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MIGUE FERNÁNDEZ
Medio siglo de lecciones en 'el Sierra'

Medio siglo de lecciones en 'el Sierra'

El centro de Ciudad Jardín complementó la oferta del Gaona y Martiricos y desde su inauguración se promovió la tolerancia y democracia

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Domingo, 22 de abril 2018, 00:40

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Franco aún vivía, pero el régimen agonizaba. En una España con ansias de libertad comenzaba su andadura el tercer instituto de la provincia de Málaga, que se creó a instancias del Martiricos, el instituto masculino de la capital (las niñas estaban en el Gaona). El Sierra Bermeja fue así el primer instituto mixto, aunque durante varios años niños y niñas estaban en clases separadas e incluso tenían una entrada diferenciada. La propuesta de denominación que hizo el claustro de profesores no fue muy bien acogida por las autoridades del Ministerio de Educación, que hasta en tres ocasiones pidieron explicaciones de ese nombre. No llegaban a entender que se eligiera el nombre de una sierra tan alejada de la capital y temían que hubiera una intención oculta que no llegaban a entender. Eran tiempos en los que se desconfiaba y sospechaba de todo. Finalmente se admitió el nombre, sin que los censores se percataran de que bermejo es el color rojo.

No se equivocaron los que propusieron ese nombre, porque el centro y sus profesores tuvieron una implicación muy directa en la transición política. Frecuentes eran las protestas y los cortes de carretera frente al instituto, en la actual avenida Ramón y Cajal. Y uno de sus profesores, Rafael Ballesteros, encabezó la lista socialista en las primeras elecciones democráticas al Congreso de los Diputados y fue destacado dirigente del PSOE malagueño.

Niños y niñas, separados

Durante todo el curso se están desarrollando actividades para recordar este aniversario. El acto inaugural se celebró esta pasada semana, con la inauguración de una plaza dedicada al arquitecto malagueño que diseñó el instituto, José María Santos Rein. No es un centro al uso, y el espacio está ocupado por construcciones a modo de 'casas' con tejados a dos aguas. Con una filosofía pedagógica muy vanguardista, cada aula tenía un patio con jardín exclusivo, que se podía utilizar como aula exterior, explica el director del Sierra Bermeja, Antonio Gálvez Galiano.

Todavía están en uso las dos puertas destinadas a niños y a niñas, aunque la separación por sexos duró hasta el curso 1972/73. Los profesores tenían su propia puerta de entrada.

El equipo directivo ha reunido materiales de la época y ha recreado en un rincón aquella vieja aula del 67, que supone un baño de melancolía para muchos de los que por allí pasan, al ver los viejos atlas Salvat o los libros con los que estudiaron la entonces EGB o BUP. Se conservan los sellos con las firmas de los directores o el de la cartilla de escolarización. Uno de los sellos es el de Rosa Francia (esposa del alcalde), profesora de Latín, elegida directora en 1976. En sus aulas se han formado miles de malagueños, en unos años además en los que sin universidad en Málaga los institutos suplían estas carencias formativas o de actividades culturales. Allí nació una revista literaria, Tediria, y se organizaban conciertos o proyecciones de cine con cierta frecuencia. Por cierto, que el oratorio original se convirtió primero en sala de proyecciones y, en la actualidad, salón de actos. La mayoría de sus alumnos han sido personas anónimas que han desarrollado su actividad profesional. Otros han tenido una relevancia pública, y hablan con orgullo de su instituto, como es el caso del acto Antonio de la Torre o del profesor universitario y exconcejal de IU Pedro Moreno Brenes.

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El centro cuenta actualmente con 850 alumnos y 74 profesores. Imparte Secundaria, Bachillerato y ciclos formativos de grado Medio y Superior. También se ha adaptado el Bachillerato musical, que cursan algunas asignaturas en el centro y luego se trasladan al cercano conservatorio Manuel Carra, explica la vicedirectora, María Pinazo.

Esta presión de alumnado ha desdibujado en cierta medida la arquitectura original del instituto diseñado por Santos Rein por las sucesivas ampliaciones, aunque mantiene ese aire hogareño que le imprimen sus 'aulas-casa'. En los cambios de horario, los alumnos salen de una a otra clase, con unos minutos de relax y distracción que agradecen. Y en un rincón, un grupo de alumnos se afana en la tarea de preparar el pequeño huerto escolar, que cuenta incluso con su invernadero. Las intensas lluvias de estas últimas semanas han retrasado las tareas de siembra. Antonio Gálvez considera que es una actividad muy interesante, que genera la implicación de muchos de los estudiantes. Ejemplo de compromiso de una comunidad educativa muy unida que confía en seguir formando a nuevas generaciones de jóvenes del barrio con el mismo espíritu de tolerancia, libertad y democracia que ha marcado este primer medio siglo del Sierra Bermeja.

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