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Eduardo Balboa, disfrazado de Spiderman, desciende de forma vertical por la pared del Materno. M.F.

Los superhéroes se citan en el Hospital Materno Infantil

El malagueño Eduardo Balboa, un joven policía nacional, desciende por la fachada del centro vestido de Spiderman para sacar una sonrisa a los niños con cáncer

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Sábado, 19 de diciembre 2020, 00:58

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Hay ocasiones, son esas ocasiones, en las que una acción individual sirve para ofrecer una pequeña dosis de paz. Por un instante, durante el corto aliento que puede durar un momento, la vida de repente se mueve entre lo que parece ser un sueño y lo que parece ser aquello que se conoce por realidad. Entonces, aunque tengas pocos años, aunque en realidad aún eres un niño, te olvidas de que la vida ya te ha exigido demasiado.

Es viernes y quedan justo seis días para la Navidad. La población se balancea entre confinarse en casa o apostar por la tradicional reunión familiar. Como la pandemia no ha cesado, al revés, parece que va a más, cada encuentro puede ser una situación de riesgo. Suena a problemas de primer mundo para los de «la cuarta planta». Los de la cuarta planta son como un club cerrado y sus integrantes ya saben donde van a cenar el día 24. Si tu hogar ahora está ahí, en la cuarta planta, entre máquinas y cables, significa que antes un médico ya ha pronunciado el dichoso diagnóstico que nadie quiere escuchar nunca y en ningún momento de la vida: cáncer.

En la parte que da entrada al servicio de urgencias del Hospital Materno, una de estas grandes infraestructuras sanitarias de cemento pulido, se encuentra un superhéroe que es conocido en todo el mundo. Cuasi, se podría decir, que es el superhéroe de nuestros tiempos. Su padre, si cabe llamar así a su creador, responde al nombre de Stan Lee. Hablar de padre también requiere un matiz si se refiere a la figura en cuestión. Porque Stan Lee, así lo quiso, dotó a sus superhéroes con debilidades muy humanas. Su Daredevil está ciego. Hulk tiene un problema con su ira y el control de la misma. Y Peter Parker, que trepa los rascacielos de manera trepidante, se crió como huérfano. Spiderman es uno de los protagonistas que da forma a esta página. Los otros son los de la cuarta planta. Todos comparten, entonces, haber tenido una infancia algo complicada.

Detrás de la máscara del famoso hombre arácnido de Marvel no está Peter Parker. Ahora es Eduardo Balboa, un malagueño de 31 años. Un agente de la Policía Nacional, que luce un cuerpo espigado y en su interior guarda, a todas luces, un gran corazón.

Ya son nueve años. Nueve años son ya disfrazándose de su superhéroe favorito para recorrerse las plantas de oncología de los hospitales andaluces. El objetivo que lleva en la mochila imaginaria siempre es el mismo: «Dibujarle una sonrisa a los niños, hacer que se olviden durante un momento del mal trago por el que están pasando». Para Eduardo, que confiesa que aún no tiene hijos, esta acción solidaria se había convertido en su particular rutina de cada Navidad. «Veía los reportajes de los niños con cáncer en los hospitales por la televisión y esas imágenes provocaban algo en mí», explica el origen de esta inquietud.

A finales de marzo, reconoce ahora, ya se despidió de la idea de poder repetir su visita de todos los años. Si los protocolos de seguridad para contener el covid son estrictos, en una planta de oncología son duros como el adamantio. Es fácil imaginar la embestida que puede provocar el virus en una planta llena de niños con el sistema inmunológico bajo mínimos. Entonces, empezó a madurar en él una idea que engancha con la propia esencia de Spiderman: descender por la fachada del Hospital Materno.

La acción de este viernes requirió de varios meses de entrenamiento. Eduardo, que carecía de experiencia previa en el mundo de la escalada, lleva tiempo formándose para el descenso que protagonizó este viernes. Para una preparación adecuada acudió al parque de bomberos de Marbella, donde está estacionado Gabriel Moya. Fue él quien enseñó a Eduardo cómo se realiza el descenso a rápel. Se trata de un sistema para bajadas por superficies verticales, en el que se usan varias cuerdas. De hecho, el propio Gabriel fue el encargado de guiar la bajada de este viernes, desde el techo del Hospital Materno. El descenso se realizó por la pared que pega a la entrada del servicio de urgencias.

Agradecimiento

La visión de esta acción solidaria, en este caso, solo permite una apreciación desde el exterior. Para suponer lo sucedido en la cuarta planta está la imaginación. No resulta difícil visualizar, entonces, imágenes como las siguientes: caras de felicidad y algunas de asombro. Muchas sonrisas y algunas abriéndose paso entre dentaduras melladas. La muerte, siempre presente en la cuarta planta, porque eso es inevitable, quedó eternamente lejos por unas horas.

Fuera, contemplando la escena, también se encontraba la preocupación de un padre que sabe ingresado a su hijo de cuatro años. Este padre se llama José Jaimez y es un vecino de Marbella. Por vídeollamada en el móvil constató el efecto que había tenido la visita inesperada de Spiderman. «A mi hijo le ha motivado mucho y a mí, como padre, me ha emocionado este gesto», dijo.

¿Por qué Spiderman? La pregunta se resolvió ya con el pie sobre tierra firme: «Es mi superhéroe favorito y por mi físico es el que mejor me queda, no me pega ser Hulk», bromeó Eduardo, que contó también con el apoyo de la Fundación Olivares. Los niños dentro del hospital, algunos médicos aplaudiendo desde la calle. El Materno Infantil sigue acumulando superhéroes.

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