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La movilidad entre las provincias andaluzas es un elemento necesario para el sector turístico. ÑITO SALAS
El Gobierno da el visto bueno a que Málaga pase a la fase 3 de la desescalada como defendía la Junta

El Gobierno da el visto bueno a que Málaga pase a la fase 3 de la desescalada como defendía la Junta

Esa decisión, que entrará en vigor el lunes, favorecerá la reactivación de la economía y del turismo y permitirá una mayor movilidad

Ángel Escalera

Málaga

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Sábado, 6 de junio 2020, 00:41

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En la etapa final de la desescalada no habrá una Andalucía de dos velocidades. Tal como reclamaba la Junta, el Gobierno dio luz verde ayer a que Málaga y Granada pasen la fase 3 (tras estar solo una semana en la 2) junto a las otras seis provincias andaluzas. La decisión fue acogida como un balón de oxígeno por distintos sectores productivos malagueños, muy necesitados de salir de la crisis en que se encuentran como consecuencia de la pandemia.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue el encargado de comunicar en una rueda de prensa que la provincia de Málaga pasará el lunes a la fase 3 de la desescalada tras haberlo autorizado el Gobierno, lo que la acerca cada vez más a lo que se denomina 'nueva normalidad'. Avanzar de fase es muy importante para lograr una reactivación de la economía y del turismo, así como para conseguir una mayor movilidad, elementos imprescindibles para que los sectores productivos malagueños puedan ir cogiendo aire tras cerca de tres meses de asfixia originada por la crisis sanitaria, lo que obligó al Gobierno a decretar el estado de alarma y a confinar a los ciudadanos en sus domicilios.

En esta ocasión el Ministerio de Sanidad sí ha atendido la petición de la Junta para que Andalucía al completo transite a la tercera etapa de la desescalada y no ha dejado fuera a Málaga y a Granada, como sucedió en el avance a las dos fases anteriores, en las que ambas provincias pasaron una semana más tarde que Almería, Cádiz, Córdoba, Huelva, Jaén y Sevilla.

La Junta decidirá sobre la movilidad entre provincias tras la reunión de hoy del comité de expertos de la crisis

La Junta había manifestado en su negociación con el Gobierno que no quería una Andalucía de dos velocidades, por entender que eso supondría un perjuicio para la imagen de Málaga y de Granada y un agravio comparativo, puesto que ambas cumplían de sobra con los criterios epidemiológicos y sanitarios (mejores que los de otros territorios que sí recibieron el visto bueno para avanzar de fase en ocasiones anteriores) para no quedarse atrás respecto al resto de Andalucía.

Tras conocerse la positiva noticia para Málaga, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se congratuló de que esta vez el Gobierno no hubiese dado de lado a Málaga y a Granada. «No tenía sentido que ninguna provincia se quedara atrás cuando somos la comunidad con menor incidencia», aseguró. Moreno precisó que hoy habrá una reunión del comité de expertos en la que se tomarán las «decisiones oportunas» en esta nueva fase «con transparencia, rigor y responsabilidad». Después de escuchar a los expertos, el Gobierno andaluz deberá decidir si permite la movilidad entre las ocho provincias andaluzas a partir del lunes, algo que ha sido reclamado desde distintos ámbitos y que se considera un elemento prioritario para dar un respiro al sector turístico malagueño.

Una vez que desde el lunes Andalucía esté en la fase 3, el control del proceso de desescalada lo asumirá el Gobierno andaluz, que será el que determine el tiempo de duración esta última etapa antes de entrar en la llamada 'nueva normalidad'.

Respecto a por qué esta vez el Ministerio de Sanidad sí ha tenido en cuenta la petición de la Junta sobre el avance conjunto de las ocho provincias andaluzas, Salvador Illa señaló que las condiciones epidemiológicas de Málaga y de Granada así lo aconsejaban. Y puntualizó que los datos de ambas provincias sustentaban hacer caso a la petición del Gobierno andaluz para el pase de fase.

Por su parte, el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, aseguró que «por fin el Gobierno ha atendido las reclamaciones de la Junta» y ha admitido que Málaga y Granada avancen al mismo ritmo que el resto de Andalucía. Aguirre afirmó: «Habría sido un gran error que no pasaran, ya que cumplen absolutamente con todos los requisitos sanitarios, epidemiológicos y asistenciales». Aguirre dejó claro que la Consejería de Salud y Familias no dará ningún paso sin que los técnicos lo avalen.

La delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, manifestó que pasar de fase con el resto de provincias andaluzas «era, ni más ni menos, que lo justo». Navarro recalcó que Málaga nunca debió quedarse atrás. «El Gobierno ha reconocido por fin el esfuerzo colectivo de las instituciones, de la sociedad civil y de los profesionales de actividades esenciales que se han dejado la piel», declaró.

El avance de la provincia malagueña a la última etapa de desescalada también fue muy bien acogido por el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, y por el presidente de la Diputación , Francisco Salado. Ambos esperan que ese pase de fase suponga un impulso para la economía y el empleo.

La chincheta: Una Andalucía solidaria y descentralizada

Que Andalucía pase al completo a la fase 3 ha sido una buena noticia que puede verse ampliada si hoy la Junta y el equipo de expertos dan vía libre a la movilidad entre provincias, algo que para el turismo de Málaga es esencial por el peso de los turistas andaluces en el conjunto de visitantes. Y también ha sido positiva la posición firme de la Junta de condicionar la movilidad a que toda las provincias estuvieran en la fase 3, porque se transmitió que hay que pensar en el bien general de la comunidad y no en el particular de una zona concreta. Por ello no se entiende que desde Sevilla se criticara con insistencia esta posición y se presionara para que, independientemente de lo que dijera el Gobierno, hubiese movilidad entre Sevilla, Cádiz y Huelva. Es decir, que desde Sevilla se pudiera ir a las playas de Huelva y Cádiz. Se rompía así el sentido de unidad y solidaridad y, además, se ahondaba en el desprecio histórico hacia provincias como Almería. Andalucía debe entender, y ahora más que nunca, la importancia de una política solidaria y descentralizada que piense en el beneficio de todos y que contemple Andalucía desde la diversidad y el esfuerzo común y no sólo desde las orillas del Guadalquivir como ha ocurrido durante tanto tiempo.

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