Solo pasaron unas horas entre la foto de la izquierda (jueves) y la de la derecha (viernes).
COSAS DE LA CIUDAD

El vandalismo no es arte

ALEJANDRO DÍAZ

Lunes, 14 de octubre 2019, 09:12

Fue el viernes pasado cuando se celebraba también en estas páginas la finalización de los trabajos de pintura y adecentamiento de la iglesia de Santiago, ... ubicada en calle Granada. Las fotografías fueron tomadas el jueves por la tarde, pero solo unas horas después amanecía con una de las fachadas cubiertas por grafitis.

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Desgraciadamente, no es la primera vez que sucede algo así. Los grafitis en las fachadas de dicho templo han sido un quebradero de cabeza para el Obispado, que asegura que los trabajos habrían costado más de 9.000 euros. El 'quid' de la cuestión es que se trata de un monumento icónico del centro histórico que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

Esta protección ya hizo que el Ayuntamiento requiriese al Obispado, propietario del edificio, que adecentase las fachadas, blanco de los grafitis que llegaron a extenderse por todas las paredes exteriores de un edificio que fue rehabilitado en el año 2017.

La de Santiago es la iglesia cristiana más antigua de la ciudad. En ella fue bautizado el propio Pablo Ruiz Picasso. Antes de pintarlas, los grafitis se extendían por la fachada principal y, también, por la lateral de calle Santiago. Parece que algunas personas han decidido traspasar la gruesa línea que separa el arte callejero o urbano del vandalismo de toda la vida.

El hecho de que el templo esté protegido como BIC también tiene otras consecuencias. El Obispado afirma que podrían considerarse dichos grafitis como un «delito contra el patrimonio», por lo que «podría intervenir la Fiscalía». Además, las mismas fuentes informaron de que pedirán al Ayuntamiento que instale cámaras de vigilancia en la zona para evitar este tipo de actos y poder identificar a quienes los materialicen.

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Si bien puede existir un debate sosegado sobre el arte urbano, estos hechos no dan lugar a ello. Desgraciadamente, el afán por realizar unas pintadas apenas unas horas después de que los trabajadores finalizasen una labor tan minuciosa como la de restauración, sumado al ensañamiento durante años con esas mismas fachadas, desmontan las razones que puedan esgrimirse desde otras perspectivas.

Es vandalismo y es fruto de la ignorancia. Final y tristemente, serán las medidas coercitivas y, probablemente, la colocación de unas cámaras de seguridad, las que den con la solución. Pero siempre duele dejar fuera de esta ecuación el respeto y el conocimiento.

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