Freepik, el negocio millonario que surgió de una necesidad
La empresa malagueña, recién adquirida por un fondo sueco, nació por la inventiva de uno de sus socios para conseguir imágenes gratuitas
La historia del nacimiento de Freepik se podría resumir en una máxima: hacer de la necesidad, virtud. Esto es, la oportunidad de sacar provecho de ... lo que, hace sólo diez años, era un problema. Lo del beneficio está claro: la empresa malagueña acaba de ser adquirida por el fondo de inversión sueco EQT, en una operación valorada en unos 300 millones de euros. ¿Y cuáles eran los escollos? Básicamente, las dificultades económicas que sus fundadores tenían al principio de su carrera para conseguir imágenes y vectores de uso gratuito para nutrir otros proyectos digitales en los que trabajaban.
El primer embrión del proyecto lo puso Pablo Blanes, 42 años. Hijo del reconocido fotógrafo malagueño Pepe Ponce (ambos se apellidan Sánchez de primero pero utilizan el segundo para firmar), empezó su carrera profesional como reportero gráfico de prensa en el antiguo Diario Málaga, 20 años atrás. Según relata, ya entonces tenía un boceto de su primer portal en internet, que se llamó Málaga Imagen, y desde muy pronto compaginaba ambas tareas. En este primer banco de fotos digital va volcando las que él y su padre hacen, relacionadas sobre todo con el turismo y la provincia.
A partir de ahí surge un proyecto con un carácter más internacional, que fue Photaki. Hacia el año 2010 unas oficinas alquiladas de la urbanización Los Arcos, en la calle Ayala, se convierten en el garaje de Apple en versión malagueña. Aquel espacio es un coworking donde se dan cita otros reconocidos emprendedores. Joaquín Cuenca empieza como mentor y terminará como socio y figura clave del proyecto. Allí surgen también otras grandes empresas tecnológicas como Resultados Fútbol (el embrión de Besoccer), a cargo de Manuel Heredia; y Ruralidays, una web especializada en turismo rural, entre otras. «Aquel polo se convirtió en un potente imán de talento», afirma Pablo Blanes.
Entonces, entra en escena su hermano, Alejandro Blanes, 36 años. Como curiosidad, los dos nacieron en el mismo mes, febrero. Se forma en un grado superior de desarrollo de aplicaciones informáticas, aunque asegura que casi todo lo que ha aprendido lo ha hecho de manera autodidacta. Luego hace un máster de diseño en el PTA y pasa por un par de empresas dedicadas a desarrollo de web y aplicaciones. En una de ellas conoce a Manuel –Manu– Heredia, y juntos emprenden con Resultados Fútbol.
Una herramienta personal...
A los dos años deja el trabajo y se incorpora por las mañanas a ayudar a Pablo con Photaki, y por las tardes al proyecto que comparte como socio con Heredia, y así está durante cinco años. En esas se le ocurre crear Freepik. Básicamente, lo que Alejandro hace es una herramienta para obtener imágenes y vectores gratis. «Teníamos cero presupuesto y andaba siempre bicheando en webs que ofrecían recursos gráficos gratuitos como gancho de marketing, a cambio de que metieras el correo electrónico», narra. «Lo que hice fue un pequeño buscador que todos los días rastreaba en los 30 sitios donde ya sabía que había recursos de ese tipo y los ordenaba, y así eran fáciles de encontrar».
Al principio no era más que «una especie de hobby» al que le dedicaba los fines de semana, hasta que su invento alcanzó tanto tráfico que superó con creces la facturación de Photaki y les obligó a dedicarle más recursos. Reconoce sin tapujos que al principio no lo veía como un negocio, sino como algo útil para su trabajo personal y para los de su gremio. El metabuscador –una especie de 'minigoogle'– al principio se monetiza precisamente con publicidad del gigante mundial de las búsquedas.
Pasados cinco años los socios ven que el proyecto es un éxito y Alejandro vende su participación en Resultados Fútbol. Aquella decisión no fue fácil, ya que esta otra empresa también iba muy bien, pero se decanta por su proyecto personal. Después llegan los acuerdos comerciales, sobre todo con la multinacional de las imágenes Shutterstock. El empresario sonríe al recordar que la primera factura fue de 400 euros, y llegaron a cobrarle 1,5 millones de euros... al mes. Posteriormente, el gigante Adobe tomó el relevo como principal anunciante.
...Útil para mucha gente
Pablo añade: «Fue una sorpresa porque hicimos algo que era útil para nosotros y al final resulta que lo es para mucha gente en el mundo». Aquel robot indexaba contenidos gráficos de otras webs, gratuitos y con licencia libre, sobre todo ilustraciones, para profesionales del diseño. Pero aquellos recursos eran muy limitados y de baja calidad. Por eso, destaca que el gran salto que dio Freepik fue el de dedicarse a producir masivamente ese tipo de contenidos y crear un stock que cubriera las necesidades de los creativos. «Ahora es normal pero antes era una locura, dedicarte a regalar contenidos de gama media y alta». Además, a los rendimientos iniciales de la publicidad le añadieron después los del formato 'freemium', esto es, una extensión de la web que sólo es accesible mediante pago.
«Como somos unos inconscientes nos ha salido bien», bromea Alejandro, que da un valor esencial al hecho de haber sido capaces de emprender a este nivel sin abandonar sus raíces. «Siempre desde Málaga», sentencia. De hecho, una de las razones por las que han decidido dar este último salto en su carrera de la mano de un fondo de inversión es para no tener que cambiar: «Podíamos haber ido con Adobe, que habría supuesto tener que pasar tiempo en Estados Unidos, pero hemos preferido ser más libres, seguir nuestro camino y mantener aquí la sede principal. Queremos generar empleo y hacer algo grande desde Málaga, donde hay muchísimo talento».
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