Málaga extenderá la red de desfibriladores a las calles y plazas más concurridas

De momento, los únicos ubicados en la vía pública son los instalados hace un año en la calle Larios (en las esquinas con Álvarez-Fonseca y Sancha de Lara), que fueron donado por Sanitas a través de la Fundación Española del Corazón. Y ante el interés mostrado por otras entidades en colaborar en esta misma línea, la fórmula que ha abierto el Ayuntamiento para incrementar la presencia de desfibriladores en espacios abiertos es la de una convocatoria pública de patrocinio para que entidades privadas financien la adquisición de estos dispositivos, los 'tótems' donde serán alojados y su mantenimiento durante un periodo mínimo de cuatro años. Además de ampliar el radio de cobertura en el Centro, también se contempla su instalación en grandes avenidas, paseos marítimos y entornos de centros comerciales.

Si contar con un desfibrilador cerca en caso de emergencia puede ayudar a salvar vidas, también es fundamental saber manejarlos, de ahí que el programa Málaga Cardioprotegida también incluya cursos de formación para aprender a usarlos dirigidos tanto a empleados municipales que se desarrollan en la Escuela de Seguridad Pública del Ayuntamiento como a ciudadanos a través de entidades como la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) la Asociación de Expacientes de Medicina Intensiva del Hospital Clínico Universitario (Expaumi).

En este sentido, cabe precisar que estos aparatos incluyen instrucciones por voz en varios idiomas para ponerlo algo más fácil en caso de emergencia, explicando cómo realizar una reanimación cardiopulmonar (dónde y cómo poner las manos, cómo hacer las insuflaciones e incluso marcando con un metrónomo el ritmo de las compresiones) así como ofreciendo indicaciones sobre la propia descarga. Además, la mayoría van equipados ya con un sistema de aviso automático al 112 en cuanto se abre la vitrina.

Desde la Fundación Española del Corazón recuerdan que ante una parada cardíaca hay que reaccionar de manera muy rápida, por lo que hay que llamar al 112, realizar secuencialmente las maniobras de reanimación y pedir que alguien localice el desfibrilador más cercano para aplicar las descargas mientras llega la ambulancia. El tiempo es fundamental, toda vez que la desfibrilación en los primeros cinco minutos del colapso puede suponer una tasa de supervivencia de hasta el 70%. Ante esta realidad, de forma paralela a la iniciativa pública, en el ámbito privado cada vez son más las empresas e incluso las comunidades de propietarios de edificios residenciales que cuentan con desfibriladores como medida preventiva.