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San Felipe con Servitas. :: s. fenosa
La huella de san Felipe Neri en Málaga

La huella de san Felipe Neri en Málaga

Este santo está muy presente en la Diócesis gracias a la parroquia que lleva su nombre y a una congregación en Antequera

BEATRIZ LAFUENTE

MÁLAGA.

Domingo, 26 de mayo 2019, 00:05

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Hoy domingo, 26 de mayo, se celebra el día de san Felipe Neri, conocido como el heraldo de la alegría. Un santo que solía saludar a sus amigos diciendo: «Y bien, hermanos, ¿cuándo vamos a empezar a ser mejores?» y que continúa muy presente en la Diócesis de Málaga gracias a la parroquia que lleva su nombre y a la Congregación de Filipenses Hijas de María Dolorosa presentes en Antequera y en la capital desde el siglo XIX.

La parroquia de la Santa Cruz y San Felipe Neri tiene su origen en el oratorio que formaba parte del palacio del segundo conde de Buenavista, Antonio Tomás Guerrero Coronado y Zapata, quien entre 1720 y 1730, edificó una pequeña capilla de planta octogonal atribuida al arquitecto Felipe de Unzurrunzaga, que corresponde en la actualidad con el presbiterio. Como explica el sacristán de la parroquia, José Manuel García Jabato, «tras enviudar por segunda vez, el conde de Buenavista tomó la decisión de hacerse sacerdote. Y, en su testamento, especificó que cedía el edificio a los filipenses siempre que se rindiera culto también a la Santísima Virgen de los Dolores, la de los Siervos de María, de la que era muy devoto».

El templo se fue ampliando con los años con «la actual nave elíptica, que es obra de Antonio Ramos Medina; y la fase final de la construcción, que se atribuye a Martín Aldehuela. Pero con la Desamortización de Mendizabal, los filipenses se vieron obligados a dejar el templo. Luego, en 1841, se erigió como parroquia filial de los Mártires». Son pocas las personas que conocen tantos detalles de esta parroquia, pero es que, como afirma José Manuel García, «yo he crecido aquí. Mi padre colaboró durante 50 años en esta parroquia, en la que yo llevo cerca de 30 colaborando, y otros tantos como lector de la Catedral».

En el año 2000 comenzaron los trabajos de rehabilitación del templo, que se han ido llevando a cabo en diferentes etapas. Y una vez concluida la restauración, el pintor Raúl Berzoza elaboró una obra para cada una de las seis capillas del presbiterio en las que se representan momentos de la vida de San Felipe Neri y de la resurrección de Cristo. A lo que hay que sumar una nueva talla de San Felipe Neri, obra de los escultores Raúl Trillo y Salvador Lamas, «porque la anterior estaba muy deteriorada -como afirma este sacristán- pero se está restaurando, y esperamos que pronto esté de vuelta en la parroquia». Este templo es muy conocido, además, por ser la sede canónica de diferentes cofradías, como son: Salutación, Santa Cruz, la Sangre y Servitas, cuya titular es una talla atribuida a Fernando Ortiz (siglo XVIII) y que lleva más de 300 años recibiendo culto en este templo. Como recuerda José Manuel García, «esta parroquia ha tenido una vida muy rica a lo largo de los años. Recuerdo que se hacían cinco misas diarias y siete los días de fiesta y todas se llenaban, pero la población del barrio ha cambiado mucho y se han creado muchas parroquias en la zona que antes atendía San Felipe».

Como explica el párroco de la Santa Cruz y San Felipe Neri, Alejandro Pérez Verdugo, «este año, al caer la fiesta en domingo del tiempo pascual, trasladamos la celebración al martes 28. Este día celebraremos una Misa y posteriormente tendremos un ágape con los participantes». Y es que, esta parroquia tiene una vida muy activa, «pero sobre todo viene mucha gente a rezar, conservando su origen de oratorio».

Hijas de María Dolorosa

Esta congregación fue fundada por el padre Francisco García Tejero, sacerdote de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri y Madre Dolores Márquez de Onoro, con el propósito de ayudar a los más desfavorecidos siempre desde la alegría, la acogida y la sencillez, fieles al estilo de San Felipe Neri. En la actualidad, son 11 las hermanas presentes en la Diócesis, entre Málaga y Antequera. Una de ellas, la hermana Inmaculada Dutrús, explica que «llegaron primero a Antequera, de la mano de un grupo de señoras devotas que impartían clases a las niñas pobres de dicha ciudad, pero algunas de ellas veían que no era suficiente, por lo que entraron en contacto con nuestra congregación que tenía colegios en Sevilla, Jerez y Córdoba. Finalmente, la congregación se estableció en el antiguo convento de Agustinas Recoletas, vacío desde la Desamortización».

Con respecto a la comunidad de Málaga, recuerda la hermana Inmaculada que «la congregación aceptó hacerse cargo del llamado Asilo San Carlos y Santa María Magdalena, que desde 1681 acogía a mujeres que abandonaban la prostitución y que había dependido del Obispado durante varios siglos. Finalmente, en 1882, con la llegada de la madre fundadora y un grupo de religiosas, se constituyó la comunidad en el Asilo de San Carlos (en la zona de la Trinidad). Casi desde el principio, hasta bien mediado el siglo XX, en aquella casa no sólo ha habido hogar de acogida, sino que también había una clase para niñas externas y posteriormente escuelas dominicales para jóvenes trabajadoras. Siempre guiados por la pedagogía del amor. De hecho, las mismas jóvenes acogidas en nuestra primera casa comenzaron a llamarnos con el nombre de 'Madre', en muchos casos 'mamá'; y así queremos ser buenas madres para ellos y verlos como nuestra familia. No somos sólo la 'responsable del hogar', queremos ser la 'madre del hogar'. Algunas de nosotras incluso tenemos 'nietos' y somos llamadas 'abuela' por los hijos de las jóvenes que un día acogimos en nuestros hogares».

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