José Carlos Díez: «En Málaga hay empresarios innovadores, pero necesitamos más»

«En Málaga tenéis una conectividad espectacular, una buena universidad, un parque tecnológico con grandes empresas. ¿Qué falta? Pues faltan empresarios innovadores. Ya hay un ecosistema de innovación, hay empresas pequeñas que empiezan a surgir con una visión global, pero necesitamos más», argumenta el experto, colaborador habitual en tertulias de diversos medios de comunicación. Esta fórmula, defiende, «permitiría crear mucho más empleo de calidad, que haya más autónomos y pymes que tengan que dar servicios a esas empresas y que sus trabajadores tengan que ir a los restaurantes y tiendas de Málaga, lo que aumentaría la riqueza y el bienestar de todos los malagueños».

Insiste en que no se trata solo de que nazcan nuevas firmas con ese perfil, sino que las que ya existen, «las que ya saben gestionar y ganar dinero, entren en dinámicas de innovación e internacionalización».

En una provincia con el turismo como pilar de la economía, José Carlos Díez propone «un plan para diversificar y entrar en los segmentos de negocio donde se están creando más y mejores empleos». También en esta industria cree necesario dar un salto hacia la calidad: «Si perdemos un 10% de los turistas porque prescindimos del 'low cost' extremo y de todo este turismo de borrachera, de despedidas de solteros y juergas; pero subimos un 20% el precio medio, ingresaremos más dinero, tendremos más empleo y no estaremos haciendo saturación de un bien como son las ciudades».

Para el economista, en «términos técnicos», la crisis ha pasado. «Pero en términos sociales y psicológicos, todavía no. Hay cicatrices muy grandes». Por más que las cifras de empleo sean positivas, «ahora falta que aumenten los salarios, que creemos un empleo de mejor calidad y con mejores condiciones».

Aunque se repiten ciertos indicadores, como el alza del precio de la vivienda, Díez marca las distancias con la situación de 2007: «No hay un boom de vivienda de construcción ni sobreendeudamiento hipotecario». El problema reside en que los sueldos no suben al mismo ritmo que el ladrillo: «Así que llegará un punto en el que el precio no será accesible, la gente dejará de comprar casas y los precios volverán a caer. Y tenemos que entenderlo como algo normal».

Colaborador hasta hace poco más de un año del PSOE en materia económica, asegura que su actual relación con el partido es solo de «cordialidad y amistad». Anda enfrascado en proyectos privados, en poner en marcha un fondo de capital riesgo para llevar a la práctica lo que plantea en su libro, el tercero tras 'Hay vida después de la crisis: El economista observador' y 'La economía no da la felicidad: pero ayuda a conseguirla'. «¡Fíjate si me creo el libro que voy a meter mi dinero y el de inversores en empresas de este tipo!», exclama.