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Jueves, 25 de enero 2018, 00:41
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La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Marina Álvarez, calificó ayer de hecho aislado el caso del paciente de 44 años que falleció el pasado viernes en Málaga a causa del ictus que sufrió, sin que nadie se diera cuenta, mientras esperaba el resultado de unas pruebas en la sala de espera del Hospital Comarcal de Antequera. El enfermo, ante la gravedad de su estado, fue trasladado al Hospital Carlos Haya el pasado 11 de enero, donde fue operado. Tras permanecer varios días en estado crítico, murió el 19 de enero. Su familia, a través de la Asociación El Defensor del Paciente, interpuso una denuncia en un juzgado de Antequera por una presunta negligencia. Por su parte, los grupos de la oposición en el Parlamento andaluz asociaron esa muerte (así como la de una mujer de 64 años que permaneció 12 horas en una camilla sin recibir asistencia en el hospital jiennense de Úbeda) a la falta de medios.
Marina Álvarez compareció en una sesión extraordinaria de la Comisión de Salud del Parlamento andaluz. La máxima dirigente de la sanidad pública andaluza emitió un mensaje de tranquilidad a la población. Así, explicó que los 365 días del año, y durante 24 horas, se garantiza la asistencia sanitaria con la adecuada calidad y seguridad. La consejera indicó que son más de 11,2 millones las atenciones anuales que se registran en los servicios de urgencias andaluces públicos, lo que supone que 30.700 pacientes dependan cada día de la actuación, valoración y criterio de estos equipos. Álvarez precisó que nueve de cada diez casos se resuelven sin necesidad de un ingreso hospitalario.
No obstante, la consejera de Salud dijo: «Estos fallecimientos nos obligan a reflexionar para poner en marcha mecanismos de mejora, porque hay cosas que han fallado; no queremos decir que todas las cosas se hayan hecho bien». Pese a ello, destacó el buen funcionamiento de la sanidad pública andaluza que, según indico, se ha reforzado con 900 profesionales. Asimismo, subrayó que la «Administración sanitaria actuará desde el máximo rigor, la máxima transparencia y asumiendo las responsabilidades que pueda haber en ambos casos».
Las palabras de Marina Álvarez no convencieron a la oposición. Así, la parlamentaria del PP Catalina García expresó su desacuerdo con que esas muertes no tengan nada que ver con la sobrecarga de trabajo que soportan los centros sanitarios. Salud también recibió las críticas del parlamentario de Podemos Juan Antonio Gil, que incidió en que el fallecimiento de esos pacientes «no se trata solo de un drama personal, sino de un drama social, pues no fueron casos fortuitos, sino el resultado de problemas estructurales de la sanidad pública andaluza».
María Isabel Albás, de Ciudadanos, exigió que la sanidad pública andaluza «sea de calidad y no solamente de titulares» e hizo referencia a la escasez de plantillas y a la saturación de las urgencias por un deficiente funcionamiento de la atención primaria. En el debate también intervino Inmaculada Nieto, parlamentario IU. En su argumentación afirmó que la comparecencia de la consejera de Salud había sido decepcionante. Nieto señaló que las dos muertes sí guardan relación con los recortes en la sanidad pública y recordó que cada año se repiten los colapsos en las urgencias en épocas de alta frecuentación de pacientes.
Un punto de vista distinto esgrimió el parlamentario socialista Francisco José Vargas, que pidió más rigor a la oposición y aseguró que la convocatoria de la comisión extraordinaria era inútil, ya que la oposición defendió argumentos «rácanos y bajunos de una manera oportunista y cínica».
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