Aurora Moreno, en el interior del complejo residencial Santa Clara. Migue fernández

El sueño de Aurora hecho residencia

La cooperativa que constituyeron un grupo de amigos para desarrollar el complejo Santa Clara, donde retirarse cuando fueran mayores, cumple 30 años sin que la administración haya dado encaje legal a este modelo residencial

Martes, 2 de marzo 2021, 00:48

Quería envejecer de una forma diferente, alejada de los asilos y las residencias de ancianos tradicionales. Buscaba una alternativa para las personas mayores, que no ... fuera ni vivir solos en casa ni pasar el resto de los días dependiendo de los hijos. Imaginó un lugar donde la convivencia en grupo fuera compatible con la intimidad personal y la garantía de recibir una atención cuando fuera necesaria. Una forma de vida, en la que los mayores pudieran autogestionarse su futuro, sin ser llevados y sí eligiendo por dónde ir.

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Fue la idea con la que fantaseó una niña que, con nueve años, iba a cantar con su guitarra y junto a otros amigos de la parroquia de la Victoria al asilo de las Hermanitas de los Pobres. Años más tarde el sueño se haría realidad. «Allí veía a los ancianos bien atendidos físicamente, pero afectivamente les faltaba algo», recuerda Aurora Moreno, fundadora de la Cooperativa Los Milagros, germen del actual Residencial Santa Clara, situado en la carretera de los Montes de Málaga. Un complejo de 76 apartamentos, en el que cada uno del centenar de socios que los habitan dispone de su propia vivienda. Comparten espacios y servicios comunes, pero cada uno disfruta de un hogar independiente de 50 metros cuadrados y decide cómo quiere vivir su vida.

Ahora se cumplen 30 años de la constitución de esa cooperativa por un grupo de amigos que, con pequeñas aportaciones, fueron reuniendo durante años el dinero suficiente para adquirir unos terrenos próximos a su barrio de la Victoria. Una época en la que las cooperativas no pasaban por su mejor momento debido a varios escándalos inmobiliarios. Sin embargo, Aurora pensó que aquella fórmula sería la mejor para canalizar las aportaciones mensuales y así tener un fondo para cuando llegase el día de poder comprar un terreno y edificar el residencial. Y se fiaron de mí», apostilla Aurora, que dejó la vida de religiosa para dedicarse al magisterio.

Fue entonces, con 33 años, cuando logró contagiar la ilusión de su proyecto y embarcar en esa «aventura» a su círculo de amigos más íntimo. Todos ellos iban ingresándole a Aurora una cantidad mensual, que se incrementaba con las pagas extraordinarias. «Llegué a reunir 20 millones de las antiguas pesetas (unos 120.000 euros) en mi cuenta corriente y solo pensaba en si me pedía explicaciones el fisco. Menos mal que una de las socias era subinspectora de Hacienda y siempre confié en que ella me sacaría del problema llegado el momento», apunta. Tras la constitución de 'Los Milagros Sociedad Cooperativa' en 1991, el 27 de febrero de 1992 abrieron formalmente una cuenta bancaria para adquirir con ese dinero una finca de 50.000 metros cuadrados. Aunque estaba calificada de rústica, lograron que el Ayuntamiento les concediera la licencia como proyecto de interés social. Después llegaría la edificación, que costó más de 400 millones de pesetas y se inauguraría en el año 2000.

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Vista general del complejo, situado en la carretera de los Montes. Migue fernández

Este complejo residencial, que actualmente sigue gestionado en régimen cooperativo, fue pionero en España. ¿Sus requisitos? Tener más de 50 años, no tener una enfermedad que impida la realización de las actividades diarias y adquirir por 68.000 euros títulos que dan derecho al uso y disfrute de un apartamento. Además, hay que abonar una mensualidad en concepto de comunidad para cubrir gastos fijos (cuota de 500 euros), más otra, que es variable, en concepto de residencia (almuerzo, actividades, limpieza del apartamento, lavado de ropa y atención médica). En total, unos 1.200 euros al mes, que en caso de ser un matrimonio se elevaría a los 1.700 euros.

Así lo explica Pablo Montosa que, pese a no dirigir una residencia de ancianos convencional, ha vivido momentos muy difíciles en estos últimos meses de pandemia. Han fallecido cinco residentes. «Pese a sentirse unos privilegiados por el sitio en el que viven, todos lo han pasado muy mal. Hemos tenido que buscar un equilibrio entre respetarle su libertad y procurarle protección». Y es que, según explica Montosa, en materia sanitaria están sujetos a lo que marca las autoridades, pero en el plano administrativo aún permanecen en un «limbo». «A todos los efectos somos una cooperativa de consumo, pero ni la administración central ni la autonómica han dado encaje legal a este modelo residencial con un fin social», declara el director.

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Y en esa lucha se encuentra Aurora, que a sus 86 años no quiere morirse sin que la administración reconozca legalmente este complejo como 'residencial para mayores en régimen de cooperativa'. «Nos consideran un geriátrico y no lo somos», recalca. Afirma que es «llamativo» que en Asturias, donde aún no han desarrollado un proyecto de este tipo, «ya hayan recogido en la ley una serie de normas para que puedan establecerse residenciales en régimen de cooperativa o 'cohousing senior'».

Pese a todo lo vivido y lo sufrido, Aurora confiesa que volvería a embarcarse en la misma aventura. «Habré cometido errores, pero ha valido la pena».

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