El Zoosanitario de Málaga se queda sin gatos abandonados por primera vez en su historia
La mejora de la concienciación social junto al control de las colonias ferales y el apoyo de la Protectora dejan las jaulas vacías de felinos
No había ocurrido algo así en su historia. El Centro Zoosanitario Municipal del Ayuntamiento de Málaga no alberga actualmente ningún gato abandonado. Las instalaciones ... de La Virreina, dependientes del Servicio de Vigilancia Sanitario Ambiental, se inauguraron el 24 de marzo de 2007. Desde entonces, nunca se había producido una situación como esta, y tampoco en épocas anteriores.
Lo normal es que en las mismas fechas de cualquier año anterior hubiera más de 20 ejemplares ingresados en alguna de las 60 gateras existentes. Estas instalaciones acogieron a 502 felinos a lo largo del año pasado, una cifra que ya supuso un descenso del 23% respecto al anterior y que, de acuerdo con la tendencia actual, caerá de nuevo en picado este ejercicio. Con ello, también lo hará el número de eutanasias, con el objetivo de llegar a cero.
Así lo prevé Luis Medina-Montoya, director general de Medio Ambiente y Sostenibilidad, que desglosa los elementos que han hecho posible esta situación óptima en la ciudad. El primero es la mejora de la concienciación social, que está haciendo que se reduzca el número de personas que se desprenden tanto de perros como de gatos en Málaga. «Se abandona cada vez menos, nos han contactado de asociaciones que ya casi no tienen animales para dar en adopción», explica.
Gestión de las colonias
En el caso concreto de los felinos, un punto clave es la gestión de las colonias de ferales (animales que viven en libertad en solares, zonas verdes y otros espacios, con la ayuda de personas para su alimentación y cuidado). La capital malagueña es pionera a nivel nacional en la aplicación del método CER (captura-esterilización-retorno), con la colaboración de la asociación Aman, que tiene una red amplia de cuidadores en toda la ciudad. «Si se captura un gato de una colonia se devuelve chipado a nombre del Ayuntamiento, en línea con la mueva ley andaluza, mantenemos una buena coordinación».
La tercera pata de la estrategia es el convenio de derivación que el Consistorio mantiene con la Sociedad Protectora de Animales. Como reconoce Medina-Montoya, desde hace años este acuerdo ayuda a evitar eutanasias. El Refugio recibe un número de ejemplares cada mes, para los que asume su cuidado y gestiona la adopción.
A ello, se sumó más recientemente la asociación Perros de Málaga, que se encarga de la difusión en redes sociales, además de contar con voluntarios para pasear a los animales y tramita acogidas y adopciones, sobre todo de perros con categoría PPP (potencialmente peligrosos), que son los que lo tienen más difícil para encontrar un nuevo hogar.
«Históricamente, el motivo principal para las eutanasias era la falta de espacio. Por suerte, en nuestro caso eso ya no es necesario y las pocas que se practican es por estar muy enfermos». En este punto, el director de Medio Ambiente llama la atención por el hecho de que, a menudo, los propietarios los dejan cuando están próximos a la muerte para ahorrarse el coste de hacerlo en un veterinario privado.
El otro supuesto es el de la manifiesta agresividad, «algo que tampoco se hace casi ya porque gracias a la ayuda de la Protectora y de Perros de Málaga estamos consiguiendo hogares para ellos». Estos colectivos cuentan con el apoyo de etólogos y entrenadores para reeducarlos y corregir las conductas negativas.
Protocolo para cachorros
En el caso de los animales más vulnerables, por enfermedad o por su corta edad, se ha creado un protocolo que permite derivarlos a la Protectora, con la condición de que no se pueden dar en adopción hasta que pasen los diez días de custodia a los que obliga la ley, por si alguien se presenta como su dueño (aunque esté sin identificar). «De esta forma, estamos permitiendo que salgan sobre todo cachorros, que necesitan más cuidados y atenciones las 24 horas, algo que nosotros no podemos ofrecer».
En el caso de los canes, sin llegar al extremo de los felinos la tendencia también es claramente positiva. Actualmente hay 38 ejemplares, de los que seis están disponibles para su adopción. El mínimo histórico se marcó a primeros de abril, cuando llegaron a ser 25. Como referencia, el Zoosanitario cuenta con 120 cheniles para alojarlos.
La estadística en este caso también anima claramente a la esperanza: en 2020 pasaron por las instalaciones municipales 505 perros, un 33% menos que el año anterior. Tuvieron que ser eutanasiados 78, lo que supuso un descenso del 64%.
Desciende el número de animales acogidos en la Protectora
La presión también está bajando en el Refugio de la Sociedad Protectora de Animales, aunque en menor medida que en el Centro Zoosanitario. La presidenta de la ONG, Carmen Manzano, reconoce que el número de ejemplares acogidos ha bajado en fechas recientes y ahora albergan a un centenar menos, con lo que se ha pasado de 900 a 800. De estos, 600 son perros y 200 gatos. La cifra sigue estando muy por encima de la capacidad óptima de las instalaciones, que es de unos 400 canes y 160 felinos.
«Es verdad que el abandono ha bajado, y eso es vital para llegar al sacrificio cero», afirma. En el otro lado, advierte de que sus cifras mejoran menos que las municipales porque quienes se desprenden de sus mascotas tienden a llevarlos a esta institución antes que a la municipal, por la confianza en que no serán sacrificados. Al mismo tiempo, el convenio con el Ayuntamiento hace que asuman mensualmente la derivación de varios ejemplares desde la entidad pública. A pesar de todo, la conclusión es positiva: «No hay duda de que se está esterilizando y las colonias de gatos están controladas; el protocolo CER está surtiendo efecto y hay menos gatos ferales, por lo que se demuestra que esto funciona, y no sacrificarlos como se hacía antes».
De este modo, las colonias se van consumiendo por la mortalidad de los individuos, sin que aumente la población. A la vez, estos animales siguen aportando sus efectos beneficiosos a la sociedad, especialmente en el control de las plagas urbanas (de roedores e insectos). Y también son un atractivo turístico, como ocurre, por ejemplo, con la colonia que existe en la Alcazaba.
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