Rosario Muñoz prepara un café un día de voluntaria en el centro de Calor y Café. SUR

Un refugio nocturno que huele a hogar

Acción Solidaria ·

Desde 2017 Calor y Café acoge a personas en situación de calle para pasar la noche. Este centro de acogida es el único de la red de Cáritas que abre sus puertas desde las nueve de la noche hasta las nueve de la mañana

CLAUDIA SAN MARTÍN

MÁLAGA.

Lunes, 23 de diciembre 2019, 01:00

Un hogar puede tener muchas formas, sentidos y hasta olores. Rosario Muñoz y su marido, Pedro Torres, comenzaron el voluntariado en uno de los centros ... de acogida más especiales de la provincia desde su apertura, hace ya tres años. El 1 de enero de 2017 abría sus puertas Calor y Café en calle Álvaro de Bazán, un lugar sólo para pasar una estancia nocturna, desde las nueve de la noche hasta las nueve de la mañana.

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Vicente Jiménez, el responsable de este centro, cuenta sonriente que ese primer día que se hizo el realidad el proyecto ninguna persona sin hogar traspasó las puertas de Calor y Café; pensaron que sería un fracaso, que este concepto tan atípico de centro de acogida no funcionaría, pero se equivocaron. Entre 20 y 25 personas suelen pasar la noche, y sólo la noche, en este lugar que huele a café y a familiaridad. Este matrimonio de voluntarios, al que SUR tuvo la oportunidad de conocer, así lo cuenta. Pedro es veterinario, y quiso prestar su ayuda a aquellas personas en situación de calle que acudieran con sus mascotas al centro, para así darles una razón para volver cada noche y abandonar su situación de calle.

Ambos asisten una noche a la semana y allí pasan algunas horas con las personas que esa noche pasan su estancia en Calor y Café, perteneciente a la red de centros Cáritas. «Cuando nos asomamos a este paisaje y vimos que todos los centros tienen una dinámica diurna vimos que el horario de noche se quedaba al descubierto, y había que hacer algo», relata Jiménez. Además, una de las virtudes del centro es su alta tolerancia ante las situaciones que se presenten; el respeto es fundamental para el buen funcionamiento de esta casa, un trato digno a la persona que se acerca a recibir un café, un vaso de leche o un bocadillo para la cena, e incluso una charla, un consejo o darse una ducha. Cuando los voluntarios se marchan, alrededor de 30 durante toda la semana, dos trabajadores sociales se quedan durante la noche para gestionar el centro. El ambiente suele ser distendido, relajado, e incluso amigable. Jiménez explica que el índice de conflictividad es muy bajo, y que si hay algún problema se suele solucionar con la mayor tolerancia, respeto y entendimiento posible «para llegar siempre a buen puerto».

El centro ofrecerá dos cenas especiales tanto en Nochebuena como en Nochevieja

Voluntarios y trabajadores han conocido en este lugar muchas historias, personas y situaciones que dejan patente que nadie elige estar en la calle. «Por aquí han pasado personas con carreras, con cuatro idiomas, productores de música, gerentes de multinacionales o gente de familia con medios», asegura el responsable del centro, una muestra más de que nadie está exento de pasar una mala racha. En el caso de Rosario, cordobesa afincada en Málaga, cuenta que ser voluntaria en Calor y Café le ha cambiado la forma de ver y tratar a las personas sin techo.

Pasar por su lado sin mirar si quiera, no concederle un minuto o realizar algún desprecio consciente o inconscientemente son muchas de las muestras hacia las personas sin hogar, muchas veces por miedo o temor, como apunta Jiménez, pero también por desconocimiento. «Estas personas son iguales que tú y yo, pero tienen circunstancias diferentes. A veces la vida te da un revés del que no eres capaz de salir, y esto me ha hecho ver las cosas de otra manera», explica Muñoz, afirmando que al contar su experiencia en su círculo más cercano también hace que los demás se replanteen la forma en la que la sociedad trata a las personas sin techo.

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Pedro Torres, en su voluntariado

Su labor más allá del centro

Además de abrir sus puertas todas las noches del año, desde Calor y Café quieren calar en la sociedad para formar conciencia sobre esta problemática que afecta a más de 100 personas en Málaga. Jiménez relata que cuando alumnos de instituto se acercan al centro para conocer su labor, muchos de ellos cambian su perspectiva; como no pueden comenzar un voluntariado por ser menores de edad, sí que pueden ayudar de otra manera para conseguir que aquellas personas salgan de su situación de calle ofreciéndoles un correo electrónico al que pueden dirigirse si en su barrio o alrededores ven asiduamente a alguna persona sin hogar. En Café y Calor lo derivan «a las distintas unidades de calle» y esos compañeros se desplazan al lugar donde se suele ubicar esa persona para conocer su situación: «Si esa persona tiene la motivación suficiente como para poder dejar la calle viene a nuestro centro», explica Jiménez, una dinámica a través de la que ya han conseguido sacar a dos personas de esa situación de calle.

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Esta Navidad, una fecha difícil para muchos de ellos, tienen preparadas dos noches especiales para que aquellos que quieran no se queden sin su cena de Nochebuena y Nochevieja. Ambos días preparan un menú para cenar en familia o entre amigos «como en cualquier otra casa». Jiménez asegura que algunas de las personas que ya se han marchado del centro quieren volver para pasar esta noche en Calor y Café porque, a pesar de las circunstancias, a un hogar donde se pone el corazón, cariño y dedicación siempre apetece volver, aunque sea un par de horas.

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