Martes de feria en el centro: la resistencia contra el calor y el cansancio
El día discurre con algo menos de afluencia, a pesar de ser festivo, y por primera vez se intuyen síntomas de leve agotamiento
Los tragos de la mañana se convirtieron en arrepentimiento por la tarde. El martes siguió con la tónica marcada en estos días en la feria ... del centro, aunque el cansancio empieza a aparecer y este martes, a pesar de ser festivo, el terreno estaba más despejado que los días anteriores. Algo que se notó sobre todo a eso de las una de la tarde, cuando en la Plaza de la Constitución, por primera vez, había espacio suficiente para caminar más de dos o tres pasos sin chocarte con el de al lado. Lo de los primeros tragos viene por un grupo de amigos que empezaron a darle gustosamente al Cartojal y, sobre las cinco de la tarde, coincidiendo en el mismo lugar y espacio, confesaban que si seguían a este ritmo la cosa no iba a acabar bien.
No se produjeron las tradicionales riadas de malagueños de fuera de la capital que suelen aprovechar el festivo para desembarcar en la feria. Otra señal, seguramente, de que el real haya sido la opción favorita para pasar el día. Eso no quita que toda siga siendo feria en el centro, donde la calle Larios siguió siendo una pasarela de mujeres vestidas de faralaes y grupos subidos en los tablaos habilitados para cantar copla. Los turistas siguen alucinando con las costumbres de aquí y todo le debe parecer muy exótico, a tenor de la cantidad de veces y con la rapidez que desenfundan el móvil para hacer fotos.
Muchos de ellos se agolparon para grabar el pase flamenco que realiza un grupo de jóvenes que visten trajes con el logo de Cervezas Victoria. Pura elegancia y rienda suelta al arte que busca acercar tanto a la marca como las costumbres de aquí al consumidor. Las Hermanas Alarcón amenizaban con su espectáculo la primera hora de la tarde en la Plaza de la Constitución. Si habría que buscar un fresco contemporáneo de lo que es la feria del centro, seguramente habría que buscar aquí.
La menor afluencia en las plazas, siendo esta notable a pesar de todo, no se traducía en mejores oportunidades para encontrar una mesa para almorzar en los bares y restaurantes del centro histórico. Ramón y María, una pareja que vino de Granada, bromeaba que a este ritmo iban a acabar en el Mc Donald's más cercano. El que se dedica a esto sabe intuir más o menos cómo va la cosa y un camarero en la Plaza de las Flores confesó a SUR que no recordaba cuándo se había vendido tanto: «Ni en Semana Santa».
A partir de las cuatro de la tarde, se empezó a notar una mayor peregrinación de algunos locales. No obstante, conforme avanzan los días, resulta cada vez difícil encontrar a gente que vive en Málaga por la feria del centro. Todo esto, dicho en proporción. Ya no es novedad decir que el real está teniendo, seguramente, más tirón. Sí lo es, relativamente, decir que la voz se está corriendo también entre el viajero nacional que llega de fuera de Málaga con una idea preconcebida o recuerdos ancladas a la feria del centro de otros años, y que ahora también está descubriendo a esa ciudad flotante que se ha levantado en el Cortijo de Torres con 'tardeo' para todos los gustos y casetas con aire acondicionado.
Sensación térmica
Porque la humedad siguió apretando en este martes. Hubo un poco más de clemencia, pero en las horas centrales del día los cuerpos están marcados por los sudores que evoca y la sensación de estar derritiéndose como un cubito de hielo. Permanecer en la feria de día requirió de una alta voluntad de resistencia. Los termómetros marcan 29 grados, una temperatura agradable para ser agosto. Pero la sensación térmica es de estar metido en una sauna finlandesa.
No hubo grandes apreturas ni líos. En lo último, contribuye seguramente la mayor presencia de agentes de la Policía Nacional y Local. Cada cierto tiempo, se puede presenciar como cachean a algunos feriantes en busca de sustancias que no deberían tener.
La aparición del cansancio es extensible a la Plaza del Obispo, donde Mr. Propper, la banda malagueña que está haciendo pleno en lo que va de feria, tocaba ante una multitud algo más reducida que los días anteriores. Una familia con rasgos nórdicos pasaba por ahí arrastrando maletas se quedaba prendada ante el disfrute tumultuoso.
No es ni mucho menos tiempo de despedirse aún de la feria del centro, pero entre el tirón del real que se difunde por el boca a boca y que algunos están empezando a dosificar, no hubo tantas personas como otros 15 de agosto en la feria del centro.
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