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La Costa del Sol, la capital y los municipios del área metropolitana tienen capacidad para soportar a un máximo de 300.000 habitantes (o equivalentes, teniendo en cuenta las estancias temporales de turistas) más. Se toma como referencia una población actual de 1,4 millones desde Manilva hasta Nerja, incluido Alhaurín de la Torre, Cártama y Ojén. Los recursos hídricos disponibles en la zona para el abastecimiento humano no dan para más, y este horizonte de demanda se producirá, según las proyecciones, hacia el año 2030.
Esta es una de las principales conclusiones a las que ha llegado el estudio de Natalia Losada, 24 años, en su trabajo de fin de Grado de Ciencias Ambientales, dirigido por el profesor Enrique Salvo, de la Facultad de Biología de la Universidad de Málaga (UMA). Para determinar la situación, la investigadora ha analizado imágenes vía satélite de todos los embalses de la provincia entre 2000 y 2015, con lo que se ha medido la variación en la superficie de la lámina de agua año a año, para conocer el volumen disponible en cada momento, según explican ambos.
Con estos parámetros y otras variables se ha visto la evolución y se ha calculado la capacidad de carga. En el periodo 2005-2010 se produjo una bajada «increíble» de los recursos hídricos, explica la investigadora, y advierte de que el estudio también pone de relieve que el año que viene (2018) se entrará en un nuevo periodo de sequía severa, «por la tendencia tan pronunciada de disminución de las precipitaciones, en base al comportamiento de los últimos 15 años», aclara Salvo. Así, con las lluvias y los embalses como grueso del soporte del consumo de la Costa, la capacidad de carga del sistema sólo es sostenible para cuatro años hidrológicos completos, de acuerdo al periodo estudiado, con los recursos disponibles y los habitantes actuales.
A partir de ahí, es previsible que haya problemas de abastecimiento en un futuro próximo. «El sistema no será sostenible», añade Natalia Losada, por lo que el estudio también plantea la necesidad de acudir a infraestructuras para aumentar la capacidad de generación de recursos, tales como la construcción de una nueva planta desalinizadora (aunque con un alto coste económico y de impacto ambiental); así como el recrecimiento del embalse de La Concepción y, lo más importante, la interconexión de las cuencas, para mantener el abastecimiento de la población. También se propone la conexión entre los ríos Guadiaro y Guadalteba y el control de la densidad de población equivalente (turistas), sobre todo en verano.
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