Sciencie y Clinical Infectious Diseases, deberían revisarse las medidas de protección. No bastaría con llevar la mascarilla de cualquier forma, sino que habría que ajustarla a la cara para evitar que estas minúsculas partículas accedan por los huecos. También una buena ventilación, ahora que se acerca el invierno, será una pieza clave para evitar la propagación del virus. Para explicar el funcionamiento de los aerosoles, Jiménez utiliza una comparación con el humo de un cigarrillo: en una habitación mal ventilada, el humo se acumula y las personas que estén dentro terminarán inhalándolo. Lo mismo sucede con los aerosoles: lo idóndeo, explica el profesor de la Universidad de Colorado, es pensar «que todas las personas con las que nos encontramos exhalan humo y queremos respirar la menor cantidad de humo posible».

En la línea de la Organización Mundial de la Salud, Fernando Simón, principal asesor del Ministerio de Sanidad en materia de coronavirus, restó importancia hace unos días a la posibilidad de la transmisión por aerosoles, conocida como «transmisión aérea». Sus declaraciones rebelaron a expertos como José Manuel Bautista, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, que le remitió a más de un centenar de trabajos de investigación que concluyen que existen «evidencias científicas» sobre este tipo de contagio. De confirmarse, no sería una buena noticia: cuanto más pequeñas son las partículas en las que viaja un virus, más peligrosa suele ser su infección. Ocurre con la gripe y podría suceder también con el coronavirus, con el añadido de que la penetración de este último en los pulmones y la faringe puede producirse sin originar síntomas. Y el diagnóstico de los asintomáticos, transmisores agazapados, constituye uno de los grandes retos de esta pandemia.

Los científicos que han interpelado a la Organización Mundial de la Salud, que alegó a Reuters «estar revisando el contenido» de los artículos con sus expertos, inciden en que no pretenden «alarmar ni criticar la gestión» de la institución sino «generar consciencia» y ofrecer recomendaciones para reducir la infección mediante aerosoles. Para esto último hay que saber que exhalamos más aerosoles al hablar que al respirar, y muchos más al gritar o cantar que al hablar. Los grandes cambios que introducir respecto a las medidas que ya aplicamos desde hace meses serían la obligatoriedad de usar la mascarilla (ajustada) en interiores con independencia de que se mantenga o no la distancia de seguridad con otras personas y un aumento de la ventilación (con la apertura de ventanas o una renovación del aire), «tan importante» como la distancia de seguridad.

Alemania, uno de los países europeos que mejor ha controlado la pandemia, ya ha incluido entre sus recomendaciones la ventilación frecuente, una de las formas más económicas y eficaces de frenar el avance del virus. La canciller Angela Merkel, que da por segura la transmisión aérea, ha añadido al acrónimo AHA (iniciales en alemán de las palabras distancia, higiene y mascarillas) dos nuevas letras: C, en referencia a la aplicación que detecta contactos con contagiados, y L, por 'lüften': ventilación. La mayoría de los contagios se producen en espacios interiores. De ahí que el Gobierno alemán recomiende abrir las ventanas de par en par por la mañana y por la tarde durante al menos cinco minutos para pemitir que circule el aire, una medida más eficaz si se produce corriente, y que los responsables de educación de las dieciséis regiones del país centren sus debates en cómo ventilar las aulas.

Publicidad

También el Gobierno británico advierte del riesgo de los espacios interiores mal ventilados. En España, hasta ahora sólo la guía para centros educativos elaborada por los Ministerios de Educación y Sanidad hace referencia a la necesidad de ventilar las instalaciones durante diez o quince minutos «al inicio y al final de la jornada, durante el recreo y siempre que sea posible entre clases». Científicos como Jiménez y Bautista recuerdan que una buena ventilación reduce la transmisión del virus y reclaman que se tenga en cuenta la posibilidad de contagio mediante vía aérea para evitar que la pandemia se recrudezca en los próximos meses.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad