Saturnino Moreno: «El Guadalmedina debería tener un cauce ecológico; y las riberas, uso ciudadano»
«Debería elaborarse un plan de recuperación del paisaje dunar de Arraijanal, el único de la capital», dice este ingeniero técnico industrial, geógrafo y ecologista
PILAR R. QUIRÓS
MÁLAGA.
Domingo, 18 de agosto 2019, 00:22
Pudiera ser uno de esos hombres del Renacimiento, amantes de lo suyo, la naturaleza, a la que le ha dedicado toda su vida, pero siempre ... atento al devenir de otras ciencias que caigan en sus manos. Hasta hace poco, responsable del Observatorio Provincial de Sostenibilidad de la Diputación, en donde podría haber seguido trabajando más allá de los 70 años. Su tiempo de jubileo lo ha dedicado en parte a un exquisito ejemplar, 'La naturaleza y el paisaje de Málaga, a través de viajeros naturalistas y científicos', de la colección Alforja, editado por La Serranía.
-Medio ambiente en Málaga. ¿Podemos estar orgullosos?
-No estamos orgullos de la gestión del medio ambiente en Málaga ni en la provincia.
-¿Por qué no?
-En el caso del medio ambiente urbano porque la ocupación del territorio ha sido muy invasiva en espacios de gran interés ambiental. En segundo lugar, hay otro tema clave como son los residuos, los ruidos... En el medio natural falta una mejor gestión del territorio y los espacios naturales deberían tener más medidas de conservación de la biodiversidad. En el medio marino hay grandes déficits por la ocupación de espacios vitales como las zonas dunares en Marbella o Arraijanal, en Málaga. Debería elaborarse un plan de recuperación y restauración de esta zona dunar, que es el único paisaje de estas características que nos queda en la capital. Y proteger definitivamente las dunas de Matas Verdes, en Estepona, que son un enclave de primera magnitud ambiental.
-¿Qué es necesario proteger en Arraijanal?
-En principio todo el espacio dunar, desde la zona de la playa hasta el interior. Sobre todo hay una especie, el lirio o azucena de mar, que es la más significativa porque está protegida, también el cardo marítimo, el palmito, o en el sotobosque de sabina mora. Si se protegieran se reproducirían solos, pero también se puede repoblar con especie propia de la zona.
«Lo de usar el Guadalmedina como vía de comunicación norte-sur es una de las fantasías que se ha ido al traste; espero»
«Me pregunto por qué no quedan figuras insignes que se dediquen a la política un cierto tiempo»
-¿Es incompatible con las instalaciones del Málaga CF?
-Es absolutamente incompatible. El uso del espacio supondrá contaminar con los riegos de los campos, que afectarán al acuífero litoral, la presión humana sobre el espacio. En lugar de conservarlo como continuidad de un espacio natural se lo damos a una entidad privada para que lo gestione, lo que es una barbaridad porque hay más espacios para hacer esas instalaciones. En definitiva, el Málaga, no lo olvidemos, es una entidad privada que hará con eso lo que le dé la gana.
-¿Desde que empezó en los 80 esta travesía en defensa de la naturaleza. ¿Ha cambiado algo?
-Sí ha cambiado bastante en cuanto al conocimiento de la naturaleza y la concienciación ambiental. Aunque cada vez somos más agresivos con el medio ambiente. En el tema del cambio climático cada día vamos a peor. A todos nos apena muchísimo, pero es evidente que es un proceso imparable, y no hacemos nada: lo único que hacemos es escenificar acciones pero sin ir al fondo.
-Hablamos del Guadalmedina, de usar el cauce, pero pocos dicen que se reforeste su cabecera. ¿Falta de sensibilidad o urbanismo a ultranza?
-En tiempos en los que se hacían actuaciones forestales se hizo toda una reforestación en la margen izquierda del río, aunque falta la margen derecha. Lo cierto es que lo urbano está a expensas de las ocurrencias de los distintos mandamases y fantasías políticas. Entre ellas, aquella que tuvo la que fuera alcaldesa de Málaga de usarlo como vía de comunicación norte-sur, y desviar el cauce del río hacia el peñón del Cuervo. Eso afortunadamente es una de las fantasías que se han ido al traste; espero. Se podría recuperar el cauce abriendo las compuertas de la presa del Limonero, que es de laminación; no es para abastecimiento de agua. Podría haber un caudal ecológico y utilizarse como zona de ribera los laterales.
-¿Y cuándo no haya agua?
-(Se ríe jocosamente). Pues entonces no hay agua. Es una rambla. Un sistema fluvial que funciona con la lluvia. No hay por qué tener un cauce permanente. El agua no es sólo superficial, el acuífero sigue funcionando.
-Acaba de publicar un libro muy cuidado sobre viajeros, naturalistas y científicos que han estado en contacto directo con la naturaleza en Málaga. ¿Por qué esta inquietud?
-Cuando llegamos Chelo (su mujer, Chelo Atencia), que es fundamental en todo esto; y yo a Málaga veníamos muy marcados por lo que habíamos hecho en Cataluña y el Pirineo por el tema de las rapaces carroñeras. Nos dedicamos a recorrer la provincia de Málaga, sobre todo las zonas de montaña, y no encontramos ninguna información sobre el tema. Empezamos a buscar censos de buitres y Málaga no aparecía. Aparecía alguna buitrera de Málaga como extensión de Cádiz. Nos impulsó a buscar en los libros más antiguos por si alguien nos contaba en sus escritos algo sobre los buitres y la naturaleza. Fuimos escarbando en todos esos libros publicados desde el siglo XVIII, viajeros, naturalistas y científicos y descubrimos zonas como la Serranía de Ronda, el Torcal de Antequera, la laguna de Fuente de Piedra, El Chorro, Sierra Tejeda y Almijara. En todos estos lugares los viajeros tenían mucho interés y ahí centramos nuestras primeras investigaciones. Aquellos que iban buscando rapaces para cargárselas y los huevos... nos interesó mucho porque eran citas estupendas para ver el estado de las especies de la fauna de ese momento. Los buitres para nosotros eran como una cereza en un cesto de cerezas, tiramos de ellos y descubrimos otras muchas cuestiones.
-¿Por qué Silvema, la asociación que lideraron su mujer y usted perdió fuelle?
-En Ronda continúa con fuerza.
_¿Y en la capital por qué no sigue?
-Lo lógico es que haya un reemplazo generacional. El seguir liderando una organización de defensa ecologista implica mucho esfuerzo, y nada viene regalado en los temas de lucha y concienciación ambiental. Una vez terminó nuestra vida activa en esto, los que debieron continuarlo no tuvieron suficiente fuelle. Nosotros estuvimos liderándolo 18 años. Cualquiera lo podría retomar.
-En una de las páginas de su libro aparece una ilustración de un lince ibérico y explica que se distribuía por Benahavís, Istán, Estepona, Pujerra, Gaucín, Tolox y Yunquera. ¿Por qué se extinguió este felino en la provincia?
-No lo sé con toda precisión, pero posiblemente fuera por la cacería al ser piezas de caza. El lince es un predador, básicamente de conejos. Fueron objeto de cacería, de trampeo para que no se perdieran los conejos. Ocurría lo mismo con el lobo, otro predador que también había en Málaga, en la sierra de Tejeda-Almijara.
-¿Cómo están los pinsapos? ¿Les afecta el cambio climático?
-Eso lo contestaría mejor un especialista como Pepe Quintanilla (funcionario de la Junta). Pero yo creo que el pinsapar está mejor que cuando lo descubrió Boissier. Cuando aterricé por Málaga, en los 80, se utilizaba como árbol de Navidad.
-¿Se alegra del parque nacional Sierra de las Nieves?
-Yo creo que sierra Bermeja, con una importante extensión de pinsapos y especies propias de las peridotitas, endémicas de Málaga, también debía ser parte del parque nacional.
-En su libro aparecen figuras insignes como Modesto Laza, farmacéutico, botánico y concejal de Málaga. Impulsor del jardín botánico de la Concepción, y de la Universidad de Málaga. ¿Por qué ya no quedan figuras así en la política?
-Eso me gustaría saber. Ya no hay figuras insignes y valiosas que quieran dedicarse a la política. Hay personas muy valiosas que le tienen un cierto rechazo a los partidos. Hay gente que se dedica profesionalmente a la política y eso es lo peor que hay. Modesto Laza dedicó un tiempo a la política, pero no era un modo de vida. Luego tuvo muchos problemas porque fue represaliado durante el franquismo. Lamenté no conocerlo porque murió en el año 81. Conocí a su hijo, Ignacio, que dio mucha información de su padre. Curiosamente, su hijo llegó a ser profesor de la Universidad de Málaga, que impulsó su padre.
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