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De espaldas, el ciudadano que acudió en ayuda de un menor y que fue acorralado en el parque.
Falta de seguridad... y de solidaridad

Falta de seguridad... y de solidaridad

Cosas de la ciudad ·

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Domingo, 7 de octubre 2018, 12:57

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Ocurrió esta semana y pone de manifiesto la necesidad de dotar de seguridad a un recinto donde ya se han producido agresiones a animales, actos vandálicos y robos. El martes, a las seis de la tarde, un ciudadano disfrutaba con su hijo de cuatro años y con la abuela de este junto al estanque del Parque del Oeste, cuando afirma que se le acercó un adolescente de unos 14 años llorando y le pidió ayuda porque le acababan de robar el móvil. La reacción de este ciudadano, un funcionario público, no se hizo esperar. Tras dejar en la zona a su madre y a su hijo salió corriendo a ayudar al chaval para buscar a quienes le habían robado el móvil. Unos jóvenes que estaban en la zona se unieron a él en la búsqueda de los ladrones. Tras varias vueltas, dieron con quien le había robado el móvil al muchacho. «Lo retuve y regresé adonde estaba mi madre y mi hijo y llamé a la policía», dice. Sin embargo, mientras ésta llegaba, el hombre se vio rodeado por un grupo de jóvenes, entre ellos varios mayores de edad, que empezaron a amenazarle e insultarle para que soltara al ladrón. «Era entregarle al ladrón o buscarme una ruina delante de mi crío y de su abuela, mi madre 77 años», dice resignado este ciudadano, que se lamenta de la falta de seguridad en el recinto y también de la poca solidaridad encontrada.

«Pedí a la gente que había en la zona que colaboraran, pero pasaron y no me apoyaron...», dice. Y relata indignado que de los dos jóvenes que sí le ayudaron, «a uno de ellos le robaron su reloj», en el forcejeo que mantuvo con el grupo que les acorraló para que soltaran al ladrón.

«Yo estaba paseando con mi crío y con su abuela, mi madre, los dejé y salí corriendo para coger al ladrón, pero...», comenta en el mismo lugar donde ocurrió. «En fin, muchas redes sociales, diversión y realmente muy poca solidaridad, cada un@ va a lo suyo...», reflexiona un hombre que afirma que no es la primera vez que le pasa algo así, pues asegura que «incluso con malos tratos a señoras en la calle me he visto solo».

La situación vivida por este ciudadano se produce en un recinto que carece de toda medida de seguridad. Sólo hay cámaras instaladas en la zona donde se encuentran los animales, y sus usuarios echan en falta cámaras en el resto del recinto para la seguridad de las personas, así como presencia de agentes de la autoridad, uniformados y de paisanos, «para evitar que este hermoso parque del Oeste se transforme en un feudo de delincuentes, donde proliferen los asaltos, el menudeo de droga y los botellones, y para evitar que las familias que llamen la atención a esas personas se vean insultadas, amenazadas e increpadas».

Picaduras de mosquitos

Por otro lado, dice Carmen Corcelles, una lectora que se pone en contacto con esta sección, que «se habla mucho sobre las picaduras de mosquitos en la zona de Guadalmar, pero la realidad es que también en la zona de Ciudad Jardín las estamos sufriendo de manera alarmante. Yo misma sufro muy a menudo «ataques» que me ocasionan en pocos minutos, (diría segundos) seis o siete grandes erupciones que tardan casi una semana en desaparecer, a pesar de haber tomado ya las medidas aconsejadas. Como a mí, le ocurre a la mayoría de vecinos que son sensibles a estas picaduras. Nos gustaría que los expertos se ocuparan de este problema para así hacernos la vida un poco menos incómoda, a mí y a todos los vecinos de Ciudad Jardín».

El Ayuntamiento ha invertido este año 40.000 euros en el control de los mosquitos en la capital, cifra que aumentará a 60.000 euros, el año que viene, según datos del Área de Medio Ambiente municipal, que ha reconocido que ha habido una explosión con las poblaciones de mosquitos en la ciudad, sobre todo en la desembocadura del Guadalhorce.

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