La ruptura de la disciplina de voto de Gonzalo Sichar en el pleno abre una crisis en Ciudadanos
El gesto del edil del partido naranja abre una incógnita en la estabilidad del Ayuntamiento, ya que el grupo es la llave para la gobernabilidad
Que las aguas bajan revueltas en el grupo municipal de Ciudadanos es un secreto repetido a voces durante los últimos meses en todos los corrillos ... políticos, pero fue ayer cuando esta divergencia en las posturas de los tres ediles del grupo tuvo su máxima expresión. Y la tuvo con la ruptura de la disciplina de voto del concejal sobre el que recaen todas las miradas, Gonzalo Sichar, que decidió romper la disciplina de voto del partido «por una cuestión de conciencia» y en un gesto que abre la caja de Pandora en varios frentes.
En primer lugar en el seno del propio grupo de Ciudadanos, que capitanea Juan Cassá junto con Alejandro Carballo como viceportavoz y el propio Sichar como ‘tercero’ de a bordo: el (pen)último motivo de discrepancia tuvo lugar ayer en la recta final del pleno ordinario, cuando se debatía una moción a propuesta del grupo socialista en la que se ponía en duda la gestión del CAC Málaga y que pedía además que una vez finalizado el contrato en vigor el espacio se explote desde lo público a través de la Casa Natal de Picasso. Es decir, que no se renueve el contrato con el actual gestor, Fernando Francés, que se hace cargo del centro desde su apertura a través de su empresa Gestión Cultural y Comunicación SL y que ayer vivió en directo desde la sala de plenos ese cambio de postura de Gonzalo Sichar poniéndose del lado de los grupos de izquierdas para apoyar un cambio en ese modelo de gestión. De hecho, tras la votación ambos mantuvieron una tensa conversación en los pasillos en la que el director del CACpidió explicaciones al edil del partido naranja y que terminó con la marcha de Francés de la Casona visiblemente enfadado.
La petición de que el CAC Málaga sea municipal tiene poco recorrido ejecutivo
Aunque fue la votación en torno al CAC Málaga lo que terminó de poner sobre la mesa las discrepancias en el seno de Ciudadanos, el resultado de la misma no tendrá mucho recorrido y pasará al acta –al igual que muchas otras– como un posicionamiento puramente político y no ejecutivo de una mayoría del pleno. Es decir, la petición de los grupos de izquierda de que la gestión del espacio pase a ser municipal tendrá un efecto nulo, ya que las competencias del pleno municipal quedan fuera de este tipo de asuntos y se ciñen únicamente al ordenamiento urbanístico, los presupuestos y las ordenanzas. De hecho, las decisiones en torno a lo votado ayer se toman en la Junta de Gobierno Local, compuesta por el alcalde y sus concejales.
No obstante, no es la primera vez que los grupos con representación en la Casona se enzarzan en una discusión a cuenta del modelo de gestión cultural municipal, y ayer las posturas a un lado y a otro de la bancada se midieron una vez más. Del lado de los socialistas, el concejal Daniel Pérez defendió «una gestión pública y directa a cargo de la Casa Natal» y dejó sobre la mesa una cifra: «Nos gastamos al año 15 millones de euros en gestión cultural»; mientras que la portavoz de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, criticó que el CAC Málaga «funciona como una galería de arte privada con fondos públicos».
Del otro lado, la concejal de Cultura, Gemma del Corral, insistió en que «nuestro modelo de gestión es de éxito y excelencia», y el portavoz de Ciudadanos apostilló que «si la concesión del CAC Málaga ha funcionado para qué tocarla».
En efecto, este giro hizo que lo que se asumía como una votación perdida por la suma de los ‘noes’ de los 13 ediles populares más los tres de Ciudadanos (16 contra 15) se convirtiera en un cuestionamiento oficial –aunque sin efecto real– del modelo de gestión cultural que defiende el equipo de gobierno en el Ayuntamiento y que terminó por inclinar la balanza del otro lado dejando en evidencia el estado de las cosas del grupo Ciudadanos.
Pero el gesto que tuvo ayer Gonzalo Sichar en el pleno va mucho más allá de la discusión en torno al CAC Málaga y entra de lleno en el complicado juego de fuerzas que se da en la Casona tras la pérdida de la mayoría absoluta del PP. Tras las elecciones municipales de 2015, Ciudadanos se convirtió en el socio de investidura del PP y sus tres votos, sumados a los 13 del equipo de gobierno, han sido determinantes en más de una ocasión frente a los otros 15 que suma el resto de la oposición (9 PSOE, tres Málaga Ahora, dos Málaga para la Gente y uno del edil no adscrito Juan José Espinosa). El hecho de que el edil del partido naranja haya decidido romper por primera vez en Ciudadanos la disciplina de voto no es un tema menor, ya que su criterio –sumado a esos 15 de la oposición– dejan al equipo de gobierno en minoría, con todo lo que eso implica.
De hecho, no es descabellado pensar que este asunto tenga más recorrido que la votación puntual en un pleno, ya que es un hecho que desde hace varios meses la relación de Gonzalo Sichar con sus compañeros Cassá y Carballo es nula. El edil díscolo lleva un tiempo en la picota por dar su apoyo al sector crítico con el líder del partido, Albert Rivera. Además, su firma aparece estampada en el manifiesto de la plataforma ‘Ahora’, un movimiento impulsado por el exlíder de UPyD, Gorka Maneiro, y que aglutina a militantes de este partido y a esos otros de Ciudadanos descontentos por el giro liberal que ha dado el partido de Albert Rivera.
A pesar de estas diferencias de peso, en el seno de Ciudadanos son conscientes de que tienen que abordar con cautela la situación de Sichar, porque su marcha implicaría un cambio de escenario en el Ayuntamiento y perderían su condición de llave para la gobernabilidad –en la Diputación también son socios de investidura pero la situación no es tan determinante ya que el PP en lugar de 13 ediles tiene 15 y llegaría a la mayoría con el voto de la diputada naranja Teresa Pardo.
En este escenario, el portavoz Juan Cassá trató de quitarle ayer importancia a la ruptura de la disciplina de voto por parte de Sichar, y manifestó que «en el grupo lo tomamos como un hecho puntual». No obstante, el líder del partido naranja en el Ayuntamiento admitió que no tenían «ni idea» de esta decisión; y de hecho ayer pudo verse a Cassá visiblemente molesto cuando se dio cuenta del resultado de la votación.
Sichar se explica
El protagonista de la discordia también defiende su postura, y aseguró ayer en declaraciones a SUR que votó «en conciencia». Además, dejó patente la distancia que existe con sus compañeros al reconocer que no se había reunido con Cassá y Carballo para definir el sentido del voto en ese asunto concreto «a pesar de que yo se lo pedí». «Y esta mañana –por ayer– me han dicho lo que tenía que votar», añadía Sichar, quien justificaba su ‘no’ a la gestión actual del CAC con contundencia: «No estoy dispuesto a que se haga un pliego para que gestione un espacio público una persona que se dedica a negocios de arte privados».
La opinión del edil, sin embargo, ha experimentado un cambio llamativo en el último mes, ya que en el pleno del mes pasado el propio Sichar defendió una moción de su grupo en la que pedía «un pliego exhaustivo y basado en la transparencia» para el CAC Málaga, es decir, que con su defensa del ‘pliego’ asumía que la gestión del espacio expositivo podía hacerse desde la esfera privada. Ayer, sin embargo, defendió todo lo contrario y se decantó por la opción pública.
Este estado de las cosas deja muchos interrogantes sobre los pasos que dará a corto o medio plazo Sichar para definir su situación en el grupo Ciudadanos o fuera de él. De hecho, fuentes de toda solvencia han confirmado a SUR que hace varios meses el edil del partido naranja se interesó por los pasos administrativos que han de darse para pasar al grupo municipal de los no adscritos, como ya hiciera Juanjo Espinosa cuando rompió con el grupo de Málaga Ahora.
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