Borrar
Toallitas filtradas en una de las estaciones de bombeo de aguas residuales de Málaga capital. emasa

El monstruo de las toallitas: Málaga tira al inodoro 2.500 toneladas cada año

Estos productos higiénicos suponen la práctica totalidad de los desechos que atascan la red de saneamiento, pero también aparecen bastoncillos, restos de comida e incluso mascarillas

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 20 de febrero 2022, 20:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La variedad de residuos que los malagueños tiran por el váter es bastante amplia. Bastoncillos para los oídos, colillas, tampones, restos de comida, aceite usado, pintura e incluso pañales. Sí, pañales. Con la pandemia han aparecido otros protagonistas como los guantes y las mascarillas, pero las estrellas siguen siendo, con diferencia, las toallitas higiénicas, hasta el punto de que desde hace años son el problema más grave de las redes de saneamiento tanto por los atascos como por las averías que provocan.

Pese a las continuas campañas de sensibilización, todavía son muchos los ciudadanos que siguen tirándolas por el retrete obviando que al estar compuestas de fibras textiles tardan unas dos semanas en descomponerse (el papel higiénico lo hace en cuestión de horas). Desaparecen en cuanto se tira de la cadena, pero tarde o temprano acaban aflorando en la red de saneamiento. Y bien que lo hacen. Sólo en Málaga capital, la Empresa Municipal de Aguas (Emasa) extrajo el año pasado 2.502 toneladas de residuos sólidos, en su mayoría generados por las marañas de toallitas húmedas, lo que supone un incremento del 0,46% respecto a 2020. Para hacerse una idea de este 'monstruo', equivale al peso de 13 aviones comerciales.

Emasa refuerza el filtrado de sólidos en la red para minimizar los atascos y apela al «compromiso personal de cada uno»

Según los datos facilitados por el Ayuntamiento, 686,68 toneladas (un 7,37% más) fueron retiradas justo antes de entrar en el sistema de tratamiento de las dos depuradoras de la ciudad (Guadalhorce y Peñón del Cuervo), mientras que en las estaciones de bombeo, que son las instalaciones que impulsan las aguas residuales desde las alcantarillas hasta las depuradoras, se lograron filtrar 274 toneladas, un 15% más respecto a 2020. «La práctica totalidad de los residuos sólidos que se retienen son toallitas higiénicas», precisan desde Emasa.

Un empleado de Emasa retira las madejas de residuos extraídas en la depuradora del Guadalhorce.
Un empleado de Emasa retira las madejas de residuos extraídas en la depuradora del Guadalhorce. salvador salas/archivo

Las 1.540,68 toneladas restantes son extraídas directamente de los más de 2.000 kilómetros de tuberías que conforman la red de saneamiento. Buena parte de los desechos son localizados a tiempo gracias a las inspecciones continuas que realizan los técnicos, como la que permitió retirar en septiembre del año pasado incluso una manta. Sin embargo, no logran evitar que de vez en cuando se formen grandes tapones que bloquean las canalizaciones.

A esas cantidades habría que sumar las que quedan depositadas en la red sin llegar a las plantas de tratamiento y se van acumulando en las cañerías hasta que afloran con las lluvias convertidas en una maraña, ya sea por las alcantarillas o por los colectores y aliviaderos. ¿La consecuencia? Malos olores y balsas de aguas fecales procedentes de las alcantarillas y vertidos a ríos, arroyos o directamente al mar porque los equipos no dan más de sí.

Vídeo. Experimento toallitas contra papel higiénico: sobran las palabras. SUR

Esas 1.540 toneladas representan un leve descenso de casi el 5% respecto al año anterior. Según los técnicos de la empresa municipal, este dato coincide con la escasez de lluvias en 2021, que influye en un menor arrastre de materiales por las redes. Otra circunstancia que, a su juicio, explicaría esa disminución de residuos es la menor acumulación de sólidos en las conducciones debido al aumento de la periodicidad de la inspección y la limpieza de la red de saneamiento que Emasa lleva implementando desde 2019.

Medidas preventivas

A falta de que se corrijan esos malos hábitos ciudadanos, de forma paralela Emasa también está tomando medidas en los últimos años para intentar reducir el impacto de las toallitas, como la construcción de una estación de pretratamiento de aguas de tormenta en la entrada de la depuradora del Guadalhorce para facilitar la retirada de una mayor cantidad de sólidos en este punto e impedir que acaben en los aliviaderos.

Además, también se han instalado más tamices en las estaciones de bombeo para retener los residuos antes de que lleguen a las plantas de depuración, así como sistemas de desbaste (filtrado) en dos de los puntos de alivio por tormenta más importantes de la ciudad: la estación de bombeo de aguas residuales situada en la calle Pacífico y el colector de fecales de Campanillas ubicado en la depuradora del Guadalhorce.

Ante esta realidad, en el Ayuntamiento apelan a la concienciación ciudadana. «El compromiso personal, individual, de cada uno de nosotros depositando los residuos en origen correctamente es la única oportunidad, por ahora, de terminar con este problema que nos preocupa. Un gesto tan fácil como arrojar las toallitas a la papelera es vital para nuestros ecosistemas y el medio ambiente porque estos sólidos no sólo acaban en la red de saneamiento, sino que en demasiadas ocasiones llegan al mar afectando así a nuestros ecosistemas«, advierte la concejala de Sostenibilidad Medioambiental, Gemma del Corral, quien también pone el acento en los atoros que provocan y en las averías en los equipos de depuración. Averías que hay que reparar con el dinero de todos.

En Emasa no tienen cuantificado el gasto de ese sobresfuerzo en recursos humanos y técnicos, pero desde la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) calculan que el vertido de residuos sólidos al inodoro dispara los costes de depuración entre un 10 y un 18%. Así, el sobrecoste en limpieza y averías ronda los 5 euros por persona y año, lo que en la provincia se traduce en unos 8 millones de euros anuales, que se elevan a 200 a nivel nacional.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios