Los naranjos viejos de la avenida del Doctor Marañón se mudan a Parcemasa

Ello ha sido posible gracias a la conciencia ecológica de los responsables del parque cementerio de la capital; pero también de las empresas constructoras encargadas de estos trabajos, la Ute CFVC Construcciones y PTOC, que quiso evitar que unos ejemplares que forman parte de la historia del barrio y con posibilidades de sobrevivir acabaran en un vertedero.

Federico Souvirón, gerente de Parcemasa, explica que este encuentro fue posible gracias al ofrecimiento que lanzaron meses atrás a empresas y propietarios de fincas: «Les dijimos que cuando tengan que quitar árboles, aquí estamos». Fruto de esta labor se han hecho, además, con una docena de olivos centenarios, que se iban a convertir en leña porque ya eran poco productivos; así como varias grandes palmeras. «No sólo no se han perdido, sino que vienen a un lugar donde pueden ser disfrutados por los ciudadanos de Málaga». No en vano, según los aforadores instalados estas instalaciones reciben a 2,3 millones de visitas al año. «No es es en un momento agradable pero pretendemos que sea lo más amable, relajante y sereno posible».

En cuanto a los árboles de Martiricos, se trata de medio centenar de pies que la constructora alegó que se debían retirar por cuestiones de proyecto. Para darles cabida en su nuevo hogar, Parcemasa asumió el transporte y llevó a cabo una remodelación de los alcorques y de las instalaciones. Mover árboles viejos y de tanto porte es un reto, y algunos se perderán a causa del estrés del transplante, por las malas condiciones de vitalidad previas y por el cambio de suelo, pero Souvirón recalca que merece la pena intentar recuperarlos.

De momento, el esfuerzo está teniendo su recompensa pues la mayoría están rebrotando con fuerza. Cuando recuperen sus copas darán lugar a un nuevo espacio de sombra en la explanada que los visitantes agradecerán. Hace un mes se plantaron cuarenta, y otros diez han quedado de repuesto para los que no consigan remontar.

La empresa municipal lleva a cabo una intensa actividad botánica, que tiene su máximo exponente en el Jardín del recuerdo, un espacio donde los familiares pueden elegir un árbol y depositar las cenizas al pie del mismo. El gerente destaca la posibilidad no sólo de que la pérdida de un ser querido produzca vida, sino también de seguir su desarrollo, además de ser un entorno más amable para ir con niños.

En esto entorno están llevando a cabo un proyecto para recuperar las especies más características de la histora en Málaga, y que dan nombre a calles y barrios, como los tilos, las acacias, los guindos y los álamos; junto a otros como el castaño de Indias o el palo borracho, y arbolado autóctono (algarrobo, encina, madroño, narajo, laurel, almendro, higuera, etc).

La ciudad cuenta con unas 50 hectáreas disponibles para estas repoblaciones, y de hecho, el botánico y profesor de Biología de la UMA Enrique Salvo considera que será «el gran parque del siglo XXI en Málaga», y valora su carga de simbología, el empleo de plantas insignes de la ciudad,y las innovaciones tecnológicas que se están poniendo en práctica. «Puede ser un nodo de la futura infraestructura verde de la ciudad, queremos ser el jardín botánico del mediterráneo», apostilla Federico Souvirón.