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Málaga sale a la calle para exigir el fin de la violencia machista: «Vivas nos queremos»
Miles de personas de todas las edades se suman a la marcha del 25N con el deseo de erradicar la lacra de la violencia de género
Por las que ya no están. Y por las que siguen atrapadas en un auténtico infierno. Por las que tienen miedo cuando les toca regresar ... solas a casa de noche. Por las que se ven sometidas a situaciones de acoso sexual y discriminación en el ámbito laboral. Por todas. Tristemente, un año más, Málaga tuvo que volver a salir a la calle en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un año más, una marea violeta clamó por el fin de la violencia machista.
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Miles de personas acudieron a la manifestación convocada este 25N por la Plataforma contra las violencias machistas Violencia Cero para exigir la erradicación de una lacra que en lo que va de año ya se ha cobrado la vida de 38 mujeres –tres de ellas, Eva María, Débora y Lesley Ivonne, en Málaga– y dos menores, de seis y once años. Una lacra que, desde 2003, cuando comenzaron a contabilizarse los crímenes machistas en España, suma la escalofriante cifra de 1.171 víctimas.
Sus nombres, los de todas las asesinadas, aparecían recogidos en un extenso pergamino que encabezaba la marcha, recordando así que estas mujeres eran mucho más que un número que engrosa una lista maldita. Una lista negra que, como se reclamó a gritos con lemas como «ni una más» o «vivas nos queremos», no puede seguir creciendo.
La marcha arrancó desde la plaza de la Merced, donde ya esperaba desde antes de que partiera una multitud de personas dispuestas a tomar el Centro y a dejarse la voz en una fecha tan tristemente señalada. En la misma participó gente de todos los perfiles y edades. Desde Mariana y Antonio, un matrimonio de 77 y 81 años, respectivamente, hasta Adrián, quien está a unas pocas semanas de cumplir los tres e hizo el recorrido hasta la plaza de la Constitución a hombros de María, su madre.
El color violeta y las pancartas volvieron a fundirse en una marea de personas, que no dejó de crecer conforme avanzaba la manifestación. «No estamos todas, faltan las asesinadas», «Si es un maltratador, no es un buen padre», «Salgo por ellas», eran algunos de los mensajes que plasmaron en cartulinas y se mantuvieron en alto. Las palabras, escritas o cantadas a viva voz, dejaban manifiesta la rabia y el coraje de quienes quieren a las suyas a salvo. De quienes se quieren a sí mismas a salvo y libre de toda violencia y discriminación.
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Muchos de los lemas que más se escucharon este 25N no eran nuevos, pero era necesario recordarlos, como «no es un caso aislado, se llama patriarcado», «no estamos todas, faltan las asesinadas» o «escucha, hermana, aquí está tu manada».
Los gestos de apoyo también formaron parte de la cita. Como el de una anciana, asomada a su balcón al inicio de la calle Alcazabilla. La mujer tomó todo el aire posible para hacerse escuchar entre la multitud. Y lo consiguió: «Por todas, por todas». Unas palabras que acompañó con lanzamientos de besos y que fueron respondidas desde la calle con aplausos sonoros.
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La marcha siguió avanzando mientras nuevas personas se iban sumando a la misma conforme pasaba por la calle Císter, la Catedral o Molina Larios. Precisamente, una de las personas que se incorporó a la manifestación en esta última vía fue el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien apareció por uno de los tramos finales de la extensa marea.
El regidor llegó saludando y estrechando la mano a dirigentes de otros partidos presentes, como Unidas Podemos y PSOE. En un momento dado, los asistentes se dieron cuenta de su presencia. Fue ahí cuando comenzaron los abucheos y reproches: «Fuera», «Partido Popular, partido criminal» o «Vox y PP, la misma mierda es». De la Torre mantuvo el tipo y, en una discreta posición, se adentró en la masa de gente con sus socios de partido para sumarse a las voces que pedían el fin de la violencia machista.
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Chaparrón del alcalde al margen, la marcha del 25N transcurrió sin mayores altercados. Así, continuó su paso por la plaza de la Marina para seguir por una ya adornada calle Larios. Bajo los ángeles que todavía están pendientes de iluminarse, siguieron sonando gritos llenos de rabia. «Si no entiendes nuestra furia, no has prestado atención» o «sola y borracha, quiero llegar a casa».
Finalmente, la marea violeta llegó a la última parada del itinerario, la plaza de la Constitución, donde se leyeron los nombres de cada una de las 40 víctimas –dos de ellas menores, de seis y once años– de la violencia machista asesinadas desde que arrancó el año. Y también el de ellos, los autores de los crímenes. Los sentimientos entre la multitud eran de indignación y sobrecogimiento.
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Ya en este punto, la portavoz de la Plataforma contra las violencias machistas Violencia Cero, Carmen Martín, leyó un manifiesto en el que recordó que hacen falta medidas presupuestarias para luchar contra la violencia que, de forma incomprensible, siguen sufriendo las mujeres por el mero hecho de ser mujer. Las únicas voces en contra de sus proclamas surgieron cuando se hizo mención a la abolición de la Ley Trans, a lo que un grupo de asistentes respondió «el feminismo no es transexcluyente», sin que Martín se detuviera en la lectura.
«Resistencia feminista ante las violencias machistas». Con esta última frase, el manifiesto llegaba a su fin. Dos mujeres cantaron una canción para despedir un 25N que, un año más, fue multitudinario. Y que ojalá no se repita porque eso significaría el fin de una horrible lacra.
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