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Los niños pierden la batalla del ruido y tienen que dejar de entrenar en el colegio Lex Flavia

Los niños pierden la batalla del ruido y tienen que dejar de entrenar en el colegio Lex Flavia

La dirección del centro envía al club Adesa Málaga el acuerdo del consejo escolar para que se suspendan los entrenamientos de los 250 deportistas por las denuncias vecinales

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Viernes, 6 de octubre 2017, 01:59

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Tristeza, indignación y desconcierto entre los padres, madres y familiares de los jóvenes deportistas del club Adesa Málaga de baloncesto base. En los alrededores del colegio Lex Flavia Malacitana, en la zona de El Ejido, ayer tarde no se hablaba de la cuestión catalana, sino del cierre de las instalaciones para el entrenamiento de los pequeños. Ya estaban advertidos, porque el club los reunió hace unas semanas para explicar la situación que se ha creado tras las denuncias vecinales por ruidos excesivos y la multa impuesta al centro, de 12.000 euros. Pero aún así, la noticia fue recibida con estupor. «No lo entiendo; siempre han entrenado aquí sin problema», decía un padre.

El centro, con el inicio del curso, esperaba que el Ayuntamiento hiciera frente a la obra de insonorización a la que se comprometió el alcalde en verano. Pero las pantallas acústicas no se han instalado y el colegio fue amenazado de una denuncia por la vía penal si no cesaban las actividades, por lo que la dirección del centro planteó esta problemática al consejo escolar, reunido este miércoles, que decidió suspender las actividades deportivas en horario extraescolar. El club recibió ayer tarde la notificación de este acuerdo por lo que desde hoy no podrán utilizar las pistas del Lex Flavia para sus entrenamientos.

El club Adesa Málaga cuenta con unos 250 deportistas de todas las categorías. El año pasado fueron más niños, y este «no hemos podido admitir a más por esta situación de incertidumbre», señaló ayer el gerente del club, David Rodríguez.

Con el Lex Flavia cerrado a los entrenamientos desde hoy mismo, el club ha tenido que «organizar de nuevo todos los horarios» para repartir a los niños y niñas de los once equipos que entrenaban aquí por el colegio matriz y las pistas que les ha cedido el Ayuntamiento en Ciudad Jardín. Para ello ha sido necesario reducir la duración de los entrenamientos: si antes duraban unas dos horas, a partir de ahora solo podrán entrenar hora y cuarto u hora y media para poder mantener el mismo número de días de entrenamiento. En Ciudad Jardín pueden entrenar tres días a la semana, dos horas, y en las pistas exteriores, por lo que cuando llegue el invierno, con el frío o la lluvia, será más difícil desarrollar los entrenamientos con normalidad. En el Lex Flavia el Ayuntamiento levantó hace unos años una cubierta metálica «que ahora quedará en desuso», indicó un padre.

«No entiendo que a los niños se les impida hacer deporte», decía una madre

José Manuel Vergara, abuelo de un niño de 11 años, que lleva cuatro en el club, comentaba a la puerta del patio del colegio no entender esta denuncia por ruidos. «Aquí hay ruido de coches, de motos, en el parque juegan los niños y aquí mismo –señalando a la pista del colegio– saltan jóvenes en fines de semana y hacen incluso botellón. ¿Esto no molesta, y sí el entrenamiento de niños?», se preguntaba. Otro abuelo, Antonio Manuel, añadió: «siempre han entrenado aquí, no veo el problema, parece como que alguien le tuviera manía al deporte».

Mientras los niños y niñas entrenaban en las pistas del colegio, algunas madres esperaban en un parque cercano. Marta, madre de un niño de 11 años que lleva entrenando en el Adesa desde los 5 se mostraba «muy indignada. No entiendo que se impida a los niños hacer deporte».

Del barrio

La mayor parte de los niños y jóvenes que entrenan son del barrio. Por esto, ir a Ciudad Jardín, o a Teatinos, que es otra de las posibilidades que baraja el club, no conviene a los padres. «Ir a Teatinos nos obliga a usar el coche, aguantar caravanas, perder mucho tiempo... y los estudios están antes que el deporte», señaló Silvia, con un niño de 11 años en el club. De «vergonzosa» calificó la situación otro padre, José Carlos González, quien considera que una denuncia penal por los ruidos «no sería tramitada por ningún juez, ¿qué van a juzgar, que los niños entrenen aquí?».

«Protestamos de vicio», añadió Joaquín Díaz. «Están practicando deporte, no están haciendo nada malo, es lamentable que se quiera dejar a los niños en la calle por un vecino al que le molesta el ruido». José Manuel Vergara planteó incluso una alternativa: «¿no saldría al Ayuntamiento más barato insonorizar la casa de ese vecino?», en referencia a las pantallas acústica que se tendrían que instalar en el Lex Flavia para reducir el nivel de ruido. Tienen un coste de 92.000 euros, y el alcalde se comprometió en julio a su instalación. Pero hasta ahora no se ha concretado esta intervención. El Ayuntamiento estaba buscando la financiación necesaria. Por el colegio sí que se pasó un arquitecto a tomar mediciones para realizar el proyecto.

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