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Sábado, 25 de abril 2020, 02:04
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Ya lo tenía todo listo: el vestido, el local de celebraciones, el menú elegido, los billetes de los invitados comprados... pero el maldito coronavirus y el inicio del estado de alarma hizo saltar por los aires sus planes de boda y, por extensión, su cotidianeidad en apenas unas horas. María López Vera tiene 32 años y desde hace cuatro vive en Londres, donde conoció a su pareja, Marc, con el que debía casarse el próximo 23 de mayo en el Ayuntamiento de la capital. Tras la ceremonia iban a celebrarlo en el Club Mediterráneo, hasta donde se iba a desplazar toda la familia inglesa del novio y amigos de diferentes partes del mundo (China, Italia, Noruega, América, Colombia o México). Pero el tristemente famoso Covid-19 les obligó a posponer el enlace y los mantiene encerrados en casa desde el pasado 10 de marzo. «Nos gustaría posponerlo para finales de año pero no sabemos si será posible porque no nos queremos arriesgar; queremos que todo el mundo pueda venir y estar a gusto, sin temores ni angustias», reconoce. En este sentido dice que jugará un papel muy importante la evolución que tenga el virus a lo largo de los próximos meses. «Queremos que la boda no sea un riesgo para la salud de nadie y por eso nos lo pensamos dos veces», añade.
María trabaja como consultora de calidad del aire en la empresa inglesa GL Hearn y la pandemia también ha acabado con su trabajo, donde acaban de aplicarle un ERTE hasta finales de mayo (un furlough, en Inglaterra). «Ahora me veo todo el día en casa, sin trabajo, sin poder salir a la calle ni poder casarme», explica con cierta resignación. «Ahora se nos ha complicado todo, pero no hay mal que por bien no venga; nos queda que haya salud», añade.
A pesar de estos cambios tan repentinos en su vida dice que lo lleva «bien» y se muestra especialmente preocupada por la situación que se vive en España, donde reside su familia y el número de muertos y de infectados es mucho mayor que en Inglaterra. «Con todo esto me he dado cuenta de que soy muy patriótica», señala.
Esta malagueña explica que por las mañanas aprovecha para hacer algo de deporte, sobre todo zumba gracias a las clases virtuales que encuentra en Youtube, y para seguir formándose. Como no tiene trabajo, aprovecha para realizar cursos virtuales e indagar sobre aspectos de su profesión a la espera de que se pueda recuperar la normalidad. Ya por las tardes aprovecha para descansar, leer mucho y ver alguna que otra serie. «Solo salimos cada dos semanas para ir al supermercado, pero de momento no nos pesa», resume.
María López Vera desvela que las medidas de confinamiento son mucho menos estrictas en donde ella vive que en España y que incluso las autoridades británicas permiten a los vecinos salir a la calle para hacer deporte. Dice que tampoco se ven muchas mascarillas ni guantes por la calle. «Aquí (en Londres) vamos como dos semanas por detrás que en España«. De hecho, hasta la semana pasada podían ir dos personas juntas a comprar sin problemas. »Se ve mucha gente en la calle corriendo o paseando al perro; muchos no se lo toman tan en serio como deberían«.
En su caso asegura preferir hacer deporte en casa para no exponerse a riesgos innecesarios y evitar todo el contacto con posibles focos de contagio. También confía en que pronto se levanten las restricciones para poder venir a ver a su familia. Aunque para eso quedará todavía un tiempo.
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